La presencia nos conecta con la vida: crecimiento personal facilitado por caballos.

GROW WITH HORSES.

La presencia nos conecta con la vida. Crecimiento personal facilitado por caballos.

Decía Nietszche que “la prisa es un mal universal porque todo el mundo huye de sí mismo». La paradoja de estas palabras es que, tratándose de un aforismo creado hace más de cien años, aún mantenga intacta su vigencia. No es tan difícil darle contemporaneidad a esta reflexión. Veamos de qué hablamos.

Si lo pensamos, aunque en apariencia estamos conectados con todo y con todos, paradójicamente estamos cada vez más ausentes, más dispersos y -sobre todo- más desconectados de nosotros mismos. De esta forma, nos atiborramos de datos, de ruidos, de voces, de personas, de eventos y de objetivos llenos de nada, sin darnos cuenta que en esa misma vorágine pecamos de censurar nuestra voz interior. ¿Y el presente? ¿Y nosotros? ¿Dónde estamos cuando hablamos con nuestros hijos, cuando estamos en una reunión o mientras damos un paseo? La respuesta es sencilla. La mayoría de las veces estamos repasando lo que pasó, especulando con lo que podría pasar o con lo que nos falta hacer para cumplir con la agenda. 

Estar presentes, aunque debería ser una regla, es más bien una excepción. Porque la verdadera presencia, que es de lo que hablamos, es más mucho que estar físicamente en un lugar; la presencia supone estar conectados con nuestra verdad. Nuestra especialista, Eliane Bernard, creadora de los programas GROW WITH HORSES©, señala que “la presencia está asociada con sentirse vivo, con la creatividad, la conexión, la satisfacción y el fluir”. Y agrega, “la presencia es el mejor regalo que le podemos dar a los demás y a nosotros mismos”.

Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto “estar”?

En cierta forma, si nos parásemos abruptamente ahora mismo a observarnos seguramente nos identificaríamos con lo que estamos pensando o con la emoción que estamos experimentando. Y ciertamente no somos todo eso. Los pensamientos son poderosos e importantes, pero al igual que las emociones, son relativos y pasajeros y no nos definen. Tampoco nos definen nuestras habilidades, nuestras posesiones o nuestros títulos universitarios. Sin embargo, todo esto constituye nuestro diálogo interno y nos mantiene desconectados del presente. De hecho, es desde nuestra presencia que podemos observarlo todo, aceptarlo, sentirlo y dejarlo ir. Es desde nuestra presencia que podemos tomar decisiones con claridad, sin anclas con el pasado y sin las loterías sobre el futuro.


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Dicho todo esto: ¿por qué trabajar la presencia con caballos?

Los caballos, sobre todo cuando hablamos de caballos felices, viven en la presencia. Un caballo feliz es aquel al que se le respeta su naturaleza, se le facilita una alimentación equilibrada y se les permite pasear libremente en un entorno natural. De alguna manera, al igual que ellos, en nuestro mundo humano también necesitamos estar presentes, aunque como hemos visto, tampoco es algo que nos resulte tan sencillo. Ahora bien, los caballos son capaces de detectar si estamos presentes o no y conectarán con nosotros sólo cuando esa presencia sea realmente verdadera. Es decir, cuando nuestro cuerpo está relajado, cuando no pensamos ni en ayer ni en mañana y cuando nos libramos de la expectativa por los resultados y del miedo a quedar expuestos con el que muchos llegan a esta actividad.

Está claro que llegar a esa presencia no es tarea fácil y es por eso que el presente se vuelve muy lento hasta que todo aquello por fin ocurre. Nos cuesta despojarnos de todo y, simplemente, estar. Algunas personas incluso se aburren en esta espera y abandonan para volver a su vida llena de ruidos y de metas efímeras. Eliane deja que todo fluya naturalmente, ya que al igual que los caballos, ella tiene que estar muy presente para ser capaz de captar toda la información que sucede durante la actividad. Es desde esa presencia que pregunta a las personas qué sienten, cómo y dónde lo sienten, empatiza con ellas y les ayuda a desarrollar su escucha corporal en el aquí y ahora.

