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Mejora tu vida y potencia tu profesión a través del Eneagrama.

Certificación Internacional en Eneagrama Aplicado.

El Eneagrama es un sistema de conocimiento y desarrollo personal profundo y preciso que nos muestra 9 modelos prototípicos de personalidad o eneatipos que suponen 9 estrategias distintas para afrontar la vida; 9 motivaciones básicas; 9 formas diferentes de pensar, sentir y actuar. El sistema funciona al descubrir primeramente cuál de ellos se ajusta más a nuestra personalidad básica para luego explorar y descubrir nuestros caminos de desarrollo.

Esos eneatipos los podemos denominar de diferentes maneras, entre ellas:

  1. Correcto.
  2. Conectado.
  3. Triunfador.
  4. Especial.
  5. Experto.
  6. Leal.
  7. Entusiasta.
  8. Desafiador.
  9. Pacificador.

Entre otras cosas, constituye una poderosa herramienta para una mejor comprensión de uno/a mismo/a como único punto de partida para el crecimiento personal y la transformación profunda. Efectivamente, nos permite darnos cuenta de cómo somos, de cómo hemos llegado a ser lo que somos y de hacia dónde podemos reorientar lo que descubrimos. Dicho de otra forma, nos facilita visualizar claramente nuestro mapa de la realidad y, en consecuencia, comprender también -de forma profunda y sutil- el mapa de los/as otros/as, abriéndonos la puerta a una mejor relación con uno/a mismo/a y con los/as demás.

Justamente por eso último, esta Certificación Internacional en Eneagrama Aplicado dirigida por la experta en esta herramienta, Gema de la Rosa, nos permite convertirnos en verdaderos expertos en competencias tan variadas como la comunicación, la gestión de equipos, la enseñanza, los procesos de influencia, la facilitación del cambio, y/o cualquier otra actividad que contemple un alto componente humano.

Sobre la estructura de la Certificación.

Ciclo 1. Introducción al Eneagrama. Las bases de la herramienta.

Este primer ciclo tiene por objeto una aproximarnos de forma certera a qué es el Eneagrama, cuál es su utilidad, por qué es tan potente y cuántas múltiples aplicaciones tiene. No obstante, la formación nos invita a vivir esta herramienta en primera persona y en primer lugar; es decir, nos facilita comprender qué nos interesa; por qué hacemos lo que hacemos; cuál es nuestra estrategia vital; cuál es nuestro camino de desarrollo; cómo resolvemos problemas, y un largo etcétera.

Ciclo 2. Eneagrama Aplicado. Talleres independientes y “a la carta”.

Cada uno de estos talleres nos permiten comprender cómo se aplica el Eneagrama en diversas disciplinas y ámbitos como el coaching, el deporte, la educación, la mediación, la sanidad, RRHH, etc. Además, también es aplicable a situaciones concretas dentro de esas disciplinas como el control del estrés, los procesos de mejora, la comunicación y las relaciones.

Ciclo 3. Profundización del Eneagrama. Más talleres “a la carta”.

Luego de conocer las bases del Eneagrama y de comprender cómo se aplica en cada disciplina y/o situación, cada uno de estos talleres es un paso más para profundizar en la herramienta. Algunas de las opciones nos proponen adentrarnos en los Instintos y Subtipos, en el Eneagrama Sufí, o el Eneagrama del Cuarto Camino, entre otros.

Proyecto final de Certificación.

Consiste en la realización de un trabajo de revisión sobre lo aprendido durante la formación y en la presentación de un proyecto propio de aplicación profesional del Eneagrama.

Sobre la modalidad, la Certificación y la Acreditación Internacional.

Además de la formación, cada alumno/a puede profundizar y afianzar el aprendizaje a través de:

  • Sesiones quincenales guiadas de grupos reducidos de trabajo de desarrollo psico-espiritual.
  • Sesiones mensuales de estudio e investigación sobre temas monográficos de interés apoyado por un/a tutor/a.
  • Sesiones de mentoring individual para el desarrollo personal y profesional.
  • Sesiones de acompañamiento en el proyecto de trabajo desarrollado para la obtención de la acreditación Profesional de la International Enneagram Association (IEA).

Los 3 ciclos más el proyecto final que hemos mencionado en el punto anterior son secuenciales para conseguir la certificación. No obstante, hay algunas excepciones que señalar. Por ejemplo, si alguien demuestra haber recibido una formación específica en esta herramienta, y teniendo en cuenta que en el 1º ciclo de este curso se abordan las bases del Eneagrama, entonces esa persona podría necesitar cursar solo algunos módulos incluidos en ese primer nivel o, eventualmente, podría pasar directamente a los talleres del ciclo 2 o 3. Por supuesto, también existe la posibilidad de que alguien, independientemente de la certificación, decida cursar el 1º nivel y atesorar lo aprendido para su propio desarrollo personal.

Cumpliendo los requisitos de haber cursado(1), esta Certificación se puede solicitar la posterior acreditación profesional de la IEA (International Enneagram Association)

Sobre el alcance y el público objetivo.

Por cómo está estructurada, por la forma específica que nos acerca la aplicación del Eneagrama en cada disciplina y situación, y por la profundidad que nos permite explorar de forma puntual sobre diversas materias, es ideal para todos/as los profesionales que trabajan en procesos de crecimiento y desarrollo personal como coaches, terapeutas, psicólogos/as, educadores/as, trabajadores/as sociales, profesionales de la mediación, de la salud, líderes de equipos, CEO’s y un largo etcétera. También, como habíamos mencionado, está pensado para personas interesadas en su propio crecimiento y desarrollo personal y espiritual.

Además, esta formación da la posibilidad a los/las alumnos/as de ser parte de la International Learning Community (Comunidades Virtuales de Chesnut Paes Online y Enneagram Coaching Center), para disfrutar de gran variedad y profundidad de contenidos sobre Eneagrama.


