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Oratoria Política: claves para una comunicación cercana, persuasiva e influyente.

Las figuras políticas y el discurso político ocupan un lugar esencial en las sociedades contemporáneas. Desde ese lugar de privilegio, la comunicación y el discurso intenta estar y llegar cada vez más cerca de las personas. Hoy podemos ver a un/a político haciendo política en un acto partidario, en los medios de comunicación, en las redes sociales y en la calle. En tal sentido, si bien los gabinetes de comunicación suelen ser moneda corriente dentro del equipo que rodea a un/candidato/a, la forma de comunicar de la figura política requiere de versatilidad para resolver -en cada escenario- una comunicación cercana, persuasiva e influyente.

Ahora bien, para que puedan darse esas tres características en la comunicación, el/la candidato/a -en este caso en particular- tiene que aprender a comunicarse con convicción, seguridad y serenidad; es decir, como ha logrado hacerlo en su vida infinidad de veces, en diversas situaciones y ámbitos. 

De la micro-militancia a los escenarios.

Es cierto que mayoría de los/as figuras políticas llegan a este entrenamiento con cierto rodaje y esto tiene una explicación muy lógica. Cuando un político se mueve en entornos amigables a su línea de pensamiento, por ejemplo cuando se desempeña o se ha desempeñado como militante o concejal, suele dar sus discursos casi sin riesgo de equivocarse ni en el fondo ni en la forma. De hecho, si así lo hiciera, probablemente muchos/as simpatizarían con el error en vez de reprochárselo.

No obstante, cuando esos mismos perfiles se encuentran frente a la posibilidad de convertirse en candidatos/as a un puesto de mayor representación y relevancia, saben que la amplitud de la audiencia requiere de mayor precisión tanto en la forma como en el contenido de lo que quieren comunicar. Esta es una de las transiciones más comunes a partir de la cual muchos/as se encuentran con la necesidad de mejorar sus habilidades comunicativas desde las cuales sea posible influenciar y persuadir de forma natural.

“No somos seres racionales, sino seres emocionales que razonan”.

Extracto del libro Emoción y sentimientos del Dr. Daniel López Rosetti.

Esto significa que dentro de la política también se apela a las emociones; incluso en los espacios del propio partido. Veamos. En principio, sabemos que un meeting se organiza para que los/as potenciales electores/as escuchen y valoren las distintas propuestas de cada candidatura y luego decidan a quién votar, pero esto no siempre es tan literal. Para ser realistas, un altísimo porcentaje de las personas que asisten a un meeting son los que ya están convencidos de votar a ese/a candidato/a.

Entonces, ¿por qué preocuparse de persuadir y emocionar a ese público? Un/a votante seguro/a o potencial asiste a estos encuentros porque espera escuchar a su candidato/a decir lo que tiene que decir, pero como solo él/ella sabe decirlo. Por ello, independientemente del mensaje que quiera dar sobre distintos temas de políticas públicas, lo más importante es la forma en la que lo dice, ya que ahí está la clave para emocionar, para levantar el ánimo y/o  para que las personas que reciben ese mensaje comiencen a gritar y/o a aplaudir. El objetivo es que se logren reacciones emocionales para conseguir que los/las oyentes, contagiados de esa emoción-pasión, divulguen el mensaje entre sus vecinos/as, amigos/as, compañeros/as de trabajo, etc.

Esta forma de la comunicación que pone más el acento en el cómo que en el qué, también es posible de subrayar cuando, aún existiendo ideas que son comunes a las diferentes ideologías políticas y a los/as candidatos/as, unos serán más influyentes que otros, incluso aunque el mensaje esté construido con las mismas palabras. Esa forma de decir es la que hace que cuando una persona escuche a la figura política sienta que lo que está diciendo lo siente desde una profunda convicción.

Profunda convicción que requiere también un discurso de campaña electoral, un discurso de inauguración de un centro para mayores o un debate para un medio de comunicación, entre otros eventos. Todas opciones en las que César ha colaborado de forma puntual dentro del entrenamiento regular. Cuando se trata de preparar un debate, por ejemplo, nuestro especialista suele asumir el rol de la posición contraria para que el/la político/a aprenda a defender -desde la empatía- con contundencia y respeto las posturas adversas, aprendiendo a argumentar y a reforzar el posicionamiento propio.

Políticos en acción. Entrenamiento de habilidades comunicativas.

Cuanto más conocimiento tengan de ellos/as mismos/as y de sus procesos emocionales, mayor capacidad tendrán para auto-gestionarse. El teatro, la ficción y la interpretación consciente le enseña a una figura política a transmitir emoción, seguridad y convicción en lo que dice; a captar la atención de sus electores/as reales y potenciales; a controlar los nervios y, sobre todo, a ser más eficaces para persuadir e influenciar a los demás.

