Registros Akáshicos: empieza a vivir una vida con propósito.

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Registros Akáshicos.

Empieza a vivir una vida con propósito.

Vivimos en una sociedad en la que prima (y premia) el tener antes que el Ser; en un mundo que nos vende lo material como el secreto para ser feliz y la intelectualidad como el principal camino para alcanzar la sabiduría. No obstante, muchos de nosotros ya hemos detectado que esa felicidad es efímera y esa sabiduría estanca.

Estamos aquí por algo más; por mucho más. Todos tenemos un propósito de vida, una misión vitalComo hemos mencionado en un artículo anterior, nada es casualidad; ni siquiera la familia a la que pertenecemos. Pasamos a este plano vital para trabajar algo y cada vez somos más los que sentimos esa necesidad de averiguar qué es. Cada vez somos más los que nos sentimos incómodos cumpliendo expectativas de otros, haciendo “lo correcto” o viviendo sueños y pasiones ajenas. ¿Para quién? ¿Para qué? ¿Por qué siempre censuramos a esa vocecita interior que tantas veces nos pide que sigamos a nuestro corazón?

En esa búsqueda incesante de Luz, la apertura y lectura de los Registros Akáshicos nos trae amor y paz.

Tal y como hemos mencionado, todos estamos aquí para algo y toda la programación de nuestra existencia actual se pacta antes de nacer con la Junta Kármica (seres de Luz que nos acompañan en esa elección). Por eso, cuando nos sentimos estancados, insatisfechos, desorientados; cuando padecemos discordias con familiares, situaciones de conflicto constantes o miedos inexplicables, la lectura de los Registros nos ayuda amorosamente a develar esos por qué. Nos permite entender para qué debemos atravesar tal o cual situación y qué debemos aprender de ella.

Esa misión o propósito que surge de la lectura de los Registros Akáshicos es algo que nos sirve como referencia en todas y cada una de las circunstancias de la vida y no depende del momento particular que estamos transitando. Nuestro propósito es atemporal; no nos dice cómo y cuándo debemos hacerlo, no depende de dónde habitemos y no tiene connotaciones religiosas o culturales. Un propósito es una guía, una dirección a seguir, y hagamos lo que hagamos, si responde a esa máxima vital, todo empezará a cobrar más sentido. No obstante, los Registros respetan siempre el libre albedrío; es decir, cada uno es responsable de sus elecciones de vida o de qué hacer (y qué no) con la información recibida.

Cuando emerge ese propósito de vida, todo se ilumina; todo se transforma en magia y sorpresa. Aunque en el fondo, tal vez muy en el fondo, algo en nosotros ya lo sabía.

Incluso es probable que hasta deseáramos que esa lectura en particular nos lo confirmara.

Y es esa vocecita de la que hablábamos antes la que lo sabía. Esa vocecita, tan nombrada y tan silenciada, que se llama intuición y que representa –ni más ni menos- el lenguaje de nuestro espíritu para guiarnos en la vida y ayudarnos a tomar siempre las mejores decisiones. Sin embargo, curiosamente (o no) de los tres lenguajes de nuestro cuerpo, la intuición es el que menos hemos desarrollado, a pesar de que muchas veces intenta manifestarse con todas sus fuerzas.

Dicho de otra forma, cuanto más en contacto estemos con nosotros mismos, con nuestro Ser, más podremos sentirla y escucharla y más podremos confiar en ella y dejarnos llevar por eso que nos hace únicos. Al final, como dijo Ralph Emerson “Ser uno mismo en un mundo que constantemente trata de que no lo seas, es el mayor de los logros”.

Eso, entre otras cosas, es lo que buscamos en una lectura: conectarnos con nuestra esencia, recibiendo la energía y la información que desciende y que nos ayuda a comprender amorosamente nuestra experiencia en este plano, que nos ayuda a perdonar e incluso a resolver karmas generados en esta vida o en otras. La sanación se expande a nuestros seres queridos y personas involucradas.

La lectura de Registros Akáshicos nos conecta con lo más elevado de nosotros mismos y nos guía para que -en todos los casos- alcancemos el perdón y el amor incondicional.