(1)

  • 130 horas de formación.
  • 60 horas de trabajo grupal.
  • 5 horas de mentoría individual. 
  • 100 horas de trabajo profesional práctico supervisado en un período máximo de 3 años. 
  • Al menos 50 de esas 100 horas de trabajo profesional deberán estar conectadas con el Eneagrama en colectivos desfavorecidos o con necesidades especiales.

Empoderamiento Creativo: arteterapia para despertar y nutrir tu poder creativo.

Todos, en nuestros primeros años de vida, somos potencialmente capaces de crear sin límites, de equivocarnos y de soñar sin restricciones, sin juicio y sin miedo. Pero con el tiempo, “entramos en el sistema” y vamos incorporando mandatos, educación y permisos que nos colocan dentro del paradigma de lo socialmente correcto; de lo que deberíamos ser y hacer y de lo que se espera de nosotros/as. Como decía Carl Gustav Jung: “El problema de la mayoría de los seres humanos es que nacen siendo originales y mueren siendo duplicados”, a tenor de cómo nos sobre-adaptamos las personas.

Esta forma de adaptación, a su vez, nos desconecta de aquella creatividad innata y de nuestros impulsos genuinos. Por ello, cada vez que nos referimos a creativos, lo asociamos a “algo” que tienen casi exclusivamente los artistas dedicados, por ejemplo, a la pintura, a la música o a la danza. No obstante, la creatividad siempre estuvo y está en cada uno/a de nosotros/as. Según Winnicott, la creatividad es un instinto innato que todos tenemos y que surge de nuestro yo verdadero, y no del falso yo en que nos convertirnos al adaptarnos a las demandas del entorno.

Para explorar y redescubrir esa cualidad, nace esta Formación en Empoderamiento Creativo creada por Magda Duran, nuestra arteterapeuta experta. A lo largo de la formación y a través de diferentes técnicas de la arteterapia, nos invita a abordar el proceso creativo como un camino de autoconocimiento, de apertura y de expansión de la consciencia; como una vía para el crecimiento, la transformación y la evolución personal.

Resumimos a continuación aspectos diferenciales del abordaje y del impacto de esta formación.

¿Qué significa empoderarnos creativamente?

Entre otras cosas, es dar al mundo lo mejor que hay en cada uno/a de nosotros/as y manifestar nuestros dones mediante una creatividad conectada con el corazón, con nuestro propósito y con la vida. La fuerza creativa de cada uno/a sigue latente en su versión original, a propósito de la reflexión que citábamos al comienzo, y es uno de los dones particulares para hacer nuestra contribución al mundo. Como señala Magda: “la creatividad opera desde la totalidad del Ser y fluye cuando la mente, el cuerpo, las emociones y el espíritu suenan en un acorde armónico”. De esta forma, no importa lo que hagamos, en qué espacios y en qué entornos nos movamos, siempre tendremos oportunidad para desplegar nuestro poder creativo.

Además, la expresión artística en un contexto terapéutico potencia la toma de conciencia, la expresión y la transformación de nuestras sombras en luces. Supone una fuerza capaz de transformarnos, de sanarnos y de permitirnos evolucionar en consonancia con la naturaleza.

5 talleres y un cierre final de 3 días en contacto con la naturaleza.

Cada taller es un viaje que nos invita a explorar y a ir descubriendo y reconectando con nuestra fuerza creativa. Para ello, combina rigurosos aspectos teóricos que nos acercan a recorrer una cartografía psíquica del proceso creativo(1), para luego iniciar un profundo trabajo vivencial que apunta a fortalecer los conceptos y a internalizar el aprendizaje. Ahora bien, como hemos mencionado, el viaje finaliza en un taller intensivo para que cada participante pueda integrar, en un entorno natural, todo el trayecto recorrido. Desde la calma y la claridad a la que nos abre la meditación, podrá cada uno/a adentrarse en el corazón de su creatividad, mientras disfruta del contacto íntimo con la naturaleza.

A lo largo de todos los talleres Magda recurre a diferentes artes plásticas, principalmente, y también a la escritura creativa, el canto espontáneo, el movimiento, pequeñas dramatizaciones. El viaje nos conecta no sólo con las artes, sino también  a la meditación y al contacto profundo con la naturaleza.

¿Para quiénes está diseñada esta formación?

Esta formación es una especialización para personas que ya son arteterapeutas, danzaterapeutas, musicoterapeutas o que trabajan con terapias creativas, ya que lo diferencial de nuestra especialista es que trabaja con el proceso creativo, que es aplicable a cualquier expresión artística como la escritura, la literatura, la música, la danza. Es decir, la metodología incide en el proceso creativo y, aunque no depende de todas las artes, aúna lo común de todas ellas.

También es una formación dirigida especialmente a quienes trabajan en el crecimiento de otras personas como docentes, formadores/as, facilitadores/as, terapeutas, coaches, etc., que quieran adquirir nuevas y novedosas herramientas y técnicas para conectar con su poder creativo y así  facilitar ese mismo proceso en lo/as demás.

Sobre los beneficios de esta formación.

  • Adquirir una metodología para trabajar con el proceso creativo como vía para el crecimiento personal y la apertura de consciencia.
  • Reconectar con la creatividad innata que es nuestro derecho de nacimiento.
  • Recuperar las cualidades más sanas de nuestro niño interior: espontaneidad, juego, exploración, disfrute y sensibilidad.
  • Identificar, expresar, transformar y superar los bloqueos emocionales y cognitivos, mediante técnicas creativas y expresivas.
  • Detectar las creencias culturales, familiares y personales que nos limitan, para transformarlas en creencias potenciadoras de nuestra creatividad.
  • Integrar la creatividad en el día a día y en nuestros actos cotidianos.

Por último, dejo aquí el testimonio de una ex alumna de esta formación, Beatriz E. Lortia, Psicóloga que sintetiza cálidamente lo que significó este viaje creativo:Los módulos de Arteterapia me llevaron a estados muy profundos. De manera creativa pude plasmar y transformar aspectos fundamentales en mi vida, reparar asuntos con mis padres, dolores de mi infancia, empoderar a mi adulta, validar mis emociones. Nada de esto hubiera pasado sin el acompañamiento de Magda. Su claridad, conocimientos y presencia abrieron mi camino.”

