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Constelaciones familiares: las emociones en la pareja.

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Constelaciones familiares.

Las emociones en la pareja.

Las hay, muy diversas. La relación de pareja es muy emocional y se encuentra en constante cambio. Y es asunto de dos.

Cuando vivenciamos emociones, es cuando vivimos, más que existimos. Unas nos facilitan la relación de pareja y otras la dificultan. Unas nos ayudan a estar en sintonía, otras aportan parásitos y ruido, otras hacen saltar chispas y otras nos desconectan. Emociones como la rabia, el miedo, la tristeza o el asco, están ahí por algo. Son una respuesta a lo que nos pasó ¿Qué hacer con ellas?

En cuanto a las primeras, a las que nos ayudan a una buena relación, potenciarlas. Cuanto más tiempo dediquemos a saborear nuestras experiencias positivas, cuanto más las dejemos entrar en nosotros y más las interioricemos, más memorias emocionales vitales y duraderas albergaremos y más estructura neural cimentaremos con ellas.

¿Qué hacer con las emociones restantes? Pues, cambiarlas, liberarlas o borrarlas de nuestro disco duro. ¿Cómo? La clave de nuestra felicidad está en lo que nos hace infelices, en nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas, cada una con su correspondiente energía asociada. Cada uno de nosotros llevamos una mochila única, con una mezcla única de memorias y energías asociadas, gracias a la cual emitimos y captamos continuamente ondas de un determinado perfil.  Cuando éstas sintonizan muy bien con las de otra persona que vemos como potencial pareja, nos enamoramos, estamos felices con ella y comemos perdices.

Pero este contenido único de nuestra mochila cambia con el tiempo porque la mezcla de memorias y energías asociadas, procedente de nuestra herencia emocional familiar aún no resuelta, está en constante movimiento, así como las emociones derivadas de todos los hechos fuertes y no digeridos que vamos viviendo a nivel personal en nuestro constante deambular por la vida. A consecuencia de ello, también cambia el perfil único de nuestras ondas y, por tanto, nuestra habilidad única para sintonizar con las de nuestra pareja, que a su vez, también cambian en el tiempo. Así, pues, según la evolución de cada uno, la relación de pareja puede hacerse más íntima, mantenerse o dislocarse.

Nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias vivas que poseemos del mismo. A este respecto, la conocida frase: “La infancia es destino” nos da la pista que una gran parte de nuestras memorias y energías asociadas provienen de cuando éramos pequeños, sin los recursos necesarios para afrontar determinadas situaciones duras, ante las que para sobrevivirlas, sólo pudimos reprimir nuestras emociones (rabia, miedo, etc.) y esconderlas en nuestro inconsciente, a la espera de poder encontrar una solución para ellas. Pero mientras permanecen en el inconsciente, ejercen y actúan para sorpresa y desazón nuestra, dado que nuestra conciencia no es consciente de ello.

“Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”, según Jung. Un destino que supera y somete a nuestra voluntad.

Hasta que yo no entre en mi inconsciente para salir de mi inconsciencia, éste continuará dirigiendo mi vida, y yo le seguiré llamando destino.

Las Constelaciones Familiares nos ayudan a entrar en nuestro inconsciente, a encontrar las emociones que dificultan las relaciones de pareja, sus causas y conexiones para desactivarlas, a liberar aquellas y a poner orden y paz en el Sistema Familiar.

Los siguientes casos reales nos ayudan a comprender su aportación:

Mujer de 28 años. Bastante fría. Ha tenido varias parejas, de las que ella se separa antes de un año. Es hija única de un padre adoptado y de una madre que es la segunda de sus tres esposas en el tiempo. Las abandonó cuando ella tenía un año. Es difícil establecer lazos afectivos con un hombre si no los has vivenciado antes con tu padre. El abandono produce rechazo y al mismo tiempo un profundo anhelo por lo que no pudo ser. Esta es la emoción trampa que te engancha y te mantiene enganchado en ella hasta que la sueltas. ¿Cómo? Reconociendo que nuestros padres son los mejores. Tenemos un 50% de cada uno de ellos. Si no lo hicieron mejor, no fue porque no quisieron, sino porque en sus circunstancias únicas, no pudieron hacerlo mejor. Una vez reconocidos los hechos y reconciliada con lo sucedido, la mujer está en condiciones para afrontar una nueva y satisfactoria relación de pareja.

Un matrimonio con hijos. Están pensando en separarse cuando viene a verme. Discuten por casi todo. El trabajo sistémico permite descubrir que, además de la muerte de hermanos respectivos, cada uno de ellos está emocionalmente enganchado con la muerte de su tercer hijo, cuyo duelo no han hecho. Se trata de un acontecimiento tan doloroso que a veces se evita, no se mira y, por tanto no se hace. Ello genera inconscientemente una tristeza profunda y permanente. La solución pasó por mostrar claramente la situación, hacer todos los duelos, liberar el dolor que los dos llevaban y no excluir a nadie.

