Facilitación Ecosistémica: ¿y si hacemos del mundo un lugar más vital y saludable?

Comunidades Ecoresilientes y Regenerativas.

Vayamos por partes. Todos vivimos y somos parte de comunidades. Trabajamos con personas, compartimos vecindario, actividades deportivas, movimientos sociales, políticos, etc. Es decir, en la mayoría de los casos tenemos objetivos/propósitos y una visión en común con otras personas. No obstante, una comunidad, para que realmente pueda definirse como tal necesita, además de un propósito externo -un objetivo colectivo-, debe tener un propósito interno -relaciones de confianza y cuidado mutuo-. Sin extendernos demasiado podemos decir que existe una “conciencia grupal” que es mucho más sabia que cualquier individuo y un potencial grupal que es mucho más amplio que cualquier esfuerzo individual.

Ahora bien, planteábamos en el título la posibilidad de inclinar el mundo hacia el lado más vital y saludable y este artículo tiene como objetivo mostrar brevísimamente que es posible, a través del diseño y la facilitación de experiencias de transformación colectivas que apuntan a crear sistemas y/o comunidades más integrales, trascendentes y sostenibles. ¿Cómo? Principalmente teniendo en cuenta la necesidad de elaborar un pensamiento y una acción desde un enfoque ecosistémico que incorpore la visión y el bienestar de las personas como individuos, del colectivo como un sistema vivo y de sus aportaciones a la Red de la Vida de la que son parte.

¿Ecoresilientes? ¿Regenerativas? ¿De qué hablamos?

Muchos estamos familiarizados con el término resiliencia y sabemos que se refiere a la capacidad de los individuos y grupos para afrontar una situación adversa y emprender acciones para avanzar, capitalizar el aprendizaje y salir fortalecidos/as. Por su parte, la Ecoresiliencia supone la integración transformacional continua de los procesos sociales, ecológicos, culturales y espirituales para que las personas y las comunidades manejen mejor los impactos conocidos y desconocidos de los cambios humanos y ambientales. En ambos casos se trata de un aprendizaje adaptativo basado en la adversidad -real o potencial- que entiende que los procesos son transformativos, provisionales y orientados al cambio.

Por ejemplo, uno de los principios(1) de la Ecoresiliencia sostiene que debemos reconocer a la naturaleza como nuestra guía, por ende, necesitamos conocer y alinearnos con los movimientos y patrones del mundo natural. Es decir, para seguir sobreviviendo como especie necesitamos aplacar nuestros delirios de superioridad y colocarnos en armonía con la naturaleza. Todo esto, en cierta forma, también está íntimamente relacionado a las comunidades regenerativas. Veamos un poco más.

En un artículo anterior ya nos habíamos referido al paradigma regenerativo y volvemos un poco sobre ello para entender de qué se trata una comunidad regenerativa. Herbert Girardet, co-fundador del World Future Council, una fundación que asesora sobre las políticas futuras a adoptar, señala -a nivel macro- que “tenemos que empezar a pensar qué podemos hacer no para sostener el planeta, sino para regenerarlo”. Lo cierto es hoy por hoy existe una destrucción, producto de un crecimiento exorbitado que nos deja bastante poco que sostener. Por tanto, es necesario regenerar lo que hemos deteriorado y esto supone un cambio de paradigma, un cambio en la forma de pensar y actuar.

Este enfoque regenerativo en una comunidad consiste en crear sistemas y lugares que tengan la capacidad de evolucionar hacia estados de salud y vitalidad crecientes. Son ambientes vivos y representan entornos de vida prósperos, saludables y resistentes debido a que sus sistemas ecológicos, sociales y económicos se relacionan de manera tal que elevan la vitalidad individual y colectiva.

La Espiral Colectiva. Metodología para el cambio social y la facilitación de grupos.

Esta espiral colectiva es la segunda espiral del Modelo Koru -la espiral de la transformación- que nos brinda un mapa para poder diseñar e intervenir comunidades y grupos, teniendo como foco la ecoresiliencia y la regeneración. Esto supone empezar desde la perspectiva de la conciencia de Com-Unidad.

