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Comprende el porqué de lo que pasa en tu equipo y establece planes de acción.

Practitioner Belbin.

Todos los miembros de un equipo de trabajo son importantes, sobre todo si tenemos en cuenta el concepto de sinergia, que señala que la acción de dos o más causas que generan un efecto es superior al que se conseguiría con la suma de los efectos individuales. Es decir, los resultados de un equipo representan la suma de los esfuerzos, habilidades y capacidades de cada uno de sus integrantes. No obstante, hay formas de optimizar ese rendimiento y se trata de asignar a cada una de las personas el rol que mejor pueden desempeñar en el que además de sentirse motivados y seguros es desde el que más y mejor contribuyen al rendimiento del equipo.

Esto último es una de las grandes aportaciones que nos facilita la metodología Belbin. Para los líderes, la aplicación práctica de la metodología supone la posibilidad de desarrollar una perspectiva diferente desde la que es posible adecuar cada rol según el equipo y/o según las necesidades del proyecto. ¿La finalidad? Como mencionábamos anteriormente, que todos trabajen y rindan más y mejor desde la mejor versión de sí mismos.

Ahora bien, lo que tenemos que saber es que todos tenemos todos los roles, aunque en una combinación tan única y particular como cada uno de nosotros. Por ello, más allá de que uno pueda aprender a identificar ciertas tendencias en un perfil -sobre todo cuando son muy marcadas- esto está lejos de tener un sustento sólido. Para ello existe el Informe Belbin, cuyo contenido es un análisis detallado y riguroso del perfil de una persona.

De esta forma, el Informe constituye una herramienta potente, fiable y validada científicamente que permite obtener una mayor comprensión sobre cómo se comporta realmente una persona en el entorno laboral. Para los líderes, los informes proporcionan una visión muy amplia sobre las fortalezas y debilidades de cada integrante y sobre cómo contribuirán en el ámbito individual, relacional y de equipo. Pero claro, este es el comienzo del análisis para el enfoque de la gestión, ya que esas contribuciones ocurren dentro de un equipo de trabajo y, en consecuencia, en convivencia con otros roles, con un propósito conjunto, con conflictos particulares y un largo etcétera.

Roles de Equipo para obtener el máximo rendimiento.

Recordemos que se trata de una metodología de referencia en la gestión y desarrollo de las personas y los equipos a nivel mundial. Su Nivel Practitioner permite que cada participante adquiera todo el conocimiento para interpretar un Informe Belbin en profundidad y para sacarle la máxima utilidad, ya que el mismo nos habla de contribución en términos de comportamiento y no de títulos o jerarquías.

Efectivamente, este taller práctico está centrado en la aplicación práctica de la Metodología Belbin y está dirigido a todas aquellas personas que trabajen con personas, ya sea como líderes de equipos de trabajo o como miembros del mismo, pero que en cualquier caso quieran obtener resultados efectivos en el desempeño de su gestión; que quieran maximizar sus relaciones de trabajo, y que deseen aprender a capitalizar lo mejor de sí mismos.

Este Intensivo te permitirá, entre otras cosas:

  • Optimizar. Comprender el porqué de lo que pasa en un equipo y establecer planes de acción, asignando las tareas de manera más práctica y multiplicando los resultados.
  • Crecer. Incrementar el autoconocimiento y la autogestión para conseguir un liderazgo desarrollador.
  • Sumar. Mejorar las relaciones interpersonales, la complementariedad y adquirir técnicas de resolución de conflictos.

El desafío de mantener vivo el aprendizaje.

Tras la Certificación, nadie nos suelta la mano; por el contrario, siempre fomentan la idea de ser parte de una Comunidad. ¿Cómo?

  • Compartiendo casos prácticos y artículos de interés para seguir nutriendo el conocimiento.
  • Invitando a ser parte de la Comunidad Virtual de Belbin en la que se comparten casos que ayudan a profundizar en la Metodología.
  • Conectando con un espacio exclusivo para que los participantes puedan compartir y nutrirse de desafíos, proyectos y buenas prácticas.