Mujer de 35 años. Estando embarazada de su segundo hijo, lo pierde. Le descubren varios quistes en el útero. Una primera constelación permite descubrir la conexión entre estos quistes y varios abortos sufridos por su abuela materna. Hay reconocimiento y reconciliación. Al cabo de un año, sus quistes casi han desaparecido. Vuelve para constelar su enfado. Ella se ha separado de su marido, y éste se ha casado con otra mujer sin anunciárselo. Esta segunda constelación ayuda a descubrir un bloqueo emocional masculino a lo largo de su sistema paterno y la conexión existente entre su enfado y la segunda mujer de su ex marido. Necesita tiempo para asimilar lo visto. En Constelaciones Familiares, poco es mucho.

Mujer de 34 años. Siente malestar. Vive con su pareja, una mujer de 33 años con dos hijas, separada del padre de éstas. El padre de ella maltrataba a su madre. El presenciar de pequeña situaciones tan dolorosas entre sus padres le motivó para aprender y alcanzar el campeonato nacional de un arte marcial para poder defender a su madre de la violencia de su padre. Al mismo tiempo honraba a esta violencia con la práctica de un deporte de lucha. Inconscientemente somos leales y honramos a nuestros dos progenitores, pase lo que pase. Su rol actual es masculino apoyando lo femenino. El inconsciente busca completar el complejo puzzle de nuestra posición en la vida, en la que todo encaja, aunque el consciente no entienda casi nada al respecto. El verlo de frente, encontrarle sentido y reconciliarse con ello, la tranquilizó y serenó profundamente.

Las Constelaciones Familiares ayudan a:
  • Rastrear las posibles causas y comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o borrar memorias inadecuadas.
  • Activar y poner en marcha procesos que llevan del atasco al desatasco, del desorden al orden, del desequilibrio al equilibrio, de la confusión a la claridad, del odio y el miedo a la reconciliación y a la paz.
  • Constituir un terreno fértil en el que pueda germinar un impulso inicial hacia una solución a los retos vitales de las parejas.

Las Constelaciones Familiares ayudan paradójicamente a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas.

Este taller te ayuda a entrar en ti. A comprender lo que lo racional no alcanza a entender. A cambiar y mejorar tu situación, la de tu pareja y la de tu sistema familiar en sentido amplio.

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Constelaciones familiares: relaciones entre padres e hijos.

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Constelaciones familiares.

Relaciones entre padres e hijos.
Si algo duele, algo tengo que aprender.

Cuando las relaciones entre padres e hijos entran en dificultades, suelen convertirse en obsesivas. Aunque estemos cocinando, trabajando, escuchando música o tomando un baño relajante en un SPA, consciente e inconscientemente nuestras energías y nuestra atención están atrapadas en el dolor por lo que nos ocurre y en su pesada carga emocional. Sufrimos, aunque no entendemos por qué. Es difícil comprender y ser objetivos si estamos presos en nuestra propia cárcel. Pero hoy podemos salir de ella y focalizarnos en la solución. 

Las Constelaciones Familiares ayudan a los padres e hijos a salir del pozo emocional de sus relaciones difíciles y a focalizarse en la solución.

A medida que vivimos, experimentamos una serie de hechos que nos impactan emocionalmente en mayor o menor medida. Para sobrevivir al momento en que se producen los hechos dolorosos, rechazamos las emociones que nos producen, las reprimimos y las guardamos en nuestro inconsciente. Así, pues, a medida que vivimos, vamos llenando nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas que, por serlo, comportan una cierta energía singular que emite y capta ciertas ondas, que nos permite sintonizar con unas ondas electromagnéticas muy precisas de ciertas personas, y no con otras.

Cuando vivenciamos en el presente algún hecho que resuena con algo doloroso que sucedió tiempo atrás, aquello memorizado en nuestro inconsciente sintoniza y salta al momento presente con una fuerza arrolladora y desconcertante. Esto hace que vivamos un presente condicionado inconscientemente por las memorias de nuestro pasado, y que no comprendamos algunas reacciones de nuestro propio comportamiento, ni las de los demás.

Si bien nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias dolorosas y vivas que poseemos del mismo en nuestro inconsciente, eso ya no tiene por qué ser así. Hoy podemos mejorar nuestro presente continuo cambiando conveniente, humana y amorosamente nuestras propias memorias y programas, como hacemos de una forma técnica y fría con los ordenadores.

Las Constelaciones Familiares ayudan a soltar o modificar estas memorias y programas inadecuados, buscando y encontrando el conflicto programante inicial, y desactivando su influencia, reconciliando y poniendo orden en el Sistema Familiar. Cuando eso sucede, el amor, la energía y la información entre los miembros del Sistema Familiar fluyen, sin atascos ni tapones, y esa ligereza y bienestar llega a la persona que ha tenido el impulso de constelar su caso.

¿Cuáles pueden ser las causas de unas relaciones difíciles entre padres e hijos?

