La mayoría de los líderes de gestión y los mandos intermedios en cualquier organización o empresa tienen un rol 360º. Es decir, son parte de complejos procesos técnicos y también responsables de la gestión de personas; son ellos los que asisten a reuniones de todo tipo: con superiores, pares, equipos, clientes, proveedores, etc. Agotador y desgastante, cierto. Sin embargo, hay una herramienta que puede facilitarles muchísimo no sólo la autogestión personal y profesional, sino también la gestión de los demás.
A propósito de esto, hablábamos un artículo anterior del Eneagrama de la personalidad. Describíamos también los 9 Eneatipos: perfeccionista, altruista, triunfador, individualista, observador, leal, entusiasta, justiciero y pacificador, y la presentábamos como una potente herramienta de autoconocimiento. No obstante, aunque esa es su finalidad primera, no es la única.
El Eneagrama es una herramienta versátil, certera y útil para un sinfín de profesiones y ámbitos.
En el caso de los líderes, por ejemplo, les permite hacer virtuoso su círculo de actuación. Como hemos dicho, por un lado les facilita conocerse a sí mismos: sus mecanismos internos, sus patrones de pensamiento y sus creencias básicas, sus fortalezas, talentos, ventajas, limitaciones y dificultades. Por otro, con igual certeza, les permite reconocer las distintas personalidades de la gente que les rodea; si son emocionales, racionales o más intuitivos; qué los mueve, y cuáles son sus virtudes, fortalezas y debilidades.
Intentaré ponerlo más simple. Cada líder responde a uno de los 9 Eneatipos al igual que cada uno de sus pares, superiores, socios, clientes, y los miembros de su equipo. Ahora bien, el hecho de reconocer a qué tipo de personalidad responde cada uno les da acceso a información muy valiosa. Entre otras cosas, qué pasión los rige y qué patrones utiliza para relacionarse consigo mismo y con los demás. Esto significa que el líder, además de saber de sus propias luces y sombras, puede conocer las luces y las sombras de las personas con las que interactúa cada día; entonces, podrá adecuar su comunicación, lograr un mejor entendimiento, evitar confrontaciones y generar relaciones más sólidas y sostenibles.
Veamos un ejemplo. Tenemos una reunión con el director, Eneatipo 1 –el perfeccionista- para presentarle un nuevo proyecto. Es decir, que cuando está en su esencia -en su luz- es relajado, flexible, generoso, y nos exigirá de perfección, argumentos sólidos y concreción. Pero claro, esto no siempre es así. En su patrón egoico -en su sombra- se vuelve impaciente, malhumorado, controlador, poco empático y de pensamiento dual: “blanco o negro”. Ignorar esta información podría situarnos en una situación desconcertante. Por ejemplo, puede que intentemos dar largas explicaciones o que esperemos que nuestra cortesía sea devuelta. Al conocer la herramienta, sabremos qué hacer (y que no).
Por todo esto, cuando el líder la incorpora en su quehacer profesional, su autogestión emocional, las relaciones con los demás y el clima laboral en general mejoran.
Veamos un par de ejemplos más, que entiendo que son una posibilidad para ampliar la perspectiva desde lo pequeño.
¿Cómo motivar a un empleado del tipo 7 -el entusiasta, el divertido? Veamos. Cuando está en su esencia, es una persona encantadora positiva, alegre, curiosa y gran comunicadora. Incluso será capaz de hacer reír y cambiar el humor de los que están alrededor. Para motivarse necesita “chispa”, novedad, desafío, futuro y emoción. Cuando entra en la rutina, este Eneatipo cae en su sombra o en su patrón egoico; entonces se vuelve disperso, impulsivo, hiperactivo e inmaduro; una especie de niño travieso encerrado en el cuerpo de un adulto.
Ahora bien, ¿y si el empleado fuera un Eneatipo 5 -el investigador, el observador? Su miedo mas básico es sentirse incapaz, por lo que se especializan mucho en un cosas específicas. No importa lo que le digamos sobre algo. Son ellos los que buscarán examinar y descubrir por sí mismos. No obstante, tanta seguridad es una máscara de lo que realmente sienten: inseguridad. Son introspectivos y están cómodos en su micro-mundo. Lo curioso es que la tendencia natural de un líder sería intentar integrarlo más al equipo y esto es un error. Si lo que deseamos es motivarlo, entonces debemos potenciar lo bueno que tiene. Lo ideal sería respetar su espacio y darle tareas rutinarias o de investigación y acorde, en la medida de las posibilidades, a sus conocimientos concretos.
Los ejemplos son pequeños cuando las revelaciones del Eneagrama son tantas. Por supuesto que no es algo tan simple de aprender, pero una vez el primer contacto no deja de invitarnos a descubrir más, más y más. De hecho, es probable que nos encontremos intentando deducir a qué Eneatipo pertenecen los personajes de una película o, en nuestro ámbito más íntimo, intentemos identificar a qué tipo de personalidad pertenecen los miembros de la familia. Esos son los momentos en los que la información del Eneagrama empieza a fluir de forma natural. En otras palabras, empezamos a observar/nos y entender/nos en vez de mirar/nos y juzgar/nos.