Todos y cada uno de nosotros tiene los Registros únicos y completos de su alma. Por ello, la apertura y lectura de esos Registros nos permite acceder a la memoria pura y profunda de nuestra alma, para reconocer la misión elegida y hacerla realidad con los dones y talentos que hemos recibido para ello. Se trata de recordar quiénes somos, quiénes hemos sido, para qué estamos aquí y hacia dónde vamos. Se trata de crecer y vivir intensamente, alineados con nuestro Ser y en coherencia con nuestro propósito de vida.

Carmen Sherpa, lectora profesional de Registros Akáshicos por ARCI (Akashic Record Consultants International) puede abrir tus Registros con tu consentimiento expreso y ayudarte a reconectar con tu verdadero Ser, sanar y descubrir (o redescubrir) tu propósito de vida.

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Cuando tu karma quiere enseñarte algo.

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Cuando tu karma
quiere enseñarte algo.

Creemos que nuestras penalidades son producto del destino o del karma, hilos ocultos que no podemos controlar y exceden nuestra capacidad de superación o anticipación. Damos por hecho que es algo que nos arrastra inexorablemente, independientemente de lo que hagamos o digamos, porque a nuestro alrededor observamos la misma queja y el mismo patrón de victimismo y resignación.

Es común oír decir que “mal de muchos, consuelo de tontos” y vivimos con la esperanza de que la mala racha sobrevuele otras almas y se aparte de nosotros, como un pájaro de mal agüero.

Sin embargo, estamos obviando lo fundamental:

El karma no es una maldición sin sentido que nos lleva por un calvario interminable, sino una rueda de experiencias que nos muestra por dónde estamos pisando y qué estamos desatendiendo de todo aquello que vinimos a aprender cuando encarnamos.

No requiere una mirada al exterior, buscando culpables o distracción, sino un trabajo interior de búsqueda personal, que se corresponda con lo que sentimos de manera genuina. Recuerda que quien mejor te conoce eres tú mismo. No hay nadie más experto que tú para saber lo que le sucede a tu corazón y a tu mente (si viven en consonancia o en discordia). Nadie más puede alcanzar a ver dónde te traicionaste a ti mismo, en qué relación dejaste de ser tú o cuándo perdiste el fuego de la ilusión y del coraje por vivir tu propia vida.

A veces, he mirado con detenimiento entre las fotos antiguas, en el rostro de personas muy queridas, cuándo pudo haber ocurrido ese punto de inflexión que hizo que sus caras se revistieran de una mueca artificial, una sonrisa forzada, una mirada vacía o una tensión excesiva. Me he preguntado por aquel resorte que se rompió, desdibujando sus rasgos limpios y tiernos, distendidos y francos, como en otro tiempo fueron.

En otras ocasiones, por el contrario, he observado en rostros desconocidos de personas ancianas, que han comprendido sus lecciones de vida, cómo conservan en su mirada y sus rasgos una bondad insondable, de enorme paz interior, latente en sus arrugas y ojos impenetrables.

Ante ese abanico de miradas tan diferentes, me he preguntado si tuvieron a lo largo de sus vidas la misma (mala) suerte, si padecieron grandes contratiempos o desgracias y dónde estuvo la diferencia.

La diferencia, según mi observación y experiencia, radica en la actitud o perspectiva desde la que cada uno ha afrontado su destino, sus lecciones kármicas de vida, aquello que está pendiente de ser reconocido o perdonado. Mi mala o buena suerte son expresiones de lo que yo interpreto y creo, porque lo que creo crea mi mundo.

Lo que acepto y atravieso con humildad y sin excusas, como algo propio que me corresponde a mí mirar de frente y asumir como mi siguiente paso de vida, me hace crecer y ser libre.

Por todo ello, te invito a observar tú también, como una experiencia diaria, la liberación que se siente al hacer lo que te corresponde de acuerdo con tu misión álmica y tareas pendientes, aún cuando te provoque zozobra y te mueva un poco de la zona de confort. Te aseguro que dejarás de ver los acontecimientos de tu vida como un espectador pasivo y sin poder de decisión, porque tu mente y tu corazón se verán reflejados uno en el otro, sintonizando con la vida que eres tú.