Cuando las relaciones entre padres e hijos se hacen difíciles, la tendencia es mirar al otro como su causante. Los padres no suelen darse cuenta que ellos canalizan hacia sus hijos el agua que les viene de sus respectivas cumbres nevadas, que ellos les encauzan las memorias emocionales y su energía específica asociada, que les vienen de atrás, de sus respectivos sistemas familiares: abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y antepasados diversos. Y esas memorias y su consiguiente energía, que tanto el padre como la madre heredan inconscientemente de sus respectivos padres y las pasan y reparten inconsciente e irregularmente entre sus diversos hijos, están sutilmente condicionadas y embadurnadas por lo doloroso que ha sucedido y no se ha resuelto en su respectivo Sistema Familiar.

Las memorias y energías que cada uno lleva encima en cada momento pueden venir también de otras fuentes distintas del Sistema Familiar, como son los hechos dolorosos y traumáticos vividos en vida por padres e hijos, aunque a veces descubrimos que éstos son una pura consecuencia de las anteriores, como ocurre con ciertos hechos que se repiten a lo largo de varias generaciones al llegar a ciertas fechas, aniversarios, etc.

Todas esas memorias y energías que nos resultan tan pesadas, están ahí, en nosotros, esperando a que las liberemos. Si no lo conseguimos, pasan a nuestros hijos, y si no, a los hijos de nuestros hijos, hasta encontrar a alguien que sufriendo los efectos del atasco, diga ¡Basta!, y decida hacer algo al respecto. Hacer eso hoy es posible. Pertenecemos a la segunda generación de la historia que puede hacerlo, porque ahora sabemos cómo hacerlo. Y cuando lo conseguimos, cuando logramos eliminar el tapón emocional en nuestro sistema de cañerías, el agua, las energías y las informaciones fluyen a través de ellas, las relaciones entre los miembros del Sistema Familiar se normalizan y el alivio es grande, como el que se siente al llegar a un oasis después de una larga travesía por el desierto.

¿Qué memorias de hechos dolorosos ocurridos pueden intervenir y afectar a las relaciones entre padres e hijos?

Sin pretender ser exhaustivo, enumero varias posibles:

  • El haber vivido experiencias traumáticas en vida, como accidentes, enfermedades graves, prisión, adicciones, exclusiones, acoso laboral, abusos sexuales, violación, incesto, abortos, violencia en casa entre padre y madre, madre o padre no disponible o inexistente, adopción difícil, ruinas, luchas fratricidas, herencias destructivas, etc.
  • Lejos de haber crecido bajo un patrón de apego seguro e íntimo con sus cuidadores, haber vivido los primeros meses de vida bajo un apego inseguro evitativo, ambivalente o desorganizado, muerte prematura de padre o madre, haber sufrido abandono.
  • La calidad del nacimiento. No es lo mismo salir bien (tener éxito) después de un gran esfuerzo, que tirar la toalla porque el cordón umbilical alrededor de mi cuello me ahoga y luego un alma profesional y bendita me salva, o ser extraído con fórceps o por cesárea. La memoria específica que quedó impresa en mí a causa de la manera especial y única de cómo nací, ha contribuido a modelar mi carácter personal y único. Por ejemplo, mi memoria de que después de un esfuerzo viene el éxito me lleva a un comportamiento en la vida distinto del de una memoria de que llego al éxito sin esfuerzo.
  • La calidad del embarazo. El embrión en desarrollo lo capta todo, tanto la paz y la ilusión de la madre por llevarlo, esperarlo y amarlo, cuando sus progenitores se festejan, como el miedo y el desengaño de la madre cuando la relación de pareja no funciona, con discusiones verbales, violencias e incluso agresiones.
  • La calidad de la fecundación. No es lo mismo proceder de la fecundación resultante de un proceso amoroso entre mis padres que me desean, que ser el resultado de una violación.
  • Las cargas emocionales que cada miembro lleva por herencia de asuntos dolorosos inconscientes no resueltos por algunos de sus antepasados. Como hijo, una parte de estas memorias procede del Sistema Familiar de mi madre y la otra del Sistema Familiar de mi padre. A veces toman la forma de anhelos y necesidades insatisfechas con el padre o la madre, lealtades ciegas, mandatos velados, patrones encriptados, creencias limitantes, hechos repetitivos intensos o esenciales no dichos, secretos, conflictos, etc.

Su variedad es infinita y su intensidad muy diversa. Por eso no hay dos seres humanos iguales, y cada uno hace lo mejor que puede con lo que lleva en su mochila, por muy aberrante que parezca lo que hace. Si pudiera hacerlo mejor, lo haría.

Ante lo dicho, podemos estremecernos ante tal complejidad y pensar que poco se puede hacer al respecto. Pero es una creencia errónea. Ya se está haciendo y consiguiendo mucho.

Constelaciones familiares para vaciar la mochila de cargas emocionales dolorosas, fluir y disfrutar de una vida plena.