Como señalábamos al comienzo, todos formamos parte de comunidades. En los procesos de transformación, la faciltadora o el facilitador debe tener en cuenta la red sistémica, subsistemas y relaciones, ya que es esencial tener una mirada sobre la ecología interna y externa de los individuos y colectivos. Las partes siempre están en una relación de interdependencia y abrazando un objetivo o propósito común. La sabiduría colectiva y ecológica implica el acceso a una conciencia capaz de conectar con lo que está vivo y que emerge en cada instante.

Fig 1. Espiral Colectiva, Koru Transformación.

Un gráfico siempre viene bien para ilustrar y tomar perspectiva de lo que hablamos. Por supuesto que para recorrer la espiral en profundidad necesitaríamos escribir un libro y no es el plan. No obstante, sí habláramos de la generalidad de esta experiencia que, como no podría ser de otra forma, comienza en el centro y desde La Unidad; es decir, en la confluencia de propósitos y necesidades individuales que permite que emerja la Conciencia de Com-Unidad.

La Unidad es la fuente que nos conecta con la red de la vida. La Com-Unidad es el espacio de encuentro en el plano social; es el campo unificado de conciencias que permiten que emerja el Ser Colectivo del grupo.

Ahora bien, como espacio de encuentro creativo, el comienzo nos invita a Celebrar la vida, a reunificarnos con ella, a encontrarnos a sentirnos parte de un todo mayor que nos trasciende. En este espacio de Com-Unidad el proceso de “presenciar”, como lo llama Otto Scharmer, es un recurso interesante que nos permite acceder a los estados de conciencia necesarios para iniciar una experiencia de transformación. Estar presentes significa estar atentos a nuestras experiencias internas y externas, y vivirlas desde la apertura, la aceptación, el respeto, la compasión y el no juicio.

Nos movemos en la espiral colectiva avanzando en diferentes dimensiones que posibilitan construir Comunidades Resilientes y Regenerativas.  Estas dimensiones tienen diferentes procesos y objetivos que nos posibilitan un mapa y una caja de herramientas para diseñar e intervenir.

Aquí veremos las principales dimensiones de esta espiral:

  1. Conciencia de Com-Unidad y Co-Evolución.
  2. Construcción de Comunidad y Confianza.
  3. Flujos y Comunicación.
  4. Relaciones, Empoderamiento y Liderazgo Regenerativo.
  5. Conciencia de Redes y Sistemas.
  6. Contribución de esta Comunidad al desarrollo y bienestar de las personas que la conforman.
  7. Contribución de esta Comunidad a la interdependencia en una comunidad viva y sensible.
  8. Contribución de esta Comunidad a la regeneración de la vida y a la conciencia de ser naturaleza.
  9. Preparación y organización de esta Comunidad frente a la crisis global (ambiental-social-económica- espiritual): resiliencia.

Para comenzar una transición sólida y estable hacia una comunidad ecoresiliente y regenerativa, es necesario plantear el cambio como un acto creativo y colectivo. Un acto que ha de aportar felicidad a nuestras vidas y que nos ha de llevar a descubrir nuestro ser participante, pues sólo en comunidad, sólo colaborando con otras personas es posible crear una alternativa sostenible y sólida a nuestra forma de vida actual. 

Recordemos que aprender a facilitar supone la gran libertad para crear experiencias transformadoras incorporando libre, creativa e integralmente, las pautas necesarias para llevar a las personas, grupos y comunidades por un camino de verdadera transformación.

DIFE: Diplomado Internacional de Facilitación Ecosistémica.

Diseño y Facilitación de Experiencias de Transformación.

Como hemos visto en artículos anteriores, los facilitadores son catalizadores de los procesos sociales. Para ello, tienen la misión de ayudar a ponerse de acuerdo sobre la base de la elevación del nivel de consciencia personal y grupal, pues el objetivo es movilizar no sólo para la reflexión, sino sobre todo para la acción reflexiva.

Ahora bien, para comenzar a diseñar experiencias de transformación, es clave la espiral de la consciencia. Como en el ciclo de la vida, la espiral es un símbolo que representa el proceso de crecimiento y evolución, y el movimiento por la espiral representa el movimiento de la consciencia al interactuar con los distintos dominios de la experiencia. Para ello, utilizamos el Holón, un mapa, una representación gráfica de cada proyecto/experiencia que empezaremos a diseñar al pasar por los Nodos de la Observación y de la Transformación desde los dominios del Modelo individuales: unidad, sensorial, mental, emocional y corporal; y colectivos: social y ecológico. A continuación, el grafico del Holón nos muestra rápidamente todo ello:

Ver imagen
No obstante, antes de llegar al Holón, ¿qué deberíamos preguntarnos para comenzar a diseñar una Experiencia de Transformación desde el Modelo Koru?