Vivimos en tiempos de grandes cambios, nadie lo niega, y no sólo en el mundo que percibimos con los 5 sentidos. También somos almas que hemos querido encarnar en esta época para experimentar las nuevas vibraciones que se están intensificando. No estamos aquí por casualidad, sino como parte de este cambio que hemos querido vivir. Podemos mirar hacia otro lado y seguir en nuestra cómoda ceguera o, como almas conectadas con su propósito de vida, seguir las señales que nos indican los pasos a dar.

Te invito a hacer un ejercicio de autenticidad: fíjate en tu rostro al acostarte y levantarte, sin maquillaje ni testigos, e intenta reconocerte en él, desde la infancia hasta la edad que tengas, y observa sin censurar ni bloquear nada de lo que te llegue.

Te dará respuesta a cuestiones que andabas buscando fuera y puede que también se te presenten nuevas preguntas. Sea lo que sea lo que recibas, viene de ti y es para ti, un regalo de tu alma. Es una vía para reconocer tus lecciones kármicas aprendidas y otras que faltan por aceptar.

Sé honesto con lo que ves y no dejes que ninguna herida sea para ti un abismo, sino un puente a la libertad. Namasté.

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¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Cuál es mi karma?

¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cómo hago para transformar mi vacío en plenitud? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Cuál es mi karma? ¿Por qué se repiten siempre algunos patrones en mis relaciones? ¿Por qué me siento tan insatisfecho con casi todo lo que hago?

Estos interrogantes forman parte del universo de posibles preguntas que pueden formularse durante una sesión de Registros Akáshicos. Los Registros guardan la memoria de nuestras vidas, donde se registran todos los pensamientos, actos, sentimientos y emociones que experimentamos. Es un gran archivo que registra toda nuestra evolución álmica y contiene la historia de cada uno de nosotros en las sucesivas encarnaciones. 

Acceder a toda esa información nos permite reconocer, entre otras muchas cosas, cuál es nuestro karma. Pero, ¿qué es el karma? Estamos acostumbrados a interpretarlo desde la sabia ironía del humor; por ejemplo, alguien empuja a otro a la piscina e, inmediatamente después, da un traspiés y cae también; o alguien manifiesta la sola intención de empujar a otro y, no sólo no logra su objetivo, sino que tropieza absurdamente.

El karma obedece a la ley causa-efecto y no se crea únicamente a través de actos, sino también de palabra y pensamiento. Sin embargo, no se trata de algo tan simple como “causa y efecto inmediato”; el karma es energía transcendente. Para entenderlo un poco más, haremos una diferenciación entre:

1. El karma que podemos crear en esta encarnación.

Es el que creamos a través de nuestras acciones, sentimientos, palabras y pensamientos y vuelve hacia nosotros como respuesta de efecto similar. Es bien conocido el refrán “quien siembra vientos, recoge tempestades”.

2. El karma que arrastramos de vidas anteriores.

Vivimos situaciones que se repiten y no comprendemos, producto de otras vidas, de las que falta algo por aprender y equilibrar o compensar, y nos está afectando e incidiendo en nuestra vida actual. De hecho, hasta que esa descompensación con respecto a alguien o algo no se equilibre, nuestra tarea seguirá pendiente. Hasta que aprendamos a reconocerlo, lo sanemos y tomemos conciencia, nos encontraremos en la rueda kármica. Ciertamente, la vida es tan buena maestra que, si no aprendemos la lección, la lección se repetirá.

Por poner un ejemplo: ¿te resulta familiar aquella amiga que se entrega cien por cien en sus relaciones y termina siendo engañada repetidamente (y además de una manera cruel)? Si ella es buena, leal, fiel, comprensiva… ¿por qué todos terminan engañándola? ¿cómo nadie la valora?