Adquiere el conocimiento y la credibilidad para aplicar la Metodología Belbin. Estarás capacitado/a para responder a las preguntas más exigentes sobre el tema.

¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Cuál es mi karma?

¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cómo hago para transformar mi vacío en plenitud? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Cuál es mi karma? ¿Por qué se repiten siempre algunos patrones en mis relaciones? ¿Por qué me siento tan insatisfecho con casi todo lo que hago?

Estos interrogantes forman parte del universo de posibles preguntas que pueden formularse durante una sesión de Registros Akáshicos. Los Registros guardan la memoria de nuestras vidas, donde se registran todos los pensamientos, actos, sentimientos y emociones que experimentamos. Es un gran archivo que registra toda nuestra evolución álmica y contiene la historia de cada uno de nosotros en las sucesivas encarnaciones. 

Acceder a toda esa información nos permite reconocer, entre otras muchas cosas, cuál es nuestro karma. Pero, ¿qué es el karma? Estamos acostumbrados a interpretarlo desde la sabia ironía del humor; por ejemplo, alguien empuja a otro a la piscina e, inmediatamente después, da un traspiés y cae también; o alguien manifiesta la sola intención de empujar a otro y, no sólo no logra su objetivo, sino que tropieza absurdamente.

El karma obedece a la ley causa-efecto y no se crea únicamente a través de actos, sino también de palabra y pensamiento. Sin embargo, no se trata de algo tan simple como “causa y efecto inmediato”; el karma es energía transcendente. Para entenderlo un poco más, haremos una diferenciación entre:

1. El karma que podemos crear en esta encarnación.

Es el que creamos a través de nuestras acciones, sentimientos, palabras y pensamientos y vuelve hacia nosotros como respuesta de efecto similar. Es bien conocido el refrán “quien siembra vientos, recoge tempestades”.

2. El karma que arrastramos de vidas anteriores.

Vivimos situaciones que se repiten y no comprendemos, producto de otras vidas, de las que falta algo por aprender y equilibrar o compensar, y nos está afectando e incidiendo en nuestra vida actual. De hecho, hasta que esa descompensación con respecto a alguien o algo no se equilibre, nuestra tarea seguirá pendiente. Hasta que aprendamos a reconocerlo, lo sanemos y tomemos conciencia, nos encontraremos en la rueda kármica. Ciertamente, la vida es tan buena maestra que, si no aprendemos la lección, la lección se repetirá.

Por poner un ejemplo: ¿te resulta familiar aquella amiga que se entrega cien por cien en sus relaciones y termina siendo engañada repetidamente (y además de una manera cruel)? Si ella es buena, leal, fiel, comprensiva… ¿por qué todos terminan engañándola? ¿cómo nadie la valora?

Este tipo de karma es el que generalmente nos desorienta, pues no hay explicaciones racionales que justifiquen que esos patrones se repitan en la vida. Para nuestra mente racional, resulta injusto e incomprensible. Desde el lado espiritual, sin embargo, quizá su tarea pendiente se relaciona con poner límites a los demás, respetar sus propias decisiones o asumir el protagonismo de su vida. La Ley del Karma busca equilibrar cualquier descompensación álmica y nos conecta, por tanto, con vidas pasadas.

3. El karma que pasa de generación en generación.

Es el karma que heredamos de nuestros ancestros, es decir, padres, abuelos, bisabuelos, etc… y que se va perpetuando a través del grupo familiar. Todos hemos llegado a una familia compuesta por almas con las que tenemos un pacto que elegimos antes de nacer. No es una casualidad los padres que tenemos, el lugar en que nacemos, o la relación familiar que vivimos. No hay casualidades, sino causalidades. En este círculo de almas, hay cuestiones que comprender, liberar, perdonar y sanar. Solo con el perdón llega la sanación. 