Las Constelaciones Familiares ayudan a:

  • Crear un ambiente adecuado, protegido y confidencial.
  • Cambiar de perspectiva, ampliar el campo de visión y mirar de forma más penetrante.
  • Rastrear las posibles causas.
  • Comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o eliminar memorias inadecuadas y añadir las que faltan.
  • Activar procesos que desatascan, ordenan, equilibran, clarifican, reconcilian, pacifican.
  • Crear un terreno fértil en el que pueda germinar una solución.
  • Comprender lo que lo racional no alcanza a entender.
  • Mejorar la situación de la persona que ha constelado y la de su Sistema Familiar.

Las Constelaciones Familiares son tecnología de alta precisión humana. Al dar en la diana, con muy poco se consigue mucho, al localizar y quitar el grano de arena que bloqueaba un engranaje, toda la máquina humana se pone en marcha.

Paradójicamente, las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas.

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Constelaciones familiares: relaciones de pareja.

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Constelaciones familiares.

Relaciones de pareja. Del síntoma al problema y a la solución.

Cuando las relaciones de pareja entran en dificultades, se convierten en un poderoso imán que acapara y absorbe gran parte de las energías de ambos. El dolor por lo que les ocurre los obnubila y les imposibilita ver e ir más allá. Pero las relaciones difíciles son sólo el síntoma y no la causa.

Las Constelaciones Familiares ayudan a la pareja a explorar lo esencial de sus relaciones a partir de los síntomas y a centrar su atención en la solución.

A medida que vivimos, experimentamos una serie de hechos que nos impactan emocionalmente en mayor o menor medida. Para sobrevivir al momento en que se producen los hechos dolorosos, rechazamos las emociones que nos producen, las reprimimos y las guardamos en nuestro inconsciente. Así, pues, a medida que vivimos, vamos llenando nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas que, por serlo, comportan una cierta energía singular que emite y capta ciertas ondas. Cuando vivenciamos en el presente algún hecho que resuena con algo doloroso que sucedió tiempo atrás, aquello memorizado en nuestro inconsciente sintoniza y salta al momento presente con una fuerza dominante y desconcertante. Esto hace que vivamos un presente condicionado inconscientemente por nuestro pasado, y que no comprendamos algunas reacciones de nuestro propio comportamiento, ni las de los demás.

Si bien nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias vivas que poseemos del mismo, eso ya no tiene por qué ser cierto para siempre. Hoy podemos mejorar nuestro presente continuo cambiando convenientemente nuestras memorias. Las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar el verdadero conflicto así como sus causas para desactivarlas, y poner orden en el Sistema Familiar.

¿Cuáles pueden ser las causas de unas arduas relaciones de pareja?

¿Qué memorias pueden intervenir y afectarles? En base a los numerosos casos que he tratado, enumero varias posibles, ordenadas desde el presente de una pareja hacia el pasado de ambos:

  • El no poder tener hijos, sufrir algún aborto natural (o provocado), vivir un falso embarazo sin hacer el duelo correspondiente, el que haya uno de los dos que no quiera tener hijos.
  • El tipo de educación recibida. Cuanto más capaces son los padres de sentir, más abiertos suelen estar a lo sexual y más dejan expresar a sus hijos sus sentimientos. Mientras que los padres más cortados de su sensibilidad suelen estar más reprimidos y mostrarse más represivos con sus hijos.
  • El haber vivido experiencias traumáticas como violencia en casa entre padre y madre, acoso, abusos sexuales, violación, incesto, muerte prematura de padre o madre que impide arriesgarse y exponerse afectivamente más tarde en el acto sexual.
  • Lejos de haber crecido bajo un patrón de apego seguro e íntimo con sus cuidadores, haber vivido los primeros meses de vida bajo un apego inseguro evitativo, ambivalente o desorganizado, haber sufrido abandono.
  • La calidad del nacimiento. Por ejemplo, un traumatismo natal puede ser generador de un rechazo y de una incapacidad general a sentir, a resentir, que aplicado a lo afectivo y a lo sexual, puede ser causa de frigidez.
  • La calidad de la fecundación. No es lo mismo proceder de la fecundación resultante de un proceso amoroso entre mis padres que me desean, que ser el resultado de una violación.
  • Las cargas emocionales que cada miembro de la pareja lleva por herencia de asuntos dolorosos inconscientes no resueltos por algunos de sus respectivos antepasados. Cuanto más pesadas sean estas cargas, mayor será su poder de atracción y más se girará uno hacia ellas y más uno dará la espalda al otro. Y este otro se puede sentir postergado, olvidado, abandonado. También puede suceder que a éste otro le ocurra lo mismo. En este caso, ambos se dan la espalda y su relación va a su fin.
Constelaciones familiares. Vaciar la mochila de cargas emocionales para construir en positivo.