Este tipo de karma es el que generalmente nos desorienta, pues no hay explicaciones racionales que justifiquen que esos patrones se repitan en la vida. Para nuestra mente racional, resulta injusto e incomprensible. Desde el lado espiritual, sin embargo, quizá su tarea pendiente se relaciona con poner límites a los demás, respetar sus propias decisiones o asumir el protagonismo de su vida. La Ley del Karma busca equilibrar cualquier descompensación álmica y nos conecta, por tanto, con vidas pasadas.

3. El karma que pasa de generación en generación.

Es el karma que heredamos de nuestros ancestros, es decir, padres, abuelos, bisabuelos, etc… y que se va perpetuando a través del grupo familiar. Todos hemos llegado a una familia compuesta por almas con las que tenemos un pacto que elegimos antes de nacer. No es una casualidad los padres que tenemos, el lugar en que nacemos, o la relación familiar que vivimos. No hay casualidades, sino causalidades. En este círculo de almas, hay cuestiones que comprender, liberar, perdonar y sanar. Solo con el perdón llega la sanación. 

Antes de nacer, nuestra alma elige con quienes encontrarse nuevamente para reparar todo aquello que haga falta reparar. Hay nudos kármicos por desatar, por así decir. Y cuando un integrante de ese círculo álmico “limpia” su karma, perdonando y aceptando lo vivido, ayuda y permite a los otros a liberar el suyo propio. Se compensa y sana lo que había pendiente. Por parte del que hace su trabajo kármico, el equilibrio está restablecido y reparado, independientemente de lo que los demás hagan. Por su parte, no deja “lastre” en sus descendientes.

El karma es una ley universal que busca el equilibrio y sanación álmica.

No busca el castigo, como muchos entienden. Por el contrario, su finalidad es darnos las oportunidades necesarias para que el alma pueda evolucionar y vivir en el amor incondicional, el perdón y la armonía. El karma es un despertar de la conciencia, que nos mueve a mirarnos sin engaños, con profundidad, para recoger el aprendizaje que nos lleva a realizar nuestro plan de vida.

Por tanto, es muy importante comprender que todo ocurre por una razón y que detrás de ello siempre hay un aprendizaje. Cuando por fin nos abrimos a esta lección de vida, entendemos el porqué de nuestros problemas y somos capaces de ver su sentido desde la comprensión y el amor. Recogemos el gran regalo que estaba oculto. Es desde este posicionamiento desde el que también comprendemos a los demás y aprendemos a no juzgarles, porque reconocemos que cada cual está dando sus pasos a su ritmo y según su libre albedrío.

Es fascinante y tranquilizador comprobar que los seres humanos tenemos a nuestra disposición los recursos para sanarnos, equilibrarnos, inundarnos de paz y gozo interior, avanzar ilimitadamente, vivir con sabiduría, solucionar nuestros conflictos, aliviar nuestros miedos, prosperar y ser felices.

Todos estos recursos se activan con la lectura de Registros Akáshicos, que opera sobre el alma de nuestro ser, dispensándonos de una intensa y profunda liberación y desbloqueo, sanando nuestras heridas del pasado y dándonos la posibilidad de encontrar el verdadero sentido de nuestra vida, aportándonos alegría y paz.

Registros Akáshicos. Descubre cuál es la misión de tu alma.

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Descubre cuál es
la misión de tu alma.

Lectura de Registros Akáshicos.

Hay miles de personas intentando dar sentido a su vida, intentando averiguar cuál es el propósito de haber nacido en un lugar determinado o de contar con ciertas cualidades específicas. Y aunque muchas pasan toda la vida con la incógnita o la incertidumbre, otras descubren su propósito vital, se enfocan en él y disfrutan de cómo todo -casi mágicamente- parece conspirar para que puedan cumplir con ello.

No obstante, es común “perdernos” en la búsqueda de la misión o propósito de vida. Hay tanto por resolver, tantas urgencias diarias, tantas necesidades, responsabilidades, preocupaciones, tantas personas que necesitan de nosotros, tantos compromisos y horarios… ¡tantas cosas que atender, que muchas veces se nos olvida vivir nuestra vida!  