Una de las normas que nuestro especialista es su neutralidad ideológica en pos del correcto entrenamiento de cada candidato/a, pues su trabajo no apunta a construir literalmente el mensaje, sino a que el/la político/a pueda encontrar su mejor forma para transmitirlo. Es uno de los motivos por los cuales su trayectoria es destacable e impecable con todos los profesionales en general y con los perfiles políticos en particular.

Entrena tus Habilidades Comunicativas y aumentarás tus Ventas.

A todos/as nos suena familiar cuando hacemos referencia a vendedores/as que se transforman en nuestra sombra apenas entramos a una tienda; que nos llaman al teléfono recitando un speach monocorde; que nos atiborran de información que no nos importa o que no hemos solicitado, o que se van por las ramas y aburren. Lo cierto es que más allá de lo familiar que pueda resultarnos, todos/as ellos/as, sin excepción, responden a un modelo de venta que ha quedado obsoleto.

¿Por qué digo esto? Veamos. Gracias a las aportaciones de la neurociencia hoy sabemos que el 85/90% de las decisiones de compra que tomamos son inconscientes. Sólo por esto, ya estamos dejando fuera a aquellos/as vendedores/as que siguen apelando exclusivamente a la lógica y a la razón. Y esto no es sólo para quienes se dedican a la venta profesional. De hecho, todas/os vendemos, nos “vendemos” y negociamos todo el tiempo. Es decir, si no hay una buena gestión de venta, por excelente que sea una idea o por muy técnico que sea un profesional, todo podría quedar en un puñado de buenas intenciones. Y como hemos visto en un artículo anterior, sólo con eso no se gana dinero.

Entonces, ¿qué necesita -sobre todo- un/a buen/a vendedor/a? En principio, tres cosas fundamentales: capacidad para llamar la atención, para provocar emociones positivas y para lograr recordaciones poderosas. Esto último, está relacionado con el instinto; la persona que compra debe sentir que eso que adquiere le ayudará a sobrevivir, le permitirá ser mejor persona, etc.

Sin embargo, ¿cómo logramos que sucedan esas tres cosas? Si repasamos los ejemplos que mencionábamos al inicio, es posible llegar a la conclusión más certera de cómo no se hace. Cuando nuestro cerebro percibe la intención de venta se cierra, se “asusta” y se desconecta del/la vendedor/a y del proceso inmediatamente. Por lo tanto, hay que hacer todo lo contrario; hay que vender sin vender, concepto que también está sustentado en la neurociencia a partir de las investigaciones sobre cómo funciona el cerebro de las personas al comprar.

Vender sin vender: pocas razones y muchas, pero muchas emociones.

Hagamos aquí un paralelismo con la interpretación que hace un actor/actriz de un personaje. ¿Somos capaces de imaginar que al salir a escena reciten un guión sin más? Sería llamativo por demás y probablemente saldría en la portada de los periódicos al día siguiente. Es lícito si es lo que él/ella quiere generar, aunque deja de serlo si entendemos que un actor/actriz se debe a la interpretación de un personaje y a emocionar al público de una u otra forma.

Ahora bien, al igual que un/a profesional de la actuación repite la interpretación de un personaje en una obra de teatro de hora y media -aproximadamente- cada día, incluso hasta dos o tres veces por día frente a públicos diferentes, un/a vendedor/a repite un guión de 3/5 minutos muchas más veces al día frente a diferentes espectadores. Suena agotador, cierto, pero no tanto si aprendemos a “oxigenar” ese rol y a dejarnos sorprender. 

Ahora bien, también nos señala que para dejarse sorprender es necesario escuchar sea cual sea el rol que desempeñemos. Sólo así podremos descubrir qué expresión necesitamos para que la persona que nos está escuchando perciba lo que nosotros queremos que perciba. Es decir, si bien hay un guión y unas pautas básicas que respetar, necesitamos involucramos con la/el otra/o; caso contrario, si no escuchamos lo que dice, si no nos dejamos sorprender, entonces no estaremos más que repitiendo aquella puesta en escena del actor/actriz que sale a escena a recitar sus líneas. ¿Qué supone esto? Entre otras cosas, que las posibilidades de transmitir fiabilidad, entusiasmo, vivencia y credibilidad, desaparecen.

Hay que darle “vida” al guión, captar la atención y emocionar al cliente.

Utilizando la interpretación como metodología de trabajo es posible entender la importancia que tienen las emociones en todas las acciones que realizamos; incluso cuando vendemos y/o negociamos. Podemos ver esto también en las grandes marcas. Por ejemplo, Coco Chanel no vende perfumes, sino que vende seducción; Coca Cola no vende una bebida azucarada, sino diversión y felicidad. Es decir, lo que nos muestran es que si compramos sus productos nos sentiremos bien y es esa expectativa la que nos hace escoger una marca y no otra, más allá de las diferencias y similitudes del producto/servicio.