Para ello, necesitamos vaciar el inconsciente de cargas emocionales por hechos dolorosos vividos y cargas familiares heredadas sin resolver -de ambos-, antes de constituirse como pareja, o como más tarde, cuando las dificultades empiezan a aparecer.

¿Qué asuntos pendientes de solución procedentes del sistema familiar de origen de ambos influyen en las relaciones de pareja? Pueden ser muchos; entre ellos:

  • Vínculos, apegos, lealtades ciegas, mandatos velados y creencias limitantes.
  • Anhelos y necesidades insatisfechas con el padre, la madre, hermanos, con otros.
  • Hechos esenciales no dichos, sucesos, ruinas, secretos y conflictos.
  • Patrones de comportamiento inadecuados y hechos repetitivos intensos.
  • Hilos invisibles que nos mueven, enganchan o encarcelan emocionalmente.
  • Posición inadecuada de algún miembro en el sistema familiar. Excluidos.
  • Reconciliación con ciertos miembros clave de la familia, etc.
Las Constelaciones Familiares ayudan a:
  • Rastrear las posibles causas.
  • Comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o eliminar memorias inadecuadas.
  • Activar y poner en marcha procesos que llevan del bloqueo al desatasco, del desorden al orden, del desequilibrio al equilibrio, de la confusión a la claridad, del odio y el miedo a la reconciliación y a la paz.
  • Constituir un terreno fértil en el que pueda germinar un impulso inicial hacia una solución a los retos vitales.

Paradójicamente, las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas. Este taller te ayuda a entrar en ti. A comprender lo que lo racional no alcanza a entender. A cambiar y mejorar tu situación y la de tu sistema familiar.

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¿Quién tiene el poder sobre mi?

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¿Quién tiene el
poder sobre mi?

Inteligencia Sistémica para el crecimiento personal.     

Muchos tienen la sensación de pasar por situaciones que nos dominan en absoluto. Se requiere estar en un mayor nivel de sensibilidad para llegar a plantearse la pregunta del título. Y se necesita subir otro escalón de consciencia para decidir y ponerse en marcha para conseguir una buena respuesta. Cuando se dispone de ella, ya solo queda dar el siguiente y último paso: encontrar la solución. No hay atajos.

Cualquier ser humano tiene infinitas posibilidades a su alcance. Pero cuando se queda obsesionado o enganchado emocionalmente con una de ellas, todas las demás desaparecen para él. Esta ofuscación “no visible” o inconsciente, suele estar relacionada con anhelos y necesidades vitales insatisfechas de uno mismo.

Para autoprotegernos de todo hecho doloroso que vivimos sin los recursos necesarios para afrontarlo y resolverlo, lo pasamos sutilmente del consciente al inconsciente, a ese almacén oscuro de memorias que condicionan nuestro comportamiento cada vez que se activan por vivir algún hecho resonante con ellas.

Paradójicamente, cuanto más llenamos el inconsciente de todas esas memorias para autoprotegernos inicialmente, más bombas de efecto retardado acumulamos y más sufrimiento nos genera a lo largo del tiempo. Si no logramos poner remedio, la consecuencia final es la aparición y desarrollo de una enfermedad en nuestro cuerpo.

Esas memorias pueden haberse creado con hechos dolorosos sucedidos:
  • En el ámbito profesional: obedecer ciegamente un mandato parental y trabajar en algo que no me gusta, accidente laboral, no permitirme ganar dinero si mis padres no lo lograron, no estar a la altura, cometer errores graves, despido, robo, malversación de bienes, estafa, chantaje, amenaza, suspensión de pagos, quiebra, peleas entre socios, lucha con mi jefe, compañeros o subordinados, su falta de reconocimiento hacia mí, acoso laboral, etc.
  • En el ámbito personal, entre mi nacimiento y hoy: muerte prematura de madre o padre, abandono, separación, falta de afecto, pérdida natural o aborto de algún hermano, abusos, violencia, agresión, prisión, accidente, suicidio, guerra, terrorismo, emigración, pérdida de un hijo, divorcio, incendio, arruinarse, enfermedad, etc.
  • En el momento vital de mi nacimiento: puedo haber luchado y alcanzado el éxito de manera natural, haberme sentido ahogado por tener el cordón umbilical alrededor del cuello o por tragarme líquido, sentir mi cabeza atrapada por unos fríos y duros fórceps, y abandonarme a la acción de otros al no existir la mía, por cesárea, etc. Cada una de estas modalidades en el nacer influyen y marcan -a su manera- nuestro comportamiento de manera indeleble.
  • Durante mis nueve meses de embarazo: he oído los gritos y las peleas entre mis padres, he sentido los miedos, las angustias y la tristeza de mi madre, sus lloros, etc.
  • Durante los meses que preceden a mi fecundación: no es lo mismo ser el resultado de un acto amoroso, que el de una violación. Ser deseado por mis padres es diferente de no haberlo sido. La calidad de su relación condiciona la calidad de la fecundación.
  • Antes que todo eso: También albergo las memorias procedentes de hechos dolorosos no resueltos por mis padres, abuelos, bisabuelos, etc., y que a través de ellos me llegan a mí para que yo encuentre una solución para mi sistema familiar. Si yo no doy con la solución, esta herencia emocional y sistémica, esa energía, pasa a mis descendientes. Aquí están las memorias de espanto, miedo e ira, generadas por hechos de guerra, campos de concentración, asesinatos, cárcel, acontecimientos sociales, ruinas, pérdida de casa, herencias y peleas familiares, trastornos mentales, enfermedades, etc.