Y en este vértigo, pasamos por alto que cada uno de nosotros está aquí por algo y para algo y, sabiendo esto, ¿cómo no averiguarlo? Es más: ¿cómo somos capaces de dejarlo a un lado siendo algo fundamental?, ¿por qué vivimos en piloto automático, incluso acostumbrándonos a lo que nos disgusta, angustia y duele, porque no somos capaces de afrontarlo, resolverlo o encontrarle una explicación racional?

Ahora bien, si tuviéramos acceso a información reveladora que nos permitiera tomar conciencia y comprender lo que nos sucede y para qué estamos aquí realmente, ¿nos animaríamos a conocerla?

Esa información, como hemos visto en un artículo anterior, se encuentra en los Registros Akáshicos. Todos y cada uno de nosotros tiene un registro único y completo de su alma. En los Registros Akáshicos podemos encontrar respuestas a las situaciones que se presentan en la vida y sanarlas para bien nuestro y de todos los involucrados.

Es una gran ayuda para nuestra evolución y crecimiento personal porque nos conecta de una forma profunda y amorosa con la Fuente creadora, nos abre los ojos más allá de las cosas mundanas.

La apertura y lectura de los Registros Akáshicos nos permite acceder a la memoria pura y profunda del alma para sanar el karma procedente de vidas pasadas, reconocer la misión elegida antes de encarnar y hacerla realidad con los dones y talentos que hemos recibido para ello. A través de las lecturas, se amplifican las posibilidades de sanación y se generan líneas de vida más alineadas con nuestra misión o propósito.

Hacemos una puntualización importante: Los Registros respetan siempre el libre albedrío y ritmo del consultante: cada uno de nosotros decide qué hacer con lo recibido durante la lectura y es responsable de sus elecciones de vida.

Una lectura de Registros Akáshicos es tan poderosa que nos ayuda a develar los motivos ocultos de nuestros miedos, fobias, angustias, estancamiento, desorientación, pérdida de interés, falta de “algo” … nos permite entender el para qué debemos atravesar esa situación y nos muestra el aprendizaje pendiente.

Esto es lo que significa sanar el alma: recordar quiénes somos, quiénes hemos sido, para qué estamos aquí y hacia dónde vamos.

Es reconocer, comprender, perdonar, sanar, tomar conciencia y aceptar el regalo de los Registros para crecer y vivir intensamente, de acuerdo a nuestro propósito de vida.

Carmen Sherpa, lectora profesional de Registros Akáshicos por ARCI (Akashic Record Consultants International) puede abrir tus Registros con tu consentimiento expreso y, de esta forma, podrás descubrir tu camino hacia un crecimiento personal más profundo de acuerdo con tu verdadero Ser.

 A partir de la información liberada, es posible entre otras cosas:

  • Conocer el origen de tus conflictos para poder solucionarlos.
  • Liberarte de patrones negativos y limitantes.
  • Desbloquear tu energía estancada y liberar dolor.
  • Sanar traumas y miedos que te impiden ser tú mismo.
  • Conocer tu verdadera misión. Tu verdadero camino.
  • Sanar las relaciones.

 

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Registros akáshicos para sanar el alma.

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Registros akáshicos
para sanar el alma.

“Comprender es liberarse y dar sentido a lo que vivimos” Carmen Sherpa

“Toda su vida haciendo lo correcto e intentando estar a la altura de las exigencias de su padre, siempre esperó un abrazo de él en forma de recompensa. Pero para su padre todo era poco y de ahí sus mil formas para subestimarla”.

¿Cuántas veces nos encontramos frente a una situación en la vida a la que no le encontramos una explicación racional? 

Tratamos de darle la vuelta, de encontrarle una salida o de justificar racionalmente esos patrones que se repiten una y otra vez; sin embargo, nada se cierra del todo. Muchos dejan de luchar, aceptándolo como parte de lo que les ha tocado vivir; otros prefieren hacer terapias para aprender a convivir con ello; y otros se animan a recibir una lectura de Registros Akáshicos para poner luz en medio de tanta sombra. 