Para terminar, comparto brevemente con las/los lectores unos de los ejercicios que propone César en este entrenamiento basado en técnicas actorales. El mismo consiste en cuentos inventados a nuestros hijo/as y/o sobrinos/as pequeños y ponernos un objetivo emocional. Por ejemplo, intentar que el niño/a abra los ojos sorprendido o que me pida que le cuente otro cuento al día siguiente, o evitar contarle el final para crearle expectativa. Al final, lo que sucede con esta práctica es que nosotros/as mismos/as, al inventar el cuento, tenemos la libertad de jugar con la trama, con el final y, lo que es más importante, con la posibilidad de transmitirle emociones. Esto es un buen entrenamiento para darnos cuenta cuáles son esas propias palancas que activamos para que la emoción que trasmitimos sea la que deseamos generar en el/laotro/a.

Jeffrey Gitomer, el reconocido gurú de las ventas, dice que “a la gente no le gusta que le vendan, pero les encanta comprar”. ¿Estás listo para vender sin vender?

Oratoria y Marca Personal: ¿Cómo te comunicas? ¿Cómo la comunicas?

En el mundo de los autónomos y emprendedores hay gente brillante, con ideas interesantes, creativas e innovadoras, aunque muchas veces no saben expresarlas. Pero no porque no sepan qué decir, sino porque son pocos los que saben cómo hacerlo. Suelen ser esos pocos los que logran crecer y construir vínculos de calidad. Son los que saben, como bien reza el dicho popular, que “no hay segundas oportunidades para causar una primera buena impresión” y de esto se desprende la importancia de aprender a comunicar eficazmente.

Peter Drucker, unos de los grandes referentes del management, señalaba que el 60% de los problemas empresariales son la consecuencia de una mala comunicación. No obstante, es posible que una gran empresa tenga estructura para soportar y/o revertir algunas de esas incidencias, pero en el caso de los trabajadores autónomos y emprendedores, una mala comunicación -o la falta de ella- puede suponer una pérdida de una oportunidad enorme e incluso, poniéndonos drásticos, puede ser la causa de su extinción. De una forma más poética, aunque igual de elocuente, lo decía Gabriel García Márquez “Lo que no se comunica no existe”.

Por todo lo dicho, conocer en detalle lo que son, lo que los mueve, lo que hacen y lo que los apasiona es sumamente importante, pero no es suficiente si no saben cómo comunicarlo a tiempo y correctamente. 

La comunicación como valor y aspecto transversal.

La actuación como metodología de entrenamiento facilita a los participantes el acceso a determinados conocimientos y habilidades que trascienden un proceso específico de venta, negociación, presentación, etc., y que son aplicables transversalmente a todos y cada uno de los eventos, relaciones y ámbitos. Esto es importante para todas las personas, aunque especialmente relevante y vital para autónomos y emprendedores puesto que ellos no representan una marca sino que, como decíamos al comienzo, son su marca. Por esta misma regla también son su empleado, su responsable de marketing, de ventas, de comunicación y, sin ánimo de exagerar, también su principal competidor.

¿Por qué digo esto? Todos coincidimos en que un mismo bien o servicio puede ser ofertado por más de uno. De esta manera, la diferencia está en la forma de emocionar al cliente. Pensemos que para este colectivo profesional ganar un cliente y fidelizarlo puede significar también una cadena inacabable de buenas y nuevas oportunidades de negocio (o todo lo contrario). Ahora bien, para construir esa diferencia es necesario partir de la base de que toda esta construcción no empieza con una presentación ni acaba cuando se cierra un trato.

Un vínculo con un cliente/socio/inversor comienza mucho antes; tal vez en el llamado telefónico de contacto, en el apretón de manos inicial, en el contacto visual que se establezca con el potencial cliente, o incluso en la broma utilizada para “romper el hielo”. Como señalábamos, tampoco termina en el trato hecho sino que, por el contrario, esa es la base para empezar a construir confianza. De esta forma, este entrenamiento no tiene como finalidad preparar a los pequeños empresarios a resolver paréntesis en la comunicación, sino que apunta a que cada uno desarrolle sus habilidades comunicativas -transversalmente- para aplicar en la vida en general y en cada contexto y con cada relación en particular.

La interpretación para convertir al miedo nuestro aliado.

Decíamos antes que en la vida son muchas las veces que nos comunicamos eficazmente. En general, esto sucede porque no tenemos miedo y no estamos preocupados por hacerlo mal, por no gustar, por no ser entendidos o por recibir un juicio negativo.