No pretendo hacer de este artículo una película de terror, ni demostrar cuantas razones tenemos para caer en el pesimismo, sino poner sobre la mesa una muestra de las muchas memorias que podemos alojar en nuestro cuerpo como consecuencia de hechos dolorosos de nuestro existir. No es una fatalidad. Es un punto clave desde el cual podemos iniciar un cambio sustancial a mejor.

Todos albergamos en nuestro inconsciente memorias que influyen en nuestro comportamiento y complican nuestra vida. Cada uno lleva las suyas por venir de dónde viene y por vivir lo que vive.

Una vez comprendido eso, disponemos como mínimo de dos alternativas:

  1. Ir de víctima por la vida, culpando a nuestras memorias de nuestro indeseado destino y dando, por tanto, a ellas el poder sobre mí… o bien:
  1. Tener yo el poder sobre mí. Para conseguirlo, la solución radical consiste en borrar todas esas memorias tóxicas de mi disco duro. La solución más real consiste en borrar cuanto antes esas memorias que me impiden disfrutar de una vida más plena, fluida y sana.

Esta segunda alternativa es la elegida por las personas que deciden recurrir a la ayuda de la Inteligencia Sistémica.

¿Qué hace el profesional de la Inteligencia Sistémica para conseguirlo?
  1. Crea las condiciones adecuadas para hacer posible lo que ha resultado imposible para la persona o equipo hasta ese momento, mediante la creación de una atmósfera de protección, confidencialidad y confianza mediante una empatía profunda.
  2. Pregunta al cliente qué asunto quiere trabajar en la sesión que ahora inician. Cada sesión se focaliza en inducir una solución para el asunto planteado.
  3. Acompaña al cliente en su proceso de inmersión y exploración de todos aquellos hechos dolorosos vividos o sucedidos en el sistema humano al que pertenece. No se trata de remover mierda para nada, sino de subir a la superficie y poner al descubierto algo vivo que el cliente reprimió y escondió cuando ocurrió, y que aunque hoy no es consciente de su existencia, sabe que está ahí, en su inconsciente, por sus efectos inadecuados. Se trata de dejar de vivir el presente como una repetición del pasado.
  4. Ayuda a localizar donde están los desórdenes, los mandatos soterrados, los nudos emocionales, las limitaciones, los bloqueos, los fantasmas y demás desbarajustes existentes en el sistema al que pertenece el cliente.
  5. Una vez detectados los puntos clave a lo largo de la exploración, el cliente y el profesional de la Inteligencia Sistémica disponen de una imagen sobre la que pueden trabajar, ordenando, reencauzando, resignificando, deshaciendo, desenredando, desatando, eliminando, desbloqueando, liberando, soltando y reconciliando.
  6. ¿Cuándo se da por terminada una *sesión? Cuando el cliente dice sentirse bien después de lo descubierto, visto, vivenciado y trabajado. Cuando ocupa la posición que le corresponde en el sistema humano al que pertenece.

*Una sesión suele durar de dos a tres horas.

La Inteligencia Sistémica es tecnología humana de precisión en la localización y reparación de dolencias incapacitantes para el buen funcionamiento de los sistemas humanos.

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Trabajo mucho, consigo poco.

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Trabajo mucho, consigo poco.

Esta afirmación la oigo con una cierta frecuencia como respuesta a mi pregunta: ¿Qué asunto quieres trabajar en esta sesión? que planteo a mi cliente al inicio de cada sesión individual o grupal en el ámbito del desarrollo profesional. En este artículo expongo algunas de las posibles causas de conseguir poco, trabajando mucho. 

Una posible causa es la falta de conocimientos. Otra, es no tener las habilidades clásicas de resolución de problemas, comunicación, cooperación, trabajo en equipo, etc., para hacer que todos estos conocimientos se transformen en realidades a través de las personas. Esas carencias se pueden solucionar a veces con una formación adecuada.

Pero con frecuencia esas insuficiencias no se resuelven con formación. Cuando eso ocurre, podemos pensar que dichas carencias constituyen la punta visible del iceberg, el síntoma, el efecto de que algo en el cliente no va como querría. Si ese algo fuera consciente, el cliente ya no tendría el problema. Lo tiene en el inconsciente, en ese saco negro que todos llevamos atrás en el que echamos toda nuestra “basura”, todo aquello que emocionalmente nos impactó en su momento, nos dolió, que no tuvimos los recursos personales adecuados para asimilarlo y darle salida, y que como no encontramos una solución cuando ocurrió, no se nos ocurrió una cosa mejor que rechazarlo, despreciarlo, excluirlo, reprimirlo y esconderlo en ese lugar oscuro que denominamos inconsciente, con la ilusión pueril de que nunca más reviviríamos ese dolor.