Por supuesto, no entraremos en grandes revelaciones, sin embargo, mencionaremos algunas de las cuestiones claves que funcionan como disparadores para ello.

1. Motivación e intención personal. Sobre todo, ¿qué está naciendo en ti con este nuevo proyecto?

2. Motivación e intención externa. ¿Qué estará naciendo en el grupo con el que estarás trabajando?

3. Comunidad/Grupo. Identificar la estructura formal e informal de tu comunidad/grupo.

4. Objetivo de la Experiencia de Transformación. Sobre todo, ¿cuál es el propósito final de esta experiencia para el facilitador, para la institución (si corresponde) y para el grupo?

A propósito de esto, los últimos alumnos egresados del DIFE, como proyecto de curso han diseñado y facilitado Experiencias de Transformación basadas en el Modelo Koru relacionadas con su ámbito de especialización. Cada uno, siguiendo las pautas anteriores para comenzar, dio paso al dibujo de su Holón, relacionando su proyecto con los ejes de la conciencia y los nodos de observación y de transformación.

A continuación, mencionamos algunas de estas experiencias para mostrar la flexibilidad y adaptación del Modelo:

  • Ámbito Turístico: “La Ruta Ancestral Coya”Álvaro Pino, desde su Hostal en la ciudad de Caldera, desarrolla Tours por la Región de Atacama, conduciendo a sus pasajeros hacia el Desierto florido, lugares de poder, encuentro con abuelos, y exploración por la riqueza patrimonial. Aplica y lleva el Modelo Koru en el diseño de las experiencias turísticas de los viajeros.
  • Ámbito Social: “Proyecto U-Connected”. La creación de un espacio en donde se puede compartir facultades, conocimiento, informaciones y productos. Jasmin Dominick es la impulsora de esta red de servicios y productos con la intención de apoyar al despliegue y el aprovechamiento del pleno potencial y la inteligencia colectiva, independientemente de nuestro estado contable. De esta forma, es posible superar cualquier idea de una pobreza ilusoria, viviendo nuestra riqueza y abundancia verdadera, al complementar nuestros dones únicos con los demás.
  • Ámbito Educativo: «Libertad Esencial»Proceso de acompañamiento a adolescentes en el Colegio Alternativo Aliwen de Valdivia con los y las estudiantes de 4º medio. Claudia Salgado, psicóloga de la institución, ha diseñado y facilitado un proyecto que ayuda a los jóvenes a incrementar su poder personal  y grupal, desde el autoconocimiento que les puede otorgar la vivencia de las dominios de la espiral. El objetivo es posibilitar que los jóvenes cuenten con herramientas para conocerse a sí mismos, que sean autónomos en la toma de sus decisiones  y que incorporen dentro de su proyecto de vida el servicio a la comunidad.

En cualquiera de los proyectos mencionados anteriormente, debemos tener en cuenta que para que una experiencia sea considerada una experiencia de transformación, debe ser percibida, valorada y sentida como positiva desde la observación de todos los dominios de la experiencia.

Es decir, debe generar bienestar trascendente, perceptivo, cognitivo, emocional, corporal, social y ecológico; debe actuar de lo individual a lo colectivo y de lo colectivo a lo individual, posibilitando la transformación de la consciencia en todos los niveles. De esta forma, es posible concebir una experiencia de transformación que al estar basada en el Modelo Koru es:

1. Integral: permite tomar consciencia de sus partes, de sus relaciones y procesos e integrarlas en un todo coherente y dinámico.

2. Sostenible: satisface las necesidades de las generaciones actuales, pero sin afectar la capacidad de las futuras; y en términos operacionales, promueve el progreso económico y social respetando los ecosistemas naturales y la calidad del medio ambiente.

3. Trascendente: es la capacidad de ir hacia niveles de mayor integración y bienestar con uno mismo, con otros y con el todo.

El objetivo final de una experiencia de transformación siempre está orientado a generar sabiduría colectiva, potenciar el bienestar de las personas y acompañar a las comunidades y grupos en la co-creación de proyectos sostenibles y regenerativos

El rol del facilitador en las experiencias de transformación.