(1) La cartografía es simplemente un mapa para navegantes por los mares de la odisea creativa. He reordenado y dado estructura a los aprendizajes que más me han servido, para salir de mi propio bloqueo creativo y para ayudar a mis pacientes y estudiantes con los suyos. Ningún mapa debe ser confundido con el territorio. Cada experiencia creativa tienen su unicidad y su singularidad, y sólo una conciencia y atención centradas en el instante presente pueden desvelar lo que se está desplegando en cada vivencia creativa”. Magdalena Duran Coll.

¿En qué consiste una lectura de Registros Akáshicos?

Las personas que acuden a una Lectura de Registros Akáshicos lo hacen por diversos motivos. Es decir, mientras algunas  lo hacen porque sienten algún tipo de bloqueo, atadura, algo que les resuena y a lo que no le encuentran una explicación lógica; otras, simplemente, buscan reafirmar una sensación de plenitud, respaldar una pasión o reafirmar el camino decidido.

Los Registros Akáshicos son los archivos que contienen la historia de toda la existencia, guardan la memoria de todo el universo. De esta manera, todas las personas tenemos nuestro propio libro de la vida en el que está plasmada toda nuestra historia, tanto lo que sucedió en otras vidas, como lo que sucede en nuestra vida actual y las posibilidades futuras. No obstante, ese futuro solo será producto de las decisiones que tomemos. Volveremos sobre esto más adelante.

La información que nos proporcionan los Registros nos ayuda a entendernos un poco mejor, nos permite evolucionar y tomar conciencia de por qué nos ocurren ciertas cosas y por qué se repiten algunos patrones en nuestras vidas. Nos facilita la comprensión, la aceptación y la sanación.

¿Qué NO es una lectura?

No es una adivinación, ni una premonición, ni un pronóstico. Como hemos mencionado previamente, la información que recibimos está destinada para ayudarnos a  tomar consciencia, avanzar y evolucionar, y nunca a decirnos cómo, cuándo, dónde o qué debemos hacer.

¿Qué necesitamos?

  • Nombre completo y fecha de nacimiento.
  • Elaborar unas 5/8 preguntas. Aunque esto tampoco es tan estático y, de acuerdo a cómo transcurra una lectura específica, la persona puede “salirse del guión” preparado y repreguntar sobre el tema que le preocupa más en ese momento.

¿Cuánto tiempo lleva una lectura y cada cuánto tiempo podría repetirla?

  • Una lectura dura aproximadamente una hora y puede hacerse cada dos meses (mínimo).

¿Qué y cómo preguntar?

Se puede preguntar por temas relacionados con: talentos, carrera, profesión, negocios, proyectos, salud, relaciones, familia, patrones repetitivos, miedos, bloqueos, aprendizajes, etc. Recordemos que el Lector de los Registros repetirá la pregunta tal y como le fue formulada. Por ejemplo:

  • ¿Qué puedo hacer para salir de una situación x que siento que me está agobiando?
  • ¿Qué me impide tener una relación estable?
  • ¿Cómo puedo solucionar la relación con mi hijo?
  • ¿Cuál es la mejor manera de afrontar mi nueva responsabilidad?
  • ¿Qué cualidades tengo y cómo puedo desarrollarlas?
  • ¿Cuál es mi misión en la vida?

¿Qué NO se puede preguntar?

Justamente porque no es una adivinación -como decíamos antes-, no podremos preguntar cuestiones cuya respuesta sea arbitraria o especulativa. Por ejemplo:

  • ¿Ganaré la lotería?
  • ¿Cuándo conseguiré pareja?
  • ¿Tengo que aceptar el nuevo empleo?

La premisa del libre albedrío.

No olvidemos nunca que somos nosotros los arquitectos de lo que nos pasa. De esta forma, más allá de la orientación que podamos recibir, la intención siempre es que nosotros tomemos las decisiones y las riendas de nuestra vida. Es decir, la decisión de lo que hacemos (o no) con la información que recibimos es decisión nuestra, pues como principio fundamental siempre se respeta nuestra libertad personal.

¿Qué lapsos temporales contemplan las respuestas?

Teniendo en cuenta el tenor de las preguntas y el libre albedrío a lo que nos referimos previamente, seré breve. Las respuestas no tienen un tiempo cierto de ocurrencia; entre otras cosas, porque la propia ocurrencia de algo sólo dependerá de las decisiones que tomemos al respecto. Dicho de otra forma, podremos recibir una orientación respecto a, por ejemplo, cuál es nuestra misión de vida, aunque será pura y exclusivamente nuestra decisión seguir ese cómo y cuándo capitalizamos esa información.

Curiosamente, las respuestas a esta pregunta en particular relacionada con la misión de vida son muy movilizadoras para las personas. Algunas, las menos, porque reciben casi una revelación; otras, porque tenían una fuerte intuición sobre ello y acaban recibiendo una especie de confirmación que les da serenidad convicción y paz interior.

Las Constelaciones Familiares dedicadas a casos de depresión.

La depresión según Alexander Lowen. 

Con este artículo, y siguientes, intento resumir algunos aspectos esenciales del libro “La depresión y el cuerpo” de Alexander Lowen, evocar así su claro y profundo trabajo al respecto, y mostrar la utilidad de sus conceptos para las Constelaciones Familiares dedicadas a casos de depresión.

¿Qué es la depresión?

  • Es una pérdida de sentimientos, intereses y deseos.
  • Es una condición con escasa vida, vivacidad, excitación y respuesta.
  • Es un estado variable compuesto de ciclos repetitivos con bajos depresivos, seguidos de altos (euforia, manía, derrumbe) y de bajos de nuevo.
  • Es patológica, pero también puede ser un fenómeno recuperativo.

Síntomas de la depresión.