Estos mecanismos, relajados la mayoría de las veces, son los que se disparan en un emprendedor o en un profesional autónomo a la hora de vender su idea, su producto y/o su servicio a alguien más o a muchos más. Si bien es comprensible que suceda por todo lo que hemos venido mencionando a lo largo de este artículo, César nos propone trabajar para identificar ese miedo y colocarlo dentro de unos márgenes que nos permitan gestionarlo mejor. Por ello nos invita a explorar, a través de la ficción y de la interpretación consciente, cómo podemos aprender a transmitir emoción, seguridad y convicción en lo que decimos; cómo podemos a captar la atención de nuestro interlocutor y controlar los nervios.

Porque al final qué hacemos y cómo lo hacemos puede gustar o no. Lo importante es quedarnos con la convicción de que, independientemente del resultado, lo hemos dado todo y más.

Coaching para Músicos: 5 prácticas para superar el miedo escénico.

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Coaching para Músicos.

5 prácticas para superar el miedo escénico.

Un entrenamiento completo para que disfrutes delante del público.

Estoy segura de que quieres sentir confianza y disfrutar en el escenario. Eres bueno: lo que haces lo haces bien, muy bien. Quieres que te vean, que te reconozcan, que te paguen por ello. Te hace feliz que otros disfruten con lo que haces o con lo que enseñas. Sabes que tienes algo único para compartir. Y quieres darlo.

¿Por qué te quedas paralizado? ¿Qué cable se suelta dentro de ti en ese momento? ¿Cómo puedes volver a conectarlo? ¿Qué hechizo se activa cuando estás delante de toda esa gente y las manos no te responden, se te agita la respiración, tu mirada se nubla y entras en un túnel en el que no percibes nada (sólo tu miedo)? ¿Se puede salir de ese túnel?

El miedo escénico o ansiedad escénica es un trastorno que altera tu percepción y tu funcionamiento en situaciones en las que crees que lo que haces o tú mismo vais a ser juzgados. Es una reacción desproporcionada, desajustada y poco funcional. Yo he sentido miedo -pavor, diría- cantando en un curso, entre compañeros y amigos. Para ti puede ser una oposición, una exposición en público o una conversación comprometida.

El miedo puede ser previsible si no conoces la materia o no tienes las herramientas necesarias. Pero si eres músico, es más normal que te hundas por exceso de preparación, unas expectativas no realistas o el miedo al error y sus consecuencias.

Fantasía versus realidad.

Continuamente proyectamos catástrofes concretas o terrores ambiguos que vivimos como una realidad dentro de nosotros. Nos catapultamos hacia el futuro o nos quedamos pillados en el pasado, siempre fuera del momento actual. Nuestra mente se dispara y se desata una tormenta corporal. ¿Alguna vez has sentido que sales de tu cuerpo, que estás helado, sudas y no ves como volver? ¿Que te traga un agujero? Una violinista me lo describió así: “Subo al escenario y entro en un túnel. Toco y no sé lo que está pasando. Sólo quiero acabar cuanto antes. Cuando termino no tengo ni idea de lo que he hecho”.

Cuando eso pasa estás vendido. Además de miedo puedes sentir cabreo y frustración, tristeza, apatía, un bajón de energía importante y muchas dudas.

En el caso de los músicos o de aquellos que se enfrentan a un público tras mucho esfuerzo y preparación, hay una tensión entre la fantasía y la realidad que puede ser paralizante. Pensamos que la preparación exhaustiva es garantía de perfección y la perfección garantía de control. Tú ya sabes que la perfección y el control absoluto no existen. Lo sabes intelectualmente. Sin embargo, ¿sabes cómo lidiar con la realidad de exponerte ante otros en toda su crudeza?

  • La realidad es imprevisible. Te preparas porque es lo que tienes que hacer, pero la preparación no garantiza el éxito.
  • La realidad es incontrolable. Lo que tú tienes es la capacidad de actuar y responder.
  • La realidad es inestable e incierta. Del mismo modo que lo eres tú.

Si reconocieses en ti sensaciones como la estabilidad, la apertura, la flexibilidad o la dirección sabrías cómo encontrar apoyo en la incertidumbre.

Sólo entender no es suficiente.

Por muchas vueltas que le des, el encuentro con la realidad al subirte a un escenario y mostrarte ante el público es algo físico.

El cuerpo es tu gran aliado en este encuentro con la realidad. Te cuenta lo que está pasando aquí y ahora. Un gran descubrimiento es cuando te das cuenta de que lo que te cuenta tu mente -cuando se dispara- puede no coincidir en absoluto con lo que te cuenta tu cuerpo.

Yo tuve un antes y un después en mi historia con la ansiedad hace unos años. A oscuras en una habitación, sin saber donde estaba, ni con cuantas personas ni durante cuanto tiempo iba a estar allí tuve un instante de lucidez en el que vi que mi mente empezaba a entrar en pánico pero mi cuerpo estaba tranquilo: “Respiro, estoy cómodamente sentada, nada malo pasa alrededor, estoy segura, estoy bien”. Después he tenido esta experiencia muchas veces.