De hecho, si detecta incongruencias también les ayuda a reconducir estos estados facilitando su propia conciencia corporal. Cuando por fin cada uno conecta con su verdad y consigue estar presente, la magia sucede y el caballo -simplemente- lo hace explícito a través de su poderoso lenguaje. Es en ese momento que la felicidad se manifiesta infinita.

Después de lo dicho, es posible entender que la presencia no es sólo poner el cuerpo. La presencia supone una conexión presente, profunda y a corazón abierto. Dicho de otra forma, podemos estar presentes en una charla con nuestros hijos suscribiendo con la frase popular que habla de dedicar tiempo de calidad, pero eso no es más que marketing de cabotaje (y en el fondo lo sabemos). La verdadera presencia se produce cuando hay conexión con el otro, cuando de verdad nos importa lo que dice y escuchamos desde el corazón. Claro que todo esto sólo puede suceder cuando la conexión -primero- ocurre con nosotros mismos. Es desde allí que podemos estar presentes y conectar realmente con la vida, con los demás y experimentar una profunda plenitud.

Para todo ello, esta formación de Crecimiento Personal asistido por Caballos nos facilita, como primer peldaño del autoconocimiento, trabajar en la presencia. Desde la presencia se puede ser verdaderamente auténtico; desde la presencia y la autenticidad se puede desarrollar un liderazgo ejemplar e íntegro. Aunque nos referiremos a esto en un próximo artículo.

Entre otras cosas, este taller nos permitirá:
  • Conseguir una mayor conexión con nosotros mismos y con los demás.
  • Mejorar la capacidad para lidiar con situaciones conflictivas con más facilidad.
  • Incrementar la energía, la creatividad, la generosidad y el fluir.
  • Experimentar calma interior para tomar decisiones.
  • Aumentar nuestra capacidad de empatía, compasión e intuición.
  • Aprender métodos sencillos para estar más presente lo cotidiano.
  • Mejorar la calidad de nuestras relaciones y de nuestra vida.

Los caballos y la naturaleza nos ayudaran a sentir nuestra realidad. Sin embargo, Eliane nos lo puede explicar, los caballos nos lo pueden mostrar, alguien más nos lo puede contar, pero somos nosotros los que tendremos que actuar.

 

Crecimiento Personal facilitado por Caballos: Presencia, Autenticidad y Liderazgo.

GROW WITH HORSES.

Presencia, Autenticidad y Liderazgo.

Los seres humanos nos distinguimos de los demás seres de la naturaleza sobre todo por el atributo de la libertad. Es decir, un árbol sólo puede crecer en el lugar en el que fue plantado. No puede moverse a un lugar con más sol, con más aire o con más espacio para desplegar cómodamente sus raíces.

A diferencia de los árboles, los seres humanos poseemos la libertad y la utilizamos para elegir el tipo de vida que deseamos. Eliane Bernard, creadora de los programas GROW WITH HORSES©, asegura: “La libertad no es una cuestión de dinero, poder o estatus; es una cuestión de paz interior y gestión de uno/a mismo/a. La sensación de libertad va más allá de cualquier precio o valor. Pero el secreto no radica en encontrarla, sino en crearla”.

¿Y cómo creamos esa libertad? Tal vez un buen primer paso sería ver por qué -tantas veces- nos sentimos aquel árbol; atrapados como si no hubiera opción y viviendo la vida esperando a que “algo” suceda desde fuera y nos cambie. Decía Carl Jung, a propósito de esto: “La libertad se extiende hasta los límites de la consciencia”. Dicho de otra forma, significa que cuanta más luz pongamos sobre ella, más libres podremos ser. Tomar consciencia significa, entre otras cosas, diferenciar nuestro ego de nuestra esencia.