  • Derrumbamiento energético del cuerpo.
  • Decaído, encadenado, hundido.
  • Pérdida de energía para respirar profundamente.
  • Un abatimiento profundamente doloroso.
  • Vacío interior y carencia de auténtico placer.
  • Anulación del interés por el mundo exterior.
  • Inhibición de toda actividad.
  • Pasarse gran parte del día en la cama.
  • Incapacidad para responder.
  • Carencia de entusiasmo interior.
  • Mirada perdida en el tiempo.
  • Pérdida de autoestima.
  • Pérdida de la capacidad de amar.

Posibles causas de la depresión.

Melanie Klein estudió la depresión infantil con niños muy pequeños. Lowen presenta su trabajo con algunas discrepancias.

Si el pecho y la leche de la madre están a disposición del niño el tiempo necesario para satisfacer sus necesidades orales, el destete no genera un trauma, porque la pérdida de este placer se va compensando con otros nuevos. Pero si esta pérdida del placer de mamar y, por tanto, del amor, bienestar y seguridad asociados, se produce en unas condiciones inadecuadas, genera frustración, rabia y hostilidad hacia la madre. Cuando el niño siente que todo ello está perdido y es irrecuperable, lo normal es que se deprima. No acabaremos de entender la reacción depresiva si aceptamos como normales la frustración y la privación infantiles. En nuestra sociedad, con sus exageradas demandas de tiempo y energía a la madre, es inevitable cierto grado de frustración y privación infantiles. Si esta exigencia social tiene prioridad sobre las necesidades del niño, puede ser una fuente de dificultades posteriores.

René Spitz estudió el efecto directo que ejerce sobre el niño la pérdida del contacto físico con la madre. Observó el comportamiento de niños separados de sus madres presas en instituciones penales, a los seis meses de vida. En el primer mes de separación, los niños se esforzaban por recuperar el contacto con la figura materna. Lloraban, gritaban y se agarraban a cualquiera que les diera calor. A medida que esos intentos de recuperar la anterior relación con su madre fracasaban, iban encerrándose en sí mismos. Al cabo de tres meses mostraban un rostro rígido, el llanto había dado paso a una especie de gimoteo y se iban amodorrando. Si persistía la separación, aumentaba esta actitud de retirada, rechazaban todo contacto y se quedaban inmóviles en la cama. Tanto en su actitud corporal como en su conducta, estos niños mostraban las mismas características que los adultos depresivos.

John Bowlby observó los efectos de la separación en bebés y niños que estaban entre los seis y los treinta meses de edad cuando ocurrió la separación de la madre. En todos los casos en los que la separación se prolongó, el niño cayó en una reacción depresiva caracterizada por desapego, falta de respuesta y apatía.

Karl Abraham estudió los pacientes maníaco-depresivos y relacionó la depresión del adulto con una reactivación y un regreso a una “depresión primaria durante la infancia”, por una pérdida de amor y por el odio sentido por el niño hacia sus padres, principalmente hacia la madre. Al tener que reprimir la respuesta instintiva a esa pérdida y este odio, el paciente queda “debilitado y privado de su energía”.

Según Owen, la causa de la depresión es la represión de la emoción.

Visiones clave sobre la depresión.

Según Owen, cuando una persona ha experimentado una pérdida o trauma en su infancia que ha socavado sus sentimientos de seguridad y autoaceptación, se genera en ella una depresión. Su actitud y conducta están impregnadas de falta de realidad en el presente porque vive el presente con su mirada puesta en su pasado.

Y proyectará en su imagen del futuro la exigencia de invertir su experiencia inadmisible pasada. Si de niño experimentó una sensación de rechazo, se representará un futuro lleno de aceptación y aprobación. Si de niño experimentó una sensación de desamparo e impotencia, su mente generará una imagen futura en la que se sienta poderoso y dominante. La mente, en sus fantasías, intenta invertir una realidad inaceptable a base de crear imágenes que ensalcen al individuo e hinchen su ego.

Si una parte importante de su energía se centra en ellas, perderá de vista que su origen está en esta experiencia infantil, dispondrá de poca energía para el día a día y sacrificará el presente en aras de su cumplimiento. En estas condiciones, dichas imágenes se convierten en metas irreales, y por tanto, inalcanzables.

La irrealidad de la persona deprimida se manifiesta en su pérdida de contacto con su cuerpo. No se ve a sí misma tal como es, porque su mente está centrada en una imagen irreal. No se da cuenta de las limitaciones impuestas por sus rigideces musculares, pero estas limitaciones son las que hacen que no pueda realizarse como persona en el presente. No siente sus disfunciones corporales, su menor movilidad y respiración inhibida, porque está con su ego, su voluntad y su imaginación. La vida de su cuerpo, que es la vida en el presente, la descarta como irrelevante porque su atención está puesta en una meta futura que considera la única importante.

Las metas irreales dificultan entrar en relación directa con las necesidades básicas del ser humano.

Todo el mundo necesita amar y sentir que su amor es aceptado y en cierta medida correspondido. El amor y la estima nos relacionan con el mundo y nos dan la sensación de pertenecer a la vida. Ser amados facilita la expresión activa de nuestro propio amor. La gente no se deprime cuando ama. A través del amor uno se expresa y afirma su ser e identidad.

La autoexpresión es otra necesidad básica de todo ser humano, que subyace en toda actividad creativa y es fuente de nuestro mayor placer. La autoexpresión es expresión de sentimientos. Las vías a través de las cuales se expresan los sentimientos son los ojos, la voz y el movimiento corporal. Cuando la persona se halla en un estado depresivo, estas vías se han cerrado, los ojos están apagados, la voz es monótona y la movilidad reducida. El activar cualquier sentimiento, como la tristeza o la rabia, expresándolo con gritos o golpes, tiene un efecto inmediato y positivo sobre su estado depresivo.