Esta certeza física es sorprendente. Si la exploras llegas a percibir tu cuerpo con mucha claridad. Te conviertes en un gran órgano de percepción y tomas mediciones más realistas acerca de lo que sucede en ti, en el escenario y a tu alrededor. Ganas auto-control. Ganas conexión. Es mucho más fácil manejar la incertidumbre.

Este es un buen momento para revisar tu archivo de creencias, juicios y expectativas. La indagación y el análisis tienen ahora mucho más sentido. Son más efectivos porque se apoyan en una experiencia sensorial y van seguidos de una acción práctica que refuerza esa experiencia positiva.

La transformación definitiva llegará a través de la acción. El auto-control y la capacidad de dirigir tu energía física te darán mucha claridad. Llevado a un escenario podrás sentir lo que necesitas hacer en ese momento y sabrás cómo hacerlo. Te adentrarás en un estado que se asemeja a un estado de flujo, en el que la conexión contigo, con tu instrumento, con la música y con los demás será total. 

Cinco prácticas que te preparan para superar tu miedo escénico:
  1. Siente tu miedo. El miedo lo puedes sentir en tu cuerpo. Si te paras un momento y cierras los ojos, puedes describir dónde está y cómo lo sientes. La experiencia demuestra que en el momento en que prestas atención a las señales, estas se suavizan y cambian en algo diferente.
  2. Nombra tu miedo. El miedo tiene mil caras pero no todas son tuyas ni todas te tocan por igual. Apenas un par de ellas te encogen hasta la última fibra. Ponle nombre. Ponle cara. Míralo de frente con todo tu respeto, de igual a igual.
  3. Sostén la intensidad emocional. Una buena conexión con tu cuerpo te dará la fortaleza física y estabilidad mental necesarias para sostenerte en la incertidumbre y la exposición.
  4. Ponte a dieta. Mira a ver de qué te alimentas física, mental y espiritualmente y toma decisiones para comer de lo que te da fuerza y cortar con lo que te la quita.
  5. Atraviesa el miedo. El miedo no se lucha, ni se vence. El miedo se atraviesa. Es un viaje de transformación. Especialmente en los momentos en los que quieres que todo acabe cuanto antes, abrázate con fuerza y sigue tu camino.
Una preparación integral para lograr confianza ante el público.

Si vives algo parecido, una buena preparación para tocar en el escenario te ayudará. A continuación comparto contigo cinco puntos clave que, en mi experiencia, transformarán tu miedo en oportunidad, por increíble que parezca:

  1. Rompe el tabú. Hablar de ello no te hace menos profesional. Al contrario, te convierte en un profesional que se ocupa de su crecimiento y su carrera.
  2. Encuentra ayuda. Igual que buscas un maestro para crecer musicalmente, busca un profesional que te enseñe a fortalecer tus otras capacidades: consciencia corporal, concentración, comunicación, organización, presencia escénica, etcétera.
  3. Crea tu fórmula. No existen recetas que valgan para todos ni la tecla que lo resuelva todo. Tienes que armar tu propio puzzle: conocer tus piezas, montar y desmontar, probar encajes, desarrollar tu propio criterio.
  4. Actúa. Hablar, analizar, reflexionar, leer pueden ser un punto de partida. Pero si no lo pones en practica, esa información puede paralizarte. Es en la práctica donde armas el puzzle (y donde sientes que te la juegas).
  5. Fúndete a tu cuerpo. El gran olvidado será en esto tu gran aliado. La confianza, la expansión y el estado de flujo son, en primer lugar, estados corporales.

Este entrenamiento profesional para músicos combina la Técnica Alexander y el Coaching Ontológico con una intuición muy certera acerca de lo que es tu tema y tu plan de desarrollo profesional.

¿Puedes salir de este túnel? Puedes. Saldrás tan fortalecido que disfrutar en el escenario dejará de ser algo con lo que sueñas y la confianza ante el público dejará de ser un acto de fe: “He estudiado, me he preparado, debería funcionar, tiene que ir bien”. Ahora confías y disfrutas porque sabes todo lo que supone subirse a un escenario, ser visto y dejarte ser y hacer.

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Neuroventa aplicada: secretos para un cierre de ventas exitoso.

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Neuroventa aplicada.

¿Hay secretos para un cierre de ventas exitoso?

Podríamos hablar de los 3, 4 ó 5 secretos para lograr un cierre de ventas exitoso. Podríamos incluso jugar a deducir ese “secreto” citando algunas de las reflexiones de los más reconocidos vendedores de la historia. Sin embargo, empezaremos diciendo que no existe tal revelación. Un cierre de ventas exitoso es producto de un buen proceso de negociación previo; nunca se refiere a una estrategia única y magistral de último momento.