Son muchos los procesos de crecimiento y transformación personal que proponen guiarnos hacia esta toma de consciencia. No obstante, aunque todos ellos pueden resultar efectivos, no todos consiguen el mismo impacto. Las personas tenemos máscaras, las palabras se pueden manipular y la mente puede hacernos trampa. El cuerpo no; el caballo menos.

Claramente, el cuerpo es tangible, es lo que nos pone en el mundo y es el que nos permite detectar lo que sucede en el momento que sucede. El caballo es un animal de huida y, por esto, posee los cinco sentidos muy desarrollados. La relación con ellos nos otorga una reacción inmediata y honesta de la realidad y del momento presente. Son espejos de la verdad.

Por todo esto, cuando Eliane diseñó la certificación como facilitador en sesiones de coaching psicosomático asistido por caballos, detectó una oportunidad enorme de desarrollar este taller de crecimiento personal para trabajar en tres cuestiones: presencia, autenticidad y liderazgo.


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Aspectos que nos permiten tomar consciencia, conectar con nuestro potencial y ampliar nuestras posibilidades. Es decir, todas ellas son necesarias para quienes quieran iniciar un proceso íntimo de profunda transformación.

Veamos cómo a través del coaching psicosomático y del caballo como facilitador trabajamos los aspectos que hemos mencionado:

El caballo vive en el presente y detecta inmediatamente si nosotros estamos presentes. Para él no hay filtros, no hay guión y no entiende de lo políticamente correcto. Durante la interacción con ellos, surgen nuestras informaciones inconscientes y a menudo reveladoras para nosotros y para el facilitador, ya que se refleja la energía del momento presente.

Él percibe nuestra energía, nuestra emocionalidad y nuestra autenticidad sin dobles lecturas y sin medias tintas. De igual forma, los caballos pueden enseñarnos mucho sobre liderazgo, simplemente porque las competencias para liderar/se están en su naturaleza y las necesitan para su supervivencia. Por ejemplo, el feedback que surge de la interacción con ellos es muy poderoso porque pueden vernos, interesarse por nuestra presencia y seguirnos naturalmente -o no-. Es decir, lo harán únicamente si estamos en equilibrio, seguros de nosotros mismos, si somos confiables y/o si sabemos cómo gestionar nuestra emocionalidad.

Lo poderoso es que ellos pueden enseñarnos a desarrollar todas las competencias necesarias para liderarnos primero a nosotros mismos y luego a los demás.

Todo lo que hemos mencionado son algunos de los valores diferenciales de este curso, que igual genera seguidores como detractores. ¿Curioso? No tanto. Frente a ellos no se puede parecer; sólo se puede ser. Y en este sentido, muchas personas se sienten aterradas. Igual, terminarán –digo yo y esto es mera especulación- en esos cursos a los que hacíamos referencia antes en los que no importa tanto lo que somos, sino cómo somos capaces de mostrarnos.

Eliane, los caballos, la simpleza y el entorno.

La esencia del trabajo de nuestra especialista es conectar con lo genuino, por ello respeta los silencios y deja que todo suceda. En cierta forma, es enemiga del ruido y de los discursos llenos de nada. En cambio, es una especie de “adicta” a la sencillez de lo que transcurre naturalmente, que permite que la metáfora fluya sin forzar absolutamente nada y sin concluir en reflexiones de cartón.

Ella interviene cuando entiende que hay algo que puede ayudar a enriquecer el proceso de crecimiento personal. Y para que esto pueda suceder trabaja con pequeños grupos. Así, luego de hacer una pequeña introducción para contar de qué se trata la actividad, da paso a los facilitadores que son los que permiten que ocurra la magia. De esta forma, las personas, en un entorno absolutamente encantador y natural, se pasean entre los caballos sin hablarles y sin tocarlos durante diez minutos; tal vez un poco más…

Muchos son los aspectos de estas pequeñas (enormes) interacciones. Nuestra especialista las conversa con los participantes para que, acto seguido, realicen la misma dinámica pero desde la presencia. ¿Cómo? Poniendo el acento en el coaching psicosomático, a través del cual aprendemos a tomar conciencia corporal.