Porque en ejemplos como el del inicio, del que se desprende una conducta tan enfocada a conseguir ese reconocimiento materno que nunca llega, hay algo que, además de multiplicar la frustración, empieza a hacer mucho ruido. La lectura de Registros Akáshicos es el camino para comprenderlo y encontrar el sentido. 

Efectivamente, los archivos akáshicos guardan la memoria de nuestras vidas, donde se registran todos los pensamientos, actos, sentimientos y emociones que experimentamos. Es un gran archivo que registra toda nuestra evolución álmica y contiene la historia de cada uno de nosotros en las sucesivas encarnaciones. 

La noticia más extraordinaria es que todo ese archivo puede ser utilizado en nuestro beneficio. Todo el universo que somos, la manifestación de nuestro potencial, la riqueza interna y externa, el propósito de vida y la resolución de problemas corresponde abordarlos desde lo que somos en esencia, en conexión con la Fuente.

“Se trata de un proceso único, mágico, tranquilizador y revelador», afirma Carmen Sherpa, lectora profesional de registros akáshicos por ARCI (Akashic Record Consultants International).

Una lectura consiste en abrir los propios Registros del consultante, a través del lector, permitiendo que emerja la información en un nivel de conciencia libre de juicios a partir de las preguntas del interesado. Sirve para iluminar zonas en sombra de nuestra vida, sanarlas y lograr una mayor comprensión de lo que vivimos.

Los Registros respetan siempre nuestro libre albedrío.
  • No se saltan nuestro libre albedrío, aunque vayamos en dirección contraria a la que nos muestran, como si fueran el GPS del coche que conducimos.
¿En qué consiste una lectura de Registros Akáshicos?
  • Es un proceso dinámico de preguntas/respuestas que pueden girar en torno al pasado, presente y/o futuro.
  • Es necesario dar el nombre oficial completo y fecha de nacimiento.
  • Se pueden plantear cuestiones o problemas en relación a otra persona, de la que también se aporta su nombre legal y fecha de nacimiento.
  • Dura una hora aproximadamente.
  • Hay que dejar un margen de dos meses entre lectura y lectura.
Aplicación práctica a un sinfín de ámbitos de la vida:

Desde la necesidad fundamental de encontrar el propósito en la vida, hasta el deseo de resolver apegos, bloqueos, ataduras, patrones repetitivos, conflictos personales y/o problemas familiares. Me detengo aquí porque sé de lo impactante y reveladora que resultó la lectura para el protagonista de la historia que empezábamos a contar al principio… 

Sin develar el proceso, es importante contar que, a través de la lectura que recibió, descubrió que en una de sus vidas pasadas había sido una persona sumamente déspota y soberbia. A través de una de sus “víctimas”, el padre en su vida actual, aprendió a revertir esa energía y transmutarla por el patrón contrario de humildad, generosidad y ayuda. La lectura le ha permitido entender muchos sinsabores de su infancia y juventud en esta vida, comprendiendo que su padre hacía de “acicate” o palanca de cambio para evolucionar y cambiar el tipo de energía con la que había nacido en esta encarnación.

Su padre cumplió con su propósito de vida, y el protagonista de esta historia comprendió lo que necesitaba aprender para revertir su energía y sanar su alma; pero no sólo eso, que ya es mucho, también le permitió reconocer su misión en esta encarnación y emplear todo ese aprendizaje y fuerza que conllevó su sufrimiento para entender con profundidad y respeto, como si de sí mismo se tratara, la problemática y el sinsentido que pueden estar viviendo otras personas que no comprenden los contratiempos que están experimentando.

Nada ocurre por casualidad: cada encuentro, relación y vivencia nos está dando señales de lo que hemos venido a aprender y experimentar.

Un último y no menos importante apunte sobre este apasionante mundo: la sanación akáshica y la dispensación kármica que se generan en la lectura de Registros Akáshicos al nivel del alma actúan para bien del consultante y de todos los involucrados, sea el que sea su estado de conciencia.

Es decisión de cada uno hacer uso del libre albedrío para vivir en la luz o en la oscuridad.

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