Veamos. Gracias a la neurociencia, hoy sabemos que el que interviene en todos los procesos decisorios es el cerebro y, en tal sentido, resultan fundamentales los mecanismos que permitan conocer el cerebro del consumidor para saber qué piensa, qué quiere y, sobre todo, qué le emociona. Efectivamente, el hecho de conocer la forma en la que toma sus decisiones de compra es el actual paradigma sobre el que se diseñan nuevas técnicas de ventabasadas en el revelador concepto de la neuroventa. Repasemos algunas cuestiones fundamentales.

Aproximadamente el 95 % de las decisiones que tomamos cada día son inconscientes.

Por ejemplo, Coca-Cola no vende una bebida azucarada; vende momentos únicos de felicidad. Steve Jobs no vendía ordenadores; vendía status y practicidad a partir de contar todo lo que podíamos hacer con ellos. Esto significa que compramos sensaciones, experiencias placenteras, bienestar, confort, simplicidad, etc. Por ello, a la hora de vender algo tan específico como podría ser una silla, en vez de apelar a cuestiones técnicas, deberíamos pensar en qué sensación podemos transmitir; por ejemplo, un alivio para el dolor cervical.

La mayoría de las cosas las compramos por instinto y cada una de esas decisiones busca el placer y huye del dolor.

Básicamente, el cerebro reptiliano no tiene compasión ni empatía. Sólo entiende de conceptos antagónicos que hablan de recompensa o dolor; premio o angustia y ese es el motor que mejor nos mueve. Sin embargo, la promesa del dolor es tres veces más efectiva que la del premio. En otras palabras, nos movemos mucho mejor por miedo al dolor que por gusto por el placer.

El cerebro de los hombres y el cerebro de las mujeres son diferentes, están movidos por distintas cosas y existen estrategias basadas en mecanismos para venderle a uno o a otro.

Y esto también es así, aunque la cultura y la evolución “hayan matizado” esos instintos. Existen diferencias entre el cerebro reptil femenino y masculino y los instintos entre unos y otros. Mientras las mujeres tienen un instinto higiénico, reproductor y protector; los hombres tienen un instinto proveedor y reproductor.

Todos estos ítems que hemos repasado son algunas de las revelaciones que nos ha facilitado la neurociencia y parecieran una invitación a evolucionar de “vendedor” a “asesor” y de “vender” a “vender sin vender”. Efectivamente, un asesor no nos vende un producto o servicio de forma pura y dura, sino que nos ayuda a resolver un problema, a sentirnos mejor y a experimentar las bondades que conseguiremos con esa adquisición; incluso aunque tengamos que pagar un coste por ello.

Ahora bien, ¿cómo logramos transmitir esas sensaciones?

Entre otras cosas, sabiendo que el cerebro humano cuenta con el Neocórtex que es el que se encarga de racionalizar ese altísimo porcentaje de decisiones que tomamos inconscientemente; es el que explica -por ejemplo- por qué compramos una pasta de dientes en vez de otra (por el aliento fresco, porque blanquea, porque previene la caries, etc.). Es decir, este cerebro racionaliza una emoción y puede sentir algo, con sólo imaginarlo. Esta información, entre otras, supone una herramienta invaluable para un asesor siempre que aprenda cómo utilizarla.

De alguna manera, todo lo que hemos venido mencionando es información científicamente comprobada que nos permite llegar al cliente de una forma más efectiva, pero siempre desde la integridad, transparencia y autenticidad. Sólo de esta forma es posible generar relaciones comerciales a largo plazo basadas en el compromiso, la confianza y la empatía. 

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Coaching para Músicos: que la música se exprese a través de ti.

Coaching para Músicos.

Que la música se exprese a través de ti.

“Con un gran músico nunca tengo la sensación de que aquí está la música y allá su vida. Creo que hay un nexo entre su alma, su espíritu, su vida cotidiana y la música. Son inseparables. Ahí está el misterio” María Joao Pires.

No es casualidad que estas palabras sean citadas por María de Marcos, nuestra especialista en Coaching Ontológico y Técnica Alexander, y que hayan funcionado como premisa para crear el programa de Coaching para Músicos. A propósito de ello, días atrás, hemos tenido la posibilidad de compartir con ella un ida y vuelta que resume exquisitamente la concepción de su trabajo. Compartimos aquí lo más relevante de esa entrevista.

Cuéntanos un poco, María, ¿cómo es que nuestra vida cotidiana está en la música? ¿Somos conscientes de cómo nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestro cuerpo entero son parte de lo que hacemos?

Desde pequeñitos, la formación musical saca la atención de la persona que hace música para ponerla en la técnica, en el instrumento y en la música en sí. Yo diría que en ese orden. El aprendizaje de la técnica, en el caso de la música, es muy costoso y sin técnica los resultados quedan por debajo de nuestras expectativas y nos decepcionan. Así que la técnica que es “un medio para” se vuelve un fin en sí misma y con esa misma disciplina se aborda la parte musical. Son años de aprendizaje en esa dirección. Imprescindible, quizás. Pero es una lástima que la experiencia final esté marcada por esa manera de mirar.