Es decir, nos ayuda a identificar, a sentir lo que está sintiendo nuestro cuerpo, dónde, con qué intensidad y, sobre todo, nos enseña a aceptarlo sin oponer resistencia. Algunos, por ejemplo, sienten cómo se mueven sus rodillas, producto de no estar en su centro; otros perciben cómo les resulta imposible cerrar los ojos, producto de que no están relajados, no confían, y así, una lista infinita de sensaciones subjetivas. Claro que el mensaje es diferente para cada uno; la importancia reside en saber escuchar, honrar e integrar el mensaje propio.

Por supuesto no he hecho una descripción de la actividad en su totalidad, porque tampoco la dinámica que se crea es siempre igual. Al final, lo importante es destacar la coherencia con la que la creadora ha concebido esta formación en 3 niveles de presencia, autenticidad y liderazgo facilitado por caballos desde el minuto uno. Y en ese sentido, me animo a mencionar un par de cosas más.

Eliane no tiene 4 caballos encerrados en una cuadra y permite una actividad multitudinaria. Sus caballos viven felices y en un entorno natural en el que pueden desplegar su libertad. Además, como hemos mencionado con antelación, procura que la experiencia sea lo más íntima posible y por ello trabaja con grupos pequeños de personas. Esta es la única forma de estar presente con todos y de garantizar una vivencia realmente transformadora para cada uno.

Y como cierre propone un final abierto. Para ello, abre una invitación a compartir la experiencia propia, lo que hemos vivido y sentido e intercambiar feedbacks con el resto de los participantes. O no. También está la invitación para atesorar celosamente la vivencia en la intimidad personal.

 

Danza Primal: el arte de gozar, servir y trascender.

“Mientras las filosofías y los dogmas caen, el más sabio y sagrado de los libros sigue estando a nuestra disposición para que aprendamos de él minuto a minuto. Esta obra magna del universo, la mayor de las revelaciones, es nuestro cuerpo”. Así lo afirma Daniel Taroppio, director de la Escuela de Psicología Transpersonal-Integral (EPTI) y creador de la Danza Primal.

Nuestro organismo está cargado de información universal. Millones de años se sintetizan en cada uno de nosotros y que todo ello representa una fuente de sabiduría que está a nuestra disposición, incluso a pesar de que hayamos olvidado cómo acceder a todo ese saber primordial. La Danza Primal, en tal sentido, fue concebida como un “puente” para volver a re-conectar con esa esencia, para re-activar nuestras energías creativas y para recordar nuestra capacidad de plenitud.

Efectivamente, todos los seres humanos en plenitud tenemos siete capacidades esenciales: La confianza, el disfrute de la vida, el poder personal, la afectividad, la inteligencia creativa, la intuición y el sentido de la trascendencia. Esta técnica nos permite activar esas memorias para que volvamos a conectar y a desplegar toda esa sabiduría y todas estas potencialidades naturales que tenemos, que en tantos casos hemos olvidado y en otros, producto de la educación y de distintas influencias, han sido igual de estimuladas que reprimidas.

Ahora bien, por más reprimidas u olvidadas que hayan sido, cada una de ellas permanece en nosotros intacta.

¿Cuál es la herramienta principal de la Danza Primal para llevar adelante esta reconexión?

Bien lo describía el creador de la metodología al comienzo: a través del cuerpo, recuperando posturas, gestos, movimientos, sonidos, respiraciones y pautas de interacción ancestrales, primigenias y universales.

Por todo ello, la Danza Primal es una metodología de trabajo corporal-energético y emocional, basada en la recuperación de movimientos primales que activan y armonizan los siete chakras del Yoga. Por extensión, cada uno de esos centros comprende un conjunto de funciones y de potencialidades biológicas, psicológicas, sociales y trascendentes. Con la práctica de esta danza, como hemos dicho, se activan y armoniza estas energías, trabajando sobre estos centros y sus funciones mediante la integración de la música, el movimiento, la imaginería y la liberación de la voz.