Pero todas estas energías, que nuestras células sobre-absorbieron al recibir el impacto de esos tsunamis dolorosos que nos tocaron vivir y que somatizaron, no están quietas. Se muestran de diversas maneras para señalarnos que están ahí y que algo hemos de aprender y hacer para darles salida para encontrar nuestra paz y serenidad. Cuando alcanzamos éstas, las ondas electromagnéticas que emitimos y captamos son diferentes de las que emitíamos y captábamos cuando estábamos sobre-energizados o sobre-excitados. A partir de ese momento, desde la paz y la serenidad, ya estamos preparados para conseguir mucho con un trabajo centrado y fluido.

Bajo el punto de vista sistémico, todo efecto es el resultado de una o varias causas independientes y/o relacionadas. Aceptando este principio, la Inteligencia Sistémica puede ponerse en marcha y resultar sumamente eficaz al focalizarse en descubrir las causas, sus dinámicas y a partir de ellas, sanear, limpiar, desbloquear, sanar heridas, reconciliar y hasta asentar unas bases sólidas para que una solución aparezca y se dé.

¿Qué causas inconscientes, que por absorber mucha de nuestra energía, nos dejan poca energía disponible para un trabajo centrado, fluido y eficaz?

Pueden ser muchas. Veamos algunas:

  • Me llevo mal con mi jefe, y en general, con cualquier figura de autoridad. Con frecuencia, la Inteligencia Sistémica suele llevarme a descubrir que el programa que condiciona esta parte de mi comportamiento se desarrolló y se alojó en mí a consecuencia de mi mala relación con mi padre (mi primera figura de autoridad) o con alguien significativo de mis antepasados. Este descubrimiento lleva a su vez a explorar más allá, hasta averiguar qué generó esta mala relación y qué hacer para corregirla, y así, parar la acción de dicho programa, y en consecuencia, su consumo ingente e inconsciente de energía en mí.
  • Como yerno y trabajador de la empresa familiar de mi suegro, cuya heredera es mi mujer, me esfuerzo por hacer mi trabajo lo mejor que sé, pero no obtengo el reconocimiento debido. La Inteligencia Sistémica puede mostrar que mis buenas intenciones y consciencia me llevan a transgredir y no respetar a los miembros del sistema familiar y empresarial de mi suegro y de mi mujer. Me he apropiado inconscientemente de una posición en el sistema que no me corresponde. La Inteligencia Sistémica me ayuda también a encontrar mi posición correcta, a reparar los errores cometidos y a dejar de poner mis esfuerzos en el camino equivocado.
  • Por más que lo intento, no consigo tener los pies en la tierra. A veces hemos vivido hechos que nos han impactado emocionalmente. Estamos enganchados inconscientemente a ellos, pero no somos conscientes de ello. Una mirada fija perdida en el infinito suele ser una pista. La Inteligencia Sistémica ayudó a un hombre a descubrir que su falta de referencias y su desorientación vital fueron debidas a la muerte de su gemelo durante el parto. En apariencia miro hacia aquí o allí, pero mi mirada inconsciente está anclada allá, en la búsqueda incesante de ese referente anhelado que me orientó y acompañó durante mis nueve meses de gestación.
  • Mis lealtades incompatibles e inconscientes me llevan a perseverar hasta construir un puzzle complejo y conciliable. Siendo niña, fue testigo de palizas que su padre daba a su madre. En su juventud llegó a ser campeona nacional de un arte marcial por su anhelo de poder defender a su madre de su padre. Su rechazo profundo de lo masculino le lleva a vivir con otra mujer separada y madre ya de dos hijas. Y al mismo tiempo, ejerce un rol masculino en su pareja y honra su violencia heredada con su dominio de un arte marcial.

¡Cuánta energía gastada en la búsqueda de una solución vital conciliadora cuando uno procede de dos orígenes tan discordantes! ¿Cuánta energía queda para el trabajo?

La Inteligencia Sistémica ayuda a desvelar el sentido de lo que no tiene sentido para nuestra racionalidad, a conectar con la vida y a disfrutar de ella en paz y serenidad.

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Inteligencia Sistémica para el desarrollo profesional.

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Inteligencia Sistémica
para el desarrollo profesional.

Los profesionales suelen centrar inicialmente su atención, esfuerzos y energía en el conocimiento. Más tarde suelen darse cuenta que necesitan dominar una serie de habilidades humanas para que la utilidad de su conocimiento pueda llegar a los demás. Y más tarde descubren que esto sucede de una manera óptima si se respeta un determinado orden en el sistema donde trabajan.