Aún técnicamente virtuosa, una interpretación puede ser mecánica y fría. En el sonido puedes darte cuenta de que está desconectada de algo. Y creo que ese algo es la persona en sí y la experiencia que vive mientras toca. Es impresionante como cambia el sonido cuando la persona interpreta y crea conectada con su cuerpo y a través de él. Los músicos se asombran a menudo de cómo ese zoom hacia fuera que les “aleja” de la partitura, de la obra, del instrumento, de la técnica, les hace justamente estar mucho más “cerca” de lo que andan buscando: comunicar, sentir, expresar, fluir.

Así que, en respuesta a tu pregunta, no, no somos conscientes o quizás lo somos en una pequeña parte. Somos conscientes de las partes de nuestro cuerpo que intervienen clara y directamente -la mano, la boca, el hombro, la respiración, dependiendo de tu instrumento-, pero las aislamos del resto del cuerpo y perdemos la unidad y el funcionamiento global. Esto crea unas tensiones enormes, altera el funcionamiento y exige un sobreesfuerzo importante. El resultado se acusa en el sonido, obviamente; pero también en el cuerpo: en las lesiones, la fatiga, y la sobrecarga muscular.

Con las emociones nos pasa lo mismo. Encima de un escenario, cuesta dejarse llevar. Porque dejarse llevar implica soltarse, abrir la mano y aceptar que esa gran fantasía de tenerlo todo controlado, es eso, una fantasía. Y algo similar ocurre con nuestra manera de mirar las cosas. Los músicos cargan con una batería de conceptos acerca de la perfección, la exigencia, el control, la culpabilidad, la responsabilidad, lo que es normal y lo que no, que en algún momento es bueno revisar.

– Esto de dejarse llevar y de fluir, ¿tiene relación con esta necesidad de “conocer el cuerpo, educar al cerebro y gestionar las emociones”, sobre la que tú pones el acento en este programa? Más aún, ¿esto significa que habitualmente “luchamos” contra ellos en vez de hacer que sean nuestros aliados?

Mira, en tu manera misma de preguntar está la clave del problema. El cuerpo, el cerebro, las emociones no son nuestros aliados: somos cuerpo, cerebro y emoción. No es algo ajeno a mí, que yo manejo. Soy yo. Es difícil hablar de ello porque al nombrarlo ya dividimos y alejamos. Pero para mí esto ha sido algo importante porque me ha sacado de la pelea y me ha metido en la dulzura. En la aceptación y en el respeto de mí misma como punto de partida. Eso intento con mis alumnos: que esa vivencia de extrañeza, de ser “ajenos a” se transforme en un “yo soy”. Cuando por fin llegan ahí, se produce una re-organización interna muy grande. La sensación de ser una única cosa toda ella conectada y de mantener esa conexión en acción. ¿Te imaginas lo fuerte que es eso mientras tocas? Supongo que sí. Yo tengo esa misma experiencia muchas veces cuando doy clase. Todo “es” y te puedes dejar en paz mientras eres y haces. Maravilloso.

Entonces, cuando por fin llegamos a experimentarnos como un todo conectado a lo que hacemos, ¿cómo cambia nuestra música?

Esta frase de Oprah Winfrey “Being fuels doing” lo recoge muy bien. Lo que haces es impulsado por lo que eres. Y, a su vez, lo que haces construye lo que eres. No es fácil separarlas. Esta es una distinción que trabajamos cada año en el Control de la Ansiedad Escénica. Lo hacemos por dos motivos. Uno, porque damos tanta importancia a los contenidos y las herramientas que parece que van a dar el mismo resultado si lo haces tú que si lo hago yo, y, claramente, eso no es así. ¿Dónde está la diferencia? En que tú y yo y cada uno es único. Y me parece valiosísimo darnos cuenta de lo valiosos que somos cada uno y de cómo eso hace únicas nuestras obras.

El segundo motivo es que cuando sólo valoras el resultado de lo que haces tu amor hacia ti mismo es como una montaña rusa: si el resultado te gusta -o les gusta a otros, más bien-, te creces; si no, te vienes abajo. Es bueno darse cuenta de que entre lo que soy y lo que hago hay una distancia. Esto para los músicos es fundamental. No confundir una opinión acerca de su interpretación con una opinión acerca de su persona.  Personalmente esto me ha dado muchos, muchos problemas y ha limitado mi auto-expresión durante años.

– Y hablando de auto-expresión, ¿podríamos decir que un músico es creación e inspiración viva y constante? ¿Qué sucede cuando esa auto-expresión creativa se ve bloqueada?