Curiosamente, poniendo el cuerpo en movimiento, es posible aquietar la mente. Por ello, además de todo lo que hemos venido mencionando, la Danza Primal también es una forma de meditación. De alguna manera, nos permite experimentar la no dualidad, ya que durante la práctica, por ejemplo, dejamos de experimentar la música como algo ajeno a nosotros y entendemos que somos lo mismo: pura vibración y energía. Desde esa expansión de la conciencia es posible adoptar verdaderas perspectivas libres de condicionamientos sobre los problemas cotidianos y sobre la vida en general.

Esta danza no es un baile, no tiene coreografía ni pasos a seguir; algo parecido a la vida y a todas las situaciones y circunstancias que nos tocan vivir.

Esta metodología no nos invita a aprender sino a recordar y reconocer lo que pertenece a la naturaleza primaria, a lo original.

Es decir, su práctica sólo es una invitación a redescubrir, armonizar, integrar y liberar nuestras energías. Es un regreso a los movimientos simples, a los gestos originales, a los sonidos primigenios y al redescubrimiento de nuestro propio cuerpo como “energía vibrante”.

La transformación en lo que realmente somos ocurre siempre desde adentro hacia fuera. Teniendo en cuenta esta premisa y recordando que también nos permite reconectar y desplegar todo aquello que poseemos y que en muchos casos hemos olvidado, la Danza Primal consigue un gran impacto en varios niveles:

  • Plano psicofísico: nos permite el contacto con nuestra identidad básica, genética y biológica.
  • Plano emocional: nos facilita resolver bloqueos de la expresividad y padecimientos sexuales, de alimentación y/o de ansiedad.
  • Plano afectivo: nos permite la reconexión con las necesidades naturales de encuentro, intimidad y comunicación.
  • Plano Mental: supone una gran estimulación de la creatividad y la inteligencia para vivir en plenitud.
  • Plano espiritual: a partir de los movimientos primordiales conectamos con nuestro origen universal y aprendemos a fluir con la vida.

De esta forma, la Escuela de Psicología Transpersonal-Integral (EPTI) ha diseñado una serie de talleres de Danza Primal, a través de los cuales nos invitan a una vivencia pura, original y sin filtro desde el minuto uno. Una vivencia corporal, emocional y energética que nos muestra nuestra identidad, nos libera del ruido y de nuestra agitación interior y nos permite sentirnos en unidad con el universo.

“La danza primal es celebración, júbilo, encuentro, magia y calidez humana, porque es un retorno a casa, a la Fuente, al origen de todo lo que existe. Sólo así podemos sanarnos, renovarnos y renacer (…) Sólo entonces podemos ser lo que verdaderamente somos”. Daniel Taroppio

Psicología Transpersonal Integral: recuperar nuestra versión original.

Decía Carl Gustav Jung: “El problema de la mayoría de los seres humanos es que nacen siendo originales y mueren siendo duplicados”.

Doloroso, pero ¿real?. Pensemos un poco acerca de esta reflexión que habla ni más ni menos sobre cómo evolucionamos las personas. Todos, en nuestros primeros años de vida, somos potencialmente capaces de crear sin límites, de equivocarnos y de soñar sin restricciones, sin juicio y sin miedo al qué dirán. Pero con el tiempo, “entramos en el sistema” y vamos incorporando mandatos, educación y permisos que nos colocan dentro del paradigma de lo socialmente correcto; de lo que deberíamos ser y hacer y de lo se espera de nosotros.

Es durante ese proceso que terminamos siendo “duplicados”. Todos nos parecemos un poco, pensamos más o menos parecido y actuamos dentro de los límites de lo aceptable. Como si fuera poco, vivimos en sociedades y en culturas que nos hacen creer, a través de estímulos constantes, que un coche nuevo, una casa más grande o un trabajo mejor nos hará más felices.

Así es que vivimos escondiéndonos detrás de máscaras, acumulando objetos, coleccionando logros “llenos de nada” y sin darnos cuenta que ese camino de fuera hacia adentro es la felicidad efímera, la que únicamente acaricia al ego.