Otra necesidad básica para todos es la libertad. La sociedad humana impone ciertas restricciones a la libertad individual en aras de la cohesión social. Pueden ser aceptadas si no restringen en exceso el derecho de autoexpresión. Pero no me refiero aquí a esta libertad exterior, sino a la interior, a la que permite autoexpresarse uno mismo y tener voz en la regulación de los propios asuntos. Hay prisiones interiores, a menudo más poderosas que las exteriores por ser inconscientes, que aíslan y limitan. La persona, mientras sobrevive en esta prisión, devana fantasías de libertad, trama planes para su fuga y sueña un mundo idealizado. Pero estas fantasías le impiden confrontar de manera realista las fuerzas internas que le atan. Antes o después, la ilusión se derrumba, el sueño se desvanece, el plan falla y cuando se encuentra cara a cara con la realidad, el individuo se deprime y desespera.

Las ilusiones nos llevan a metas, expectativas y a recompensas poco realistas: riquezas, éxitos, fama. Solemos creer que los ricos son unos privilegiados. Pero el rico se deprime tanto como el pobre. El dinero no da las satisfacciones internas que hacen que la vida merezca ser vivida. En muchos casos, la tendencia a ganar dinero justamente nos empobrece porque desvía nuestra energía de actividades creativas y autoexpresivas.

El éxito y la fama obedecen a otra motivación. Se basan en la ilusión de que aumentarán nuestra estima y nos ayudarán a lograr esa aceptación y aprobación que parece necesitamos de los demás. Pero estos logros aparentes aportan bien poco a la persona interior. Muchos triunfadores se han suicidado en la cumbre del éxito. Con la fama, pocos han encontrado verdadero amor y han superado la sensación interna de soledad. No muchos son los aplausos y ovaciones que llegan al corazón.

El verdadero objetivo que hay tras la lucha por el dinero, el éxito o la fama es la autoaceptación, la autoestima y la autoexpresión. Este anhelo profundo quedó marcado a fuego durante la infancia buscando la aceptación de los padres, transferido más tarde a los demás. La verdadera vida se vive en un nivel mucho más interior y personal.

Si queremos encontrar a la verdadera persona tras la fachada de su conducta social, tenemos que mirar su cuerpo, sentir sus sentimientos y entender sus relaciones. Sus ojos nos dirán si puede amar, su cara si es autoexpresivo y sus movimientos si dispone de libertad interior. Cuando estamos en contacto con un cuerpo vivo y vibrante, sentimos enseguida si estamos ante “Alguien”, sin tener en cuenta su posición social. La vida se vive realmente en este nivel personal donde un cuerpo se relaciona con otro o con su entorno natural.

Si pensamos que podemos autoaceptarnos, autoestimarnos y autoexpresarnos con fuentes externas a nosotros, con todos los adelantos materiales y tecnológicos, nos veremos lamentablemente desilusionados, y posteriormente deprimidos.

Persona autodirigida o heterodirigida.

Podemos ahondar nuestra comprensión sobre la depresión si distinguimos las personas autodirigidas de las heterodirigidas, las que se dirigen desde su interior de las que se dejan dirigir desde fuera. Éstas son más vulnerables a la depresión que aquellas.   

La persona autodirigida no se deja influir fácilmente por el entorno. Su personalidad tiene orden y estabilidad interna. Descansa en la solidez de la autoconciencia y autoaceptación. Se sostiene sobre sus propios pies y sabe dónde está.

La persona heterodirigida carece de estas cualidades, tiende a depender y necesita apoyarse emocionalmente en otros. Si pierde este soporte, se deprime. Sus necesidades infantiles de apoyo, aceptación y experiencia de contacto físico y calor no fueron satisfechas. Al sentirse insatisfecha, no tiene razones para tener fe en sí misma ni en la vida.

Mientras la persona autodirigida pone su fe en sí misma, la heterodirigida la pone en los demás, arriesgándose así a una decepción constante. Vive con la esperanza inconsciente de que los demás reconozcan su valor y le respondan con amor, aceptación y ayuda.

La persona autodirigida actúa y hace las cosas para y como expresión de sí misma. Se realiza a través de su respuesta al mundo, no de la respuesta del mundo a ella. Fueran las que fueran las necesidades insatisfechas que tuvo de niño, no espera ahora que los demás se las satisfagan.

A menudo las apariencias engañan. La persona heterodirigida con frecuencia aparenta que los demás le necesitan y cree así que es independiente. Pero es una indicación clara de que la persona está dirigida desde fuera. Bajo esa fachada de autosuficiencia, intenta satisfacer su necesidad de dependencia, mientras se engaña a sí misma y a los demás. La persona que expresa abiertamente su necesidad de dependencia no es tan propensa a deprimirse como la que la esconde bajo una máscara de independencia.

Estos dos tipos de personalidad también se diferencian en la forma cómo reconocen sus problemas y definen sus deseos. La persona autodirigida sabe lo que quiere, con autoconciencia, y lo expresa de forma concreta: “Siento que me estoy forzando demasiado y necesito parar”, “Mi cuerpo está tenso y respiro muy superficialmente, necesito abrirme”. La persona heterodirigida no puede hacerlo. Sus demandas son generales, amplias y poco claras, como “Quiero amor”, “Quiero ser feliz”, lo cual indica que le falta un fuerte sentimiento, autoconocimiento y centrarse.

La autodirección interior viene dada por un sentimiento fuerte que sólo permite un curso de acción. Esto no significa que la persona autodirigida esté dominada por un solo sentimiento y que se mueva en una sola dirección. Tal actitud implicaría rigidez, que se vendría inevitablemente abajo cuando la persona no pudiera mantener la necesaria tensión. En una persona sana, los sentimientos cambian constantemente. Se puede estar disgustado y amable, triste y después alegre. Cada emoción fuerte crea una nueva dirección que es la respuesta personal del organismo a su entorno. Toda emoción auténtica es una expresión directa de la fuerza vital que existe dentro de la persona.

Lo que normalmente uno siente son las diferentes emociones. Cuando se actúa con emoción o con un fuerte sentimiento, se actúa con fe: fe en la validez de los propios sentimientos y fe en uno mismo.