Antes de nacer, nuestra alma elige con quienes encontrarse nuevamente para reparar todo aquello que haga falta reparar. Hay nudos kármicos por desatar, por así decir. Y cuando un integrante de ese círculo álmico “limpia” su karma, perdonando y aceptando lo vivido, ayuda y permite a los otros a liberar el suyo propio. Se compensa y sana lo que había pendiente. Por parte del que hace su trabajo kármico, el equilibrio está restablecido y reparado, independientemente de lo que los demás hagan. Por su parte, no deja “lastre” en sus descendientes.

El karma es una ley universal que busca el equilibrio y sanación álmica.

No busca el castigo, como muchos entienden. Por el contrario, su finalidad es darnos las oportunidades necesarias para que el alma pueda evolucionar y vivir en el amor incondicional, el perdón y la armonía. El karma es un despertar de la conciencia, que nos mueve a mirarnos sin engaños, con profundidad, para recoger el aprendizaje que nos lleva a realizar nuestro plan de vida.

Por tanto, es muy importante comprender que todo ocurre por una razón y que detrás de ello siempre hay un aprendizaje. Cuando por fin nos abrimos a esta lección de vida, entendemos el porqué de nuestros problemas y somos capaces de ver su sentido desde la comprensión y el amor. Recogemos el gran regalo que estaba oculto. Es desde este posicionamiento desde el que también comprendemos a los demás y aprendemos a no juzgarles, porque reconocemos que cada cual está dando sus pasos a su ritmo y según su libre albedrío.

Es fascinante y tranquilizador comprobar que los seres humanos tenemos a nuestra disposición los recursos para sanarnos, equilibrarnos, inundarnos de paz y gozo interior, avanzar ilimitadamente, vivir con sabiduría, solucionar nuestros conflictos, aliviar nuestros miedos, prosperar y ser felices.

Todos estos recursos se activan con la lectura de Registros Akáshicos, que opera sobre el alma de nuestro ser, dispensándonos de una intensa y profunda liberación y desbloqueo, sanando nuestras heridas del pasado y dándonos la posibilidad de encontrar el verdadero sentido de nuestra vida, aportándonos alegría y paz.

Tipos de inteligencia y talento. (Descubre tus talentos).

¿Se nace con talento o se hace? Si estamos convencidos de que se trata de algo innato, nos hemos predeterminado y ya no podemos hacer nada. Es inútil intentar cultivarlo y potenciarlo. De una u otra forma, nos hemos dictado sentencia y condena para permanecer en la jaula de nuestros pensamientos limitados.

Los últimos avances en diversos campos científicos indican que, independientemente del talento, inteligencia y recursos que tengamos al nacer, podemos hacer muchas cosas para disfrutar de nuestra existencia, y contribuir a que los demás también la gocen. Sea cual sea ese punto de partida del viaje de nuestra vida, es posible disfrutar de su recorrido, asombrarnos de nuestros descubrimientos y crecer como personas. 

Howard Gardner encontró en 1983, ocho inteligencias entre las personas:

  1. Lingüístico-Verbal
  2. Lógica-Matemática
  3. Visual-Espacial
  4. Musical
  5. Corporal-Cinestésica
  6. Intrapersonal
  7. Interpersonal
  8. Naturalista

Sin dudarlo, me permito añadir dos tipos de inteligencia más:

  1. Sistémica
  2. Espiritual
Estas capacidades de entender, relacionarnos y adaptarnos al mundo que nos rodea, son distintas y en parte dependientes. La inteligencia de cada persona es una combinación de ellas en determinados subconjuntos y en proporciones muy distintas.

Estas diferencias desafían al sistema educativo basado en la idea que todos pueden aprender las mismas materias del mismo modo y que basta con una medida uniforme y universal para poner a prueba el aprendizaje de los alumnos. Las actividades de la escuela deberían dejar de girar en torno a las dos primeras inteligencias, como ocurre hoy. Si no aprenden igual, tampoco se les puede enseñar de la misma manera.

Cada individuo es una combinación particular de inteligencias.

Y no sólo se diferencian en la intensidad, sino también en el cómo recurren a ellas y las combinan para llevar a cabo diferentes labores, solucionar problemas y progresar en distintos ámbitos.