Pero no siempre se conoce ni se respeta el orden sistémico en las organizaciones donde ocurre el desarrollo profesional. Cuando eso sucede, la situación y los resultados se degradan. Si no se pone remedio, se alcanza el borde del abismo.

Cuando se llega a situaciones profesionales límite en las que ya no hay ideas ni ilusión, o hay aburrimiento, confusión o conflictos constantes; cuando damos vueltas y más vueltas a lo mismo sin la fuerza para salir de ahí y cambiar; cuando los modelos se muestran agotados, o cuando nos hundimos en patrones repetitivos que consumen mucha de nuestra energía y generan poco beneficio, ¿qué solemos hacer?

Con frecuencia buscamos a un culpable. Como le damos el poder sobre nosotros y sobre lo que nos ocurre, nos excluimos de la solución, nos quitamos responsabilidad, nos irresponsabilizamos y nos ponemos en sus manos. Pero la solución pasa justamente por todo lo contrario, es decir, por reconocer nuestra situación, responsabilizarnos de lo nuestro, tomar el poder sobre nosotros mismos, empoderarnos. En este caso ¿qué hacer?

De hecho, no hay que esperar a llegar a estas situaciones extremas para plantearnos dicha pregunta. Es mucho mejor hacerlo antes, sobre todo porque las alarmas de nuestro nivel de conciencia, que es mucho más que nuestro nivel de conocimiento, suelen encenderse bastante antes de que sea demasiado tarde.

La Inteligencia Sistémica es muy útil para inferir soluciones tanto en las situaciones profesionales límite, como en las que pueden llegar a serlo si no se corrige su tendencia, y también en aquellas otras que requieren elegir la mejor opción ante un abanico de alternativas posibles, para no caer en las menos adecuadas.

Con el trabajo sistémico sobre una determinada situación difícil, suele haber un antes y un después, independientemente de la modalidad utilizada, sea en grupo abierto o cerrado o en sesión individual. Aquí me voy a centrar en esta última.

¿Para qué una sesión individual?

Una sesión individual de Inteligencia Sistémica es, paradójicamente, una manera sencilla de trabajar asuntos complejos. Una clave está en la calidad de la empatía y de la relación del profesional con el cliente. Cuando esta calidad existe, el cliente se siente escuchado de forma plena y protegido en un ámbito seguro en el que se puede dar el permiso para llegar hasta donde nunca había llegado antes.

He tenido clientes de más de sesenta y cinco años que, ¡¡por fin!!, han podido expresar hechos fuertes vividos y sufridos a lo largo de su vida profesional y que hasta ese momento los habían mantenido en el más estricto secreto en lo más hondo de su ser. Una vez dichos y puestos al descubierto, y liberadas las emociones que les han acompañado todo este tiempo, la transformación de su cara es inmediata: la paz se muestra y su mirada se hace clara y rebosante de vida.

Hay hechos que podemos calificar de estrictamente profesionales, inherentes a la propia organización o entorno en el que uno trabaja. Y es en este ámbito donde está la solución. Pero a veces no está ahí; está en otro ámbito. A veces, las causas de lo que ocurre en el trabajo no son profesionales, sino que vienen de antes. No es extraño que sea así; de hecho, cuando entramos profesionalmente a trabajar ya estamos moldeados de una determinada manera, aunque siempre podemos cambiar.

He acompañado a muchos directivos exigentes, perfeccionistas, agresivos y poco comunicativos con sus subordinados, equipo e hijos. Pueden estar repitiendo, por ejemplo, un patrón de comportamiento heredado de su padre, por lealtad o por rechazo, con cualquier figura de autoridad. En este caso, la solución para el cliente suele pasar por expresar a su padre todos sus anhelos insatisfechos, quejas y reproches, acoger su parte niño herido, integrarla con su parte adulta, hasta hacer un todo emocionalmente completo que es capaz de reconciliarse con su padre. Cuando lo hace, la serenidad, la fuerza, la creatividad, la espontaneidad, la alegría y la fluidez aparecen.

Cuando tomamos consciencia de algo, nuestros fantasmas pierden su función y se van.

Cuando nos damos cuenta de ese algo, hasta ahora inconsciente, desaparece en nosotros la energía acoplada a la emoción generada por aquella vivencia impactante. Energía que, a modo de un tsunami, nos arrolló con toda su energía, la somatizamos, la albergamos y la mantenemos en nuestras células así agitadas, hasta que somos capaces de abrir la puerta y dejar pasar toda esa energía acumulada en nuestro inconsciente al consciente.

Una sesión individual de Inteligencia Sistémica va directamente al grano sin necesitar grandes recursos. Los más corrientes son muñecos o papeles en el suelo. Saben lo que no está escrito porque han participado en la solución de muchos casos. Se caracteriza también, por su gran adaptabilidad a las necesidades del cliente en cuanto a lugar, fecha y horario. Puede realizarse de manera presencial como telefónicamente.

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