La persona que carece de fe ha suprimido todas sus emociones fuertes y las ha sustituido por un conjunto de creencias o ilusiones que guían y dirigen su conducta. Si un estudiante radical cree que la violencia es la única forma de derrocar el sistema establecido al que ve como opresor, reunirá mucha energía y evocará lo que pueden parecer sentimientos auténticos. Pero éstos no son personales. No está enfadado a causa de un insulto personal, o triste por una pérdida personal. Ha dejado a un lado sus sentimientos personales por lo que él cree que son las necesidades de los demás. Esta acción revela que es una persona dirigida desde fuera. Si la causa por la que lucha, sufre un revés, puede caer en depresión.

Antes de preocuparse por otros, nuestra primera preocupación debería ser la de nuestro propio bienestar. Si cada cual pudiera valerse por sí mismo y satisfacer sus propias necesidades, el mundo marcharía indudablemente mejor. La persona autodirigida no es egoísta. Está centrada en sí misma, y ello le permite darse cuenta de que depende del bienestar del resto de su comunidad. Y es realmente humanitaria, porque es consciente de su propia humanidad, de su propio ser como persona.

Si la sociedad tiene la culpa de las desgracias que me ocurren, es ella quien debería resolver mis problemas, pero como la sociedad son los otros, nadie se siente personalmente responsable. Puesto que la sociedad es una entidad vaga que carece de verdadero poder, desplazamos la carga de todos nuestros males personales y sociales al gobierno. Es difícil imaginar cómo el gobierno puede ayudarnos a superar nuestras depresiones, curar nuestras tendencias esquizoides, protegernos contra la ansiedad, etc. Cuando los ciudadanos, uno a uno, olvidan su responsabilidad personal de mantener limpia la comunidad, en orden y segura, es difícil que el gobierno pueda proporcionar siquiera los servicios esenciales. Creer que todo lo que tiene que hacer el gobierno es proporcionar más dinero y que con eso se arreglarán todos los problemas sociales, es una ilusión. Esas ilusiones son de una persona heterodirigida.

Una combinación de fe y responsabilidad personal es el núcleo de todo sistema religioso. Si el individuo no asume la responsabilidad de defender la moral y los principios éticos que dan sustancia vital a las creencias religiosas, la fe religiosa no tiene sentido. La fe y las creencias forman un todo integral cuando ambas forman parte de la vida diaria. Entre los que poseen esta combinación hay mucha menos tendencia a la depresión.

Y para los que se han deprimido poseyendo esta combinación de fe y responsabilidad personal, la conclusión es que su esfuerzo no salió del corazón, no lo hicieron por su propio valor, sino como medio para lograr aprobación y aceptación. Esta responsabilidad engañosa es totalmente distinta de la sincera creencia religiosa por la que cada individuo maduro es responsable ante sí mismo y ante Dios de lo que hace con su vida. El coraje de la gente auténticamente religiosa para afrontar dificultades impresionan. Pero posturas tan firmes son poco corrientes hoy día. 

Conclusiones de Alexander Lowen.

Una persona se deprime cuando no vive con los pies en la tierra, carece de fe en sí misma y ha entregado su independencia a cambio de la promesa de satisfacciones por parte de los demás. Ha invertido sus energías en su intento de realizar un sueño imposible. Su depresión significa su quiebra y desilusión. Pero si la entiende y maneja de forma adecuada, la depresión puede abrir el camino hacia una vida mejor.

Muchas personas han logrado superar su depresión con la ayuda de una terapia que les ha puesto en contacto con sus sentimientos, con su ser interno, les ha ayudado a recuperar cierto equilibrio e independencia, y les ha vuelto a orientar hacia el yo personal. Cuando el resultado es positivo, la persona termina por restablecer la fe en sí misma. Si quiere superar su tendencia depresiva, tendrá que terminar por ser una persona autodirigida.

Estas ideas de Lowen, generan en mí los siguientes comentarios:

Transferir los problemas a los demás y exigir su solución, es señal de que la persona está dirigida desde fuera. ¿Cuándo en la vida se da, de una forma natural, el poder sobre uno mismo a otros? Pues, cuando se es niño y el poder sobre uno está en los padres. Si siendo adulto, doy la culpa de lo que me ocurre a otros, les doy el poder sobre mí, lo que corresponde a una actitud infantil que hay en mí siendo adulto. En esa parte de mí, no he madurado, no he crecido. No tomo yo la responsabilidad (habilidad para responder) de mí en mí.

El culpar a otros de mis desgracias, es, pues, una señal de que algo doloroso ocurrió en mi infancia. Por haberme cogido por sorpresa, por no haber tenido en ese momento los recursos necesarios para procesarlo y soltarlo, por haberlo vivido en soledad y por no haber podido expresarlo, ¡Me lo tragué! De este hecho doloroso, me tragué todas las imágenes, todos los sonidos, todos los olores, amarguras y asperezas. Y me tragué todas las energías asociadas a esas memorias, con sus diversas tonalidades de rabia, odio, miedo, tristeza, asco, etc. ¡Todo eso me tragué!

¿A dónde fue a parar todo eso que me tragué? A un sótano profundo, oscuro, a un lugar recóndito del que no quiero acordarme, que a veces me sale llamarle “inconsciente”, pero que cuando lo nombro así, suelo decirlo en un tono despectivo, como si fuera un basurero maloliente y putrefacto que, cuanto más lejos esté de mí, mejor. A todo este proceso de tragarse memorias y energías de un hecho doloroso que no he podido procesar ni liberar, hasta almacenarlas en mi “inconsciente”, lo suelo llamar “Reprimir emociones”. Al hacerlo, al someterlas al ostracismo, quiero creer que ya las tengo bajo control. ¿He resuelto así mi malestar?

Veamos. A medida que vivo, experimento emociones, y voy acumulando memorias y energías de los hechos dolorosos no procesados ni liberados, en mi “inconsciente”, como si fuera un congelador, un cúmulo de desechos plásticos en el océano o un estercolero.