¿Tú estás en un estado de creatividad viva y constante? Yo, desde luego, no. Y nosotras también tenemos una vida creativa; no creamos música pero tú creas con tu escritura, yo con mis clases y a veces creamos en otros ámbitos: la cama, la cocina, el barrio. Me gusta pensar más en términos de actitud creativa que de actividades creativas. Eso lo digo también para descargar las espaldas de los músicos. Ellos mismos se imponen unos ritmos de trabajo bestiales. Son las horas de estudio, de ensayo, de concierto y de viajes. Cuando al final de un curso agotador les pregunto si van a descansar, me responden con resolución: “¡Claro! Una semana.” Y después se lanzan a contarme un programa agotador. Esto varía con la edad y con la fase de la vida, lógicamente. Pero creo que, en general, los músicos descuidan cuidar su alma. El alma se nutre en el silencio, en la quietud, en el “hacer nada”, en el contacto con la naturaleza, en el ritmo de los días, en el cuidado de la vida cotidiana. Y es sorprendente como para alguien que crea con el sonido y el silencio, con el ritmo, su vida puede estar tan vacía de silencio y de pausa. Mi trabajo consiste, en parte, en ayudarles con este silencio y esta pausa, que a veces da mucho miedo.

Al final de curso una alumna me dijo: “Me has hecho preguntarme cosas que antes no quería ver porque me daban miedo. Desde que me las pregunto vivo más tranquila”. Esas preguntas surgen en el silencio y en el ritmo.

Hemos hablado de una transformación del músico que mejora sustancialmente su quehacer profesional, pero que también -y sobre todo- supone un impacto profundo en todos los ámbitos de su vida y en sus relaciones. En este sentido, ¿hay algún feedback de tus alumnos que te haya gratificado, sorprendido y/o motivado para seguir haciendo lo que haces y mejorarlo cada día?

¡Uy! Muchísimos. Yo trabajo con músicos de diferentes edades y etapas profesionales. Todo lo que yo vivo personalmente y lo que aprendo en el ámbito de la empresa y del trabajo con otros profesionales, me lo llevo a mis clases.; y al revés. Ese puente entre mundos es importante: normaliza, inspira y da herramientas para el desarrollo profesional. A los músicos jóvenes, todavía en su etapa formativa, les preocupa el acceso al mundo laboral y ser capaces de vivir de lo que les gusta. Poca gente habla de lo importante que son las cualidades personales en esto. Yo me encargo de ello. Les provoco, me provocan, debatimos mucho, miramos mucho la experiencia, aprenden a tener un criterio propio, independientemente de sus profesores –también de mí, lógicamente-. En otras etapas lo que se resiente es el cuerpo, el cansancio, la falta de tiempo para uno mismo o para la familia. O las dificultades propias de la profesión para las que nadie te preparó: gestionar, comunicar, organizar, tratar con gente muy diversa. Y en una última etapa, los giros imprevistos de la vida: los divorcios, la familia, los traslados, etc.

Lo que últimamente me ha inspirado muchísimo son las clases de dirección de orquesta. Por la similitud con mi propio trabajo. He sentido una emoción grandísima creando y enseñando a crear y a mover la energía en el propio cuerpo y en el cuerpo de la orquesta y del público.

Lo que me emociona y me motiva son los “momentos-¡ajáh!”, cuando a alguien se le ilumina la cara y su cuerpo se abre y su sonido también y se ríen y te dicen: “¡Genial! llevaba años detrás de esto y ¡ya está! ¡Qué fácil ha sido!” Y se van contentos. Y luego me escriben para decirme que su profesor de instrumento lo ha notado, que les ha ido mejor en el concurso, que les ha dejado de doler el cuerpo en el foso y/o que han vuelto a cogerle el gusto.

– Estos “momentos- ¡ajáh!”- como bien describes- deben ser un motor para ti para seguir haciendo cada vez más y mejor. En este sentido y para terminar, te pregunto, ¿de qué manera todo esto sella tu intervención en este programa de coaching para músicos?

Lo que yo intento en todo mi trabajo es buscar esa conexión que permite a una persona estar receptiva y hacer de canal amplificador para la música -o para lo que sea que cree-. Para eso hace falta escuchar, estar atento, tener coraje, ganas de jugar, dejar ir, dejarte sorprender, humildad. Un ojo para la magia de la vida. El Coaching Ontológico y la Técnica Alexander van a la par: en sus principios están la escucha, la confianza, la apertura, la autonomía y el crecimiento. Se llevan bien y yo me llevo bien con ellas. Y además comparto con generosidad mi propia vida. Soy algo así como un desatascador y un puente. Pongo en contacto ideas, personas, proyectos. Cuestiono. Me encanta aprender y eso me da vida. En general me gustan las personas singulares, que quieren dejar un mundo algo mejor del que encontraron.

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