De sobra sabemos que para desenvolverse en la vida, no basta con tener un gran currículum académico. De hecho, en cada campo se utiliza un tipo de inteligencia distinto. Albert Einstein no es más ni menos inteligente que Miguel de Cervantes, Gaudí, Mozart, Michael Jordan, Nelson Mandela o Steve Jobs. Sus inteligencias son diferentes. Todos tenemos inteligencia, aunque no tengamos inteligencia para todo.

Creamos lo que creemos.

Toda inteligencia tiene una parte innata y una parte que se puede desarrollar. Ahora bien, para que nuestra inteligencia y nuestro talento puedan desarrollarse, florecer y expresarse, necesitan de la pasión, del placer y de la energía. Todo ello nos impulsa al esfuerzo sin esfuerzo, o al esfuerzo que nos permite alcanzar un gran resultado, a encontrar el apoyo de las personas adecuadas y a conseguir los recursos que necesitamos.

Ver tocar el piano a Arthur Rubinstein o cabalgar una ola al surfista Kelly Slater ayuda a comprender ese estado en el que todo fluye en atención y satisfacción plena.

Sin embargo, esas condiciones previas no se cumplen en muchos casos. Cuando nos falta pasión y energía, todo se nos hace pesado en vez de ligero y entonces, aunque hagamos grandes esfuerzos, conseguimos pocos resultados. Es un síntoma que nos dice que hay algo que debemos arreglar en nosotros ¿Cómo buscarlo y encontrarlo?

Las constelaciones sistémicas para descubrir y arreglarnos.

En un taller de constelaciones sistémicas, una joven:

Comentó: “Disfruto bailando y tocando el violín. Tengo dificultades para trabajar y vivir de ello. Ahora me estoy formando como terapeuta”.

Más adelante afirmó: «Mi padre y mi madre son artistas. Él no ha dejado ejercer de artista a mi madre porque es difícil ganarse la vida como tal. Mi padre ha trabajado como artista y no ha ganado dinero”.

 Y luego mencionó: «Mi padre está delicado de salud y, cuando yo era pequeña, me dijo: Cuando yo sea mayor, tú cuidarás de mí”.

Le sugerí entonces, que se colocara frente al representante de su padre y que le dijera: «Querido papá, yo cuidaré de ti, pero como tu hija, no como terapeuta. Dame tu fuerza y tu permiso para seguir mi camino, aunque dicho camino no sea el que tu quieres para mí”.

Al cabo de unos meses recibí un correo suyo. Se había convertido en la primera bailarina de un espectáculo en uno de los teatros de la ciudad.

Con frecuencia estamos inconscientemente enganchados a lealtades, mandatos y patrones ciegos, a creencias limitantes, a herencias tóxicas. No las vemos, pero nos condicionan. La señal de alarma salta cuando sentimos que algo hay.

Sólo a nosotros nos corresponde decidir y actuar. Descubrirlas y exponerlas a la luz es la mejor manera de soltarlas. Liberamos así nuestra energía allí bloqueada. La ponemos al servicio de nuestro talento. Ahora ya podemos fluir.

Libera tu talento y fluye con la vida.

Cada uno tiene su propio talento e inteligencia. No obstante, tanto antes como después de nacer, pueden suceder hechos que impidan o dificulten que ese talento pueda desarrollarse, florecer y expresarse. Pero hoy, podemos remover ese impedimento o dificultad. Sólo necesitamos aprender el significado de su mensaje.

Al efecto, la Inteligencia Sistémica nos ayuda a:

  • Detectar estos mensajes implícitos en los síntomas de que algo limita la libre expresión de nuestro talento.
  • Superar esas barreras sutiles y no siempre visibles.
  • Fluir y disfrutar.
  • Conseguir los mejores resultados con el menor esfuerzo.

Ciertamente, es una de las herramientas más potentes y eficaces que hay para lograr el bienestar, el equilibrio y fuerza interior de las personas y de los sistemas familiares, laborales y organizacionales a los que pertenecen.

Viajar con Inteligencia Sistémica es entrenarse en actitudes positivas hacia la exploración, el autoconocimiento y el fortalecimiento interior de uno mismo.