Mi tendencia a despreciarlo, me impide verlo, y menos mirarlo. ¿Es por mi ignorancia? ¿Es porque siento que algo en él está fuera de mi control? ¿Es porque tengo miedo a enfrentarme a algo desconocido e intuitivamente doloroso? La palabra “emoción” connota “energía” y “movimiento”. Todas esas energías asociadas a las memorias de aquel hecho doloroso ¿Se van a quedar quietas en este oscuro “inconsciente” hasta la eternidad, cuando las características esenciales de la energía son su agilidad, fluidez, rapidez y su capacidad de transformarse y de conectar? Puede que permanecieran congeladas un tiempo, dormidas como ciertas brasas entre cenizas, o como el estiércol, esperando a fertilizar la tierra. Hasta que, súbitamente, sucede un hecho cuya energía sintoniza y conecta con ellas, las despierta y las hace revivir. A lo largo de la vida suceden muchos hechos en los que aquella remota y aparentemente olvidada experiencia revive de nuevo y se manifiesta dolorosa y repetitivamente en forma de depresión para recordarme que aún está ahí en mí. Su insistencia es para que me dé cuenta de su existencia y permanece así en mí hasta que yo decida buscar ayuda, encuentre la causa, deshaga el nudo y pueda, así, liberarla de mi prisión.

Visto así, mi “inconsciente” es mi tesoro más inconscientemente temido y escondido que contiene las claves de mi bienestar y salud.

¿Por qué me cuesta tanto darme cuenta? Porque entrar en mi “inconsciente” supone entrar en contacto, aunque sea sólo por un momento, con algo muy doloroso para mí. Yo persigo y disfruto todo lo que me da placer, y rehúyo y sufro todo lo que es dolor. Por propia iniciativa, no me moveré sólo para reencontrarme con mi dolor. Pero puedo hacerlo acompañado de un profesional especial en quien confíe.

Las Constelaciones Familiares facilitan toda esa tarea de forma sustancial.

Intensifica el valor transformacional del Coaching y la Psicoterapia.

Danza Primal y Coaching Corporal.

Daniel Taroppio, señala que “sólo un abordaje integral, que incorpore el cuerpo, el lenguaje, la energía y las interacciones personales, puede hacer del coaching y la psicoterapia verdaderos métodos de transformación personal y organizacional”.

¿Por qué nos referimos concretamente a estos ámbitos profesionales?

Veamos. Es habitual escuchar que durante las sesiones de coaching o de psicoterapia, las personas muchas veces dicen lo que piensan y sienten, pero otras -consciente o inconscientemente- diluyen o esconden en el discurso la intensidad de sus emociones. No obstante, aún con esas “manipulaciones”, las personas todo el tiempo se están comunicando a través de la palabra, de la energía, de la emoción y de la corporalidad. Lo positivo es que toda esta información está allí, a disposición quien consulta y del coach. Lo negativo es que no siempre es tenida en cuenta o se le da la relevancia que tiene.

Curioso o no, incluso cuanto mayores son las capacidades lingüísticas de una persona disociada de su cuerpo, mayor puede ser su capacidad para desvirtuar y ocultar su propia emocionalidad, y esto, inexorablemente, le lleva a una existencia frustrante. Ahora bien, para que esas personas recuperen su vitalidad y su energía vibrante es necesario que los profesionales estén preparados para detectar esos bloqueos, y para acercarles metodologías simples que les permita trabajar naturalmente en su integración lingüística, corporal y energética.

Esa preparación profesional de la que hablamos exige trabajar, vivenciar y experimentar esa conciencia corporal y esa integración -en primer lugar y en primera persona-.

Por ejemplo, la toma de conciencia de los propios movimientos primordiales: gestos, posturas, miradas, respiración y energías que proyecta y recibe de otros, permite darse cuenta que es posible enriquecerlos conscientemente, liberando y expandiendo todas las capacidades sensitivas y expresivas del organismo.

El objetivo es aportar el entrenamiento y las herramientas necesarias para que coaches y/o psicoterapeutas conozcan su propia corporalidad y emocionalidad y, desde allí, sean capaces de percibir -en presencia y por resonancia- si los movimientos de las personas conllevan un flujo natural y coherente de sus energías y emociones, o para detectar si tiene algún tipo de bloqueo y ayudarles a liberarse de él.

Para ello se abordan distintas disciplinas de trabajo:

  • Dimensión lingüística: Lingüística Primordial.

Una disciplina que trabaja sobre la forma en que la palabra determina los estados corporales-emocionales, las relaciones interpersonales y viceversa.

  • Dimensión corporal-energética: Movimiento Primordial.

Permite trabajar con nuestra corporalidad, estado emocional, afectividad y creatividad. Constituye un método de trabajo psico-corporal, que permite a coaches y terapeutas percibir los bloqueos emocionales-energéticos en sus consultantes y acompañarlos en el proceso de liberación.

  • Dimensión meditativa: Meditación Primordial.

Es un trabajo respiratorio, de relajación y aquietamiento mental. Nos permite objetivar los propios procesos mentales, de manera que, en lugar de funcionar a través de patrones inconscientes, podamos convertirlos en objetos de nuestra percepción y des-identificarnos de ellos.

La integración de Lingüística y Movimiento Primordial brinda al coach o psicoterapeuta un doble aporte. En primer lugar amplía y profundiza su mirada, al permitirle percibir desde una sensibilidad expandida la corporalidad de quien consulta, integrada o disociada de su lenguaje verbal. En segundo lugar, le brinda una metodología que cuenta con ejercicios específicos para trascender esta disociación y colaborar en la integración psicofísica y emocional de cada coachee y/o paciente.

Para coaches y psicoterapeutas, entre otras cosas, integrar el Movimiento Primordial en la propia corporalidad significa:

  • Conocer la disociación de su cuerpo y aprender a asociarse, expresando sus sentimientos y emociones corporalmente.
  • Recuperar las capacidades básicas que ha ido perdiendo, producto de la socialización, a través de sus movimientos naturales.
  • Comprender la propia modulación emocional -el arte de equilibrar la consciencia y expresividad de las emociones sin perderse en ellas; sin disociarlas, reprimirlas o negarlas-.
  • Desarrollar espacios de silencio, quietud y serenidad interior, desde los cuales desplegar una nueva mirada acerca de sí y de su mundo.

