Los artículos anteriores permitieron comprender que la conexión entre nuestro cuerpo y nuestros pensamientos, creencias y emociones, se produce a través de la energía a distintos niveles de condensación y frecuencia. Todo ello, nos abre otras maneras de ver la enfermedad y nos advierte sobre cómo sanarla. En este artículo y siguientes, seguimos centrando la atención en hechos que nos amplían esta comprensión.
¿Hasta dónde puede llegar el efecto de nuestros pensamientos y creencias sobre nuestras enfermedades?
El doctor Joe Dispenza realizó un estudio sobre personas que experimentaron una remisión espontánea de enfermedades como el cáncer, la diabetes o raros trastornos genéticos para los cuales la medicina no tenía cura. Dicho estudio mostró que estas personas tenían en común los cuatro puntos siguientes:
1) Todas aceptaban y creían en la existencia de un orden y una inteligencia superior, esa que existe dentro de nosotros, esa que nos da vida a cada ser humano, ya sea feliz o infeliz, rico o pobre, santo o pecador, esa que se ocupa de todas nuestras funciones vitales, como la respiración, la digestión, la circulación sanguínea o la constante renovación de nuestras células, sin que tengamos que ocuparnos conscientemente de ellas. “El poder conectarme con esta inteligencia superior ayudaría a mi curación, a convertirme en alguien diferente y daría vida a esa nueva persona distinta, fuera quien fuera”.
2) Todas creían que su modo de pensar y sentir había contribuido a su enfermedad. Aunque estuviese ligado a alguna vieja experiencia, tenían que cambiarlo. Para ello, se separaron de la gente y de las distracciones del entorno, del tiempo, de los sucesos, y dejaron que el pensamiento fuera más real que todo lo demás.
3) Para conseguir el objetivo del punto anterior, tenían que convertirse en otra persona. Cuando empezaron a pensar en quienes querían ser, vieron opciones diferentes a las que habían prevalecido durante los últimos años de su vida. Se plantearon preguntas poderosas. Se cuestionaron sus creencias. Su cerebro empezó a diseñar circuitos nuevos y nuevas conexiones. Así, empezaron a cambiar su manera de pensar.
4) Esas personas se reinventaron así mismas. Estaban tan absortas en ello que pasaban largos ratos (horas) sin tener noción del tiempo y del espacio (creían haber pasado unos pocos minutos). Al cambiar su mente y su forma de pensar, enviaron una nueva señal a las células de su cuerpo y se produjeron resultados tangibles en sus vidas.
Percibimos la realidad según la estructura de las conexiones neurológicas que hay en nuestro cerebro en cada momento. Lo fijado permanentemente en ella en forma de circuitos determinados hace que ya no tengamos que pensar en eso. Nuestro cerebro dispone, así, de programas automáticos que definen nuestra forma de pensar robotizada en toda nuestra vida. Pero esta estructura varía, a medida que la ampliamos con las conexiones adicionales que establecemos a partir del nuevo conocimiento que vamos adquiriendo. Si éste no es convencional, si se sale de lo que se suele aceptar como científica, social, política y religiosamente normal, a lo mejor podemos empezar a percibir la realidad de otra manera.
Tu pensamiento es más importante que tu entorno.
Estas personas que se curaron a sí mismas de sus enfermedades, independientemente de su cultura, credo, nivel de educación, sexo o religión, básicamente se dijeron:
“Voy a observar un resultado diferente y voy a aferrarme a esta observación, concepto, idea, moral, ética, visión o sueño. Independientemente de la reacción de mi cuerpo, de mi entorno y del tiempo, creo en ello. Y si mi entorno no está de acuerdo con mi pensamiento, mi pensamiento es más importante que mi entorno”. Posiblemente eso es lo que hicieron Gandhi, Martin Luther King, Madre Teresa o Nelson Mandela
Carlos Surroca utiliza y aplica la Inteligencia Sistémica para detectar, desbloquear atascos emocionales, vencer limitaciones, esclarecer motivaciones y clarificar los caminos a seguir en su trabajo de acompañamiento individual a personas, líderes, emprendedores, empresas, empresas familiares y organizaciones.