La felicidad no es lo que tenemos, ni lo que hacemos y muchísimo menos lo que aparentamos. La felicidad es un estado del Ser y es el único camino posible para llegar a ella es de adentro hacia fuera.

Ahora bien, ¿cómo hacemos para ir más allá de las historias personales, más allá de todo y de todos y comenzar a “Ser” en el sentido más estricto de la palabra? ¿Podemos trascender toda esta programación? ¿Podemos trascendernos a nosotros mismos?

Es posible y es el camino que propone la psicoterapia transpersonal (PT).

Jung, cuyas palabras citábamos al inicio, es considerado el padre de la Psicología Transpersonal y ha vertido una serie de conceptos e ideas que renovaron y vertieron luz sobre la psicología y sobre muchas otras ciencias. De alguna manera, surge como una alternativa para integrar los conocimientos de las psicologías tradicionales de occidente con la sabiduría de los grandes maestros de oriente, dándole especial importancia a las modificaciones de los estados de conciencia más allá de los límites mentales, corporales y emocionales. 

Ciertamente, se llama transpersonal porque es el estudio psicológico de las experiencias transpersonales -a través de la persona-, es decir, aquella en las que el Self -uno mismo-, se extiende más allá del individuo y llega a abarcar aspectos de la humanidad, la vida, el psiquismo y el cosmos que habitualmente son experimentados como ajenos.

La Danza Primal como técnica primordial de la PT y como medio para trascender, para Ser.

“Tenemos que salirnos de nosotros, de nuestro ruido y de nuestra agitación interior para encontrarnos; para ello, no hay mejor manera de aquietar la mente que poner el cuerpo en movimiento”. Así reflexiona Daniel Taroppio, director de la Escuela de Psicología Transpersonal-Integral (EPTI) y creador de la Danza Primal.

La Danza Primal es una metodología de trabajo corporal-energético-emocional basada en la recuperación de movimientos primales que movilizan el cuerpo con posturas, movimientos, respiraciones, gestos, sonidos, imágenes y ejercicios. Cada uno de los movimientos activan y armonizan -individual y conjuntamente-, los siete chakras del Yoga. Los chakras, por cierto, son centros desde los cuales fluye la energía vital del organismo.

Qué es y qué no es esta práctica:

La Danza Primal no es un baile. En ella no hay coreografía a seguir o pasos de baile previamente estandarizados. Su práctica sólo es una invitación a redescubrir, armonizar, integrar y liberar nuestras energías. Es un regreso a los movimientos simples, a los gestos originales, a los sonidos primigenios y al redescubrimiento de nuestro propio cuerpo como energía vibrante”.

La Danza Primal es una forma de meditación porque nos permite experimentar la no dualidad, por ejemplo, con la música. Es decir, en un momento de la práctica dejamos de sentir la música como algo ajeno a nosotros y vivenciamos que somos parte de lo mismo. Somos energía manifiesta perfecta y armoniosamente equilibrada. Desde esa expansión de la conciencia es posible adoptar verdaderas perspectivas “limpias” -sin condicionamientos ni estereotipos- sobre los problemas y sobre la vida en general.

También puede ser definida como una práctica para acceder en forma sistemática, natural y sin riesgos a estados de expansión de la conciencia. Este sistema destinado a despertar y armonizar las energías sanadoras y creativas desde un nivel molecular hasta la total trascendencia, no trata de aprender sino de recordar y reconocer lo que pertenece a la naturaleza primaria, a lo original.

La Danza Primal posibilita el despliegue de todas las cualidades naturales que tenemos, pero que en tantos casos hemos olvidado. Los diferentes programas de formación internacional que propone la Escuela de Psicología Transpersonal-Integral (EPTI) brindan una sólida y completa instrucción académica que comprende una profunda experiencia teórica, vivencial y práctica para formar agentes de crecimiento y cambio personal, institucional y social en los diferentes ámbitos del ser humano.

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