Con sus clientes:

  • Potenciar el trabajo lingüístico permitiendo el despliegue de procesos de transformación más efectivos y profundos, a través de la aplicación de metodologías corporales-energéticas, realizando un proceso de desbloqueo y liberación corporal-emocional-energética.
  • Deconstruir los patrones de pensamiento disfuncionales, articulando lenguaje y cuerpo para lograr que la palabra organice y exprese auténticamente el estado interior de las personas y les permita descubrir todas las posibilidades que les ofrece una situación.

Acompaña a tus clientes a elegir de qué forma quieren crear su mundo personal y relacional haciendo conscientes sus dinámicas emocionales.

Constelaciones Familiares: sanar heridas emocionales del pasado.

La frase: «Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla” suele referirse a pueblos, naciones y civilizaciones en situaciones difíciles y similares a otras ya sucedidas en su propio pasado. Esta rotunda afirmación surge de estudios de investigación de historiadores. ¿Qué hace que una sociedad reincida en lo doloroso? ¿Es su dura cerviz? ¿Es su inconsciente colectivo, según Jung? En otro nivel, ocurre lo mismo en las personas y familias ¿Se puede superar esta contumaz reincidencia en comportamientos inadecuados que nos hacen sufrir?

¿Cómo se produce una herida emocional?

En el vivir experimentamos continuamente hechos. Si tenemos los recursos suficientes, los procesamos, aprendemos y crecemos gracias a ellos. Pero cuando un hecho nos resulta dramático, doloroso, nos impacta por sorpresa, no tiene solución en el momento en el que se produce, se vive en soledad y no se puede expresar, toda su potente energía nos invade a nivel físico y psicológico. Esta energía, asociada a un hecho con las características específicas anteriores, afecta nuestros procesos biológicos y nuestras estructuras mentales y emocionales, como lo hace un ejército que invade un país o un ataque cibernético que penetra por los resquicios de un sistema de información.

Ejemplos de hechos a nivel personal que pueden haber dejado en nosotros una huella indeleble son: un abandono, un abuso sexual, una agresión, una separación, un accidente de tráfico, una ruina económica, un anuncio desafortunado de una enfermedad grave, una muerte inesperada de un ser querido, o vivir una guerra.

¿Qué entendemos por pasado?

Es el conjunto de estos hechos que hemos vivido y que sabemos y sentimos que están impresos en nosotros al retroceder desde ahora. Así, visitamos nuestra vejez, adultez, juventud, adolescencia, infancia, período de creación de nuestros vínculos afectivos, nuestro nacimiento, un embarazo, una fecundación, etc., hasta nuestros padres, abuelos, bisabuelos..¡Sí, hasta más allá! ¿Es necesario? ¿Y es posible?

Una aportación esencial de la práctica de las Constelaciones Familiares es su capacidad para mostrarnos contumazmente que todas aquellas energías que se alojaron a la fuerza en alguno de nuestros antepasados debido a hechos brutales que vivieron, y que no pudieron procesar, permanecen presas en nuestro sistema familiar a la espera de que alguien de una nueva generación pueda liberarlas; por lo cual, no sirve sólo para sanar esta persona que siente y decide trabajarlo ahora, sino para todo su sistema familiar. Mientras esto no suceda, el sistema continuará mostrando la existencia de esta dolorosa herencia y su lealtad ciega a ella, reproduciendo comportamientos inadecuados y generando síntomas que hagan patente la necesidad de salir de este círculo vicioso.

La física nos muestra que la energía es diversa: potencial, cinética, calórica, eléctrica, magnética, electromagnética, etc. La energía que nos mueve a los humanos también puede expresarse bajo distintas tonalidades: odio, ira, miedo, asco, tristeza, alegría, confusión, etc. Cada hecho doloroso vivido y no procesado nos impone una o varias tonalidades energéticas. El conjunto de todos ellos nos carga con una mezcla energética única para cada uno de nosotros. Y es, precisamente, esta pócima energética mágica y única, la que nos mueve a comportarnos de una manera única. Todo ello nos conecta con la frase de Jung: ”Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, seguirá dirigiendo tu vida, y tu lo llamarás destino”. Un preso a quien atendí lo denominó de otra manera: “Mi cajón de mierda”.

¿Significa que cada uno de nosotros estamos programados en base a este brebaje energético único que llevamos encima?

Mi respuesta es sí; pero no es una maldición sobre la que no podamos actuar y modificar hoy. Gracias a todo lo que nos ha precedido, pertenecemos a la primera o segunda generación que tenemos el privilegio de poder ser conscientes de ello, y disponer de ciertos recursos para limpiarnos, liberar ciertas energías que nos complican la vida, acoger otras que nos la facilitan, y cambiar, así, a mejor, la tonalidad resultante de esa mezcla energética que nos hace comportarnos de una manera única.

Todo ese proceso de mejora profunda en nosotros exige reconectar por un instante con aquello que resultó doloroso, para poder darle la mano y sacarlo del hoyo profundo y recóndito en el que se encuentra, y liberarlo. Sólo entrando en nuestro inconsciente, y limpiándolo, podemos cambiar nuestro destino.

Hay personas que renuncian a hacerlo, prefiriendo quedarse donde están. Otras, hartas de tanto sufrimiento, tienen la intención decidida de afrontarlo y van a por ello. Continúa siendo un misterio para mí, por qué unas personas sí y otras no.

Las que se atreven a buscar ayuda en las Constelaciones Familiares, suelen recibir como regalo el comprender con el corazón, que no es entender con la cabeza, es ir más ligero y la paz de una vida más fluida y plena.

Dos preguntas finales para reflexionar:  

¿Hay energías a liberar en un país que ha sufrido una Guerra Civil a una o dos generaciones de distancia? ¿Qué síntomas me pueden inducir a iniciar un proceso profundo de mejora en mi mismo/a?

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