Marian Ríos, facilitadora y co-creadora del *Modelo Koru, señala: “Los facilitadores debemos ser capaces de actuar como líderes y agentes de crecimiento personal y colectivo en todo tipo de ámbitos individuales, grupales y organizacionales. Ser generadores de sabidurías y prácticas para abordar las crisis sistémicas, desde una visión integradora de la relación de los seres humanos con su entorno”.

Ahora bien, ¿qué características tienen en común las personas que desean convertirse en facilitadores ecosistémicos? ¿Qué requisitos son necesarios para desempeñar correctamente este rol? ¿Qué campo profesional es más fértil para desarrollar este tipo de experiencias?  

Veamos. Las personas que desean convertirse en facilitadores son movidas por una profunda necesidad de toma de conciencia, de conexión con todo y con todos, de hacer lo que hacen con más responsabilidad, compromiso y sentido. Por otra parte, para desempeñar este rol el único requisito es entender que la transformación empieza por cada uno de forma personal; solo así es posible promoverla luego en terceras personas o en grupos. Por último, señalar que no hay materia, sector de la actividad, núcleo que resulte más fértil que otros para facilitar este tipo de experiencias; todas ellas lo son y cada una de sus problemáticas y proyectos también.

Para ver un poco más en detalle de lo que hablamos, resulta oportuno mencionar algunos de los diversos ámbitos y cuestiones sobre los que ya se han diseñado y aplicado efectivamente experiencias de transformación según el Modelo Koru:

  • Ámbito educativo. Por ejemplo, se ha diseñado un modelo de orientación vocacional para los adolescentes que transcurren su último año y se preparan para “salir al mundo”. También se ha diseñado un modelo para el trabajo emocional en el aula, y para mejorar la relación intergeneracional dentro de la comunidad educativa.
  • Ámbito social. Se ha aplicado el modelo para difundir conocimiento y crear conciencia en temas sociales. Por ejemplo en cuestiones vinculadas a la transexualidad, temas de género y en movimientos sociales específicos.
  • Ámbito comunitario. Múltiples han sido las experiencias de transformación diseñadas para promover eco-aldeas, eco-escuelas y eco-huertas educativas. También se han aplicado dentro de organizaciones vecinales para distintos fines.
  • Ámbito ecológico. Han sido aplicados a la promoción de huertos urbanos y a la difusión de movimientos de transición y de consciencia ecológica.
  • Ámbito organizacional. Modelos diseñados para el desarrollo del liderazgo transformador; para resolver deficiencias en la comunicación; para promover la productividad individual y colectiva, y para el desarrollo de redes de colaboración.

El Modelo Koru dota a los facilitadores de herramientas y recursos para que ellos mismos puedan utilizarlas libremente en el diseño de experiencias de transformación propias.

Efectivamente, como hemos repetido en artículos anteriores, no se trata de un Modelo rígido, estructurado o cerrado, sino todo lo contrario. El Modelo de la Espiral de la transformación Koru es una invitación a que las personas sean parte de las experiencias transformadoras desde todos sus dominios individuales: unidad, cuerpo, emoción; y colectivos: social y ecológico. ¿Para qué? Una experiencia de transformación supone focalizarse en la acción consciente para transformar la realidad. Es por esto que resulta tan importante que esas experiencias sean integrales; es decir, que actúen de lo individual a lo colectivo y de lo colectivo a lo individual, posibilitando cambios de consciencia en todos los niveles.

Aunque para que ocurra todo aquello es clave el rol del facilitador, pues es quien tiene la misión de ayudar a las personas a ponerse de acuerdo sobre la base de la elevación de ese nivel de conciencia personal y grupal, y por lo tanto, con el compromiso y la búsqueda de la solución más ecológica. Por ello, a lo largo de todo este proceso contribuye con la gestión de ideas, con la gestión emocional, de diálogos, de consensos y de disensos. Moviliza no sólo para la reflexión, sino sobre todo para la acción transformadora. Y todo esto, como hemos visto, dentro de una diversidad infinita de ámbitos y cuestiones.

El objetivo final de una experiencia de transformación siempre está orientado a generar sabiduría colectiva, potenciar el bienestar de las personas y acompañar a las comunidades y grupos en la co-creación de proyectos sostenibles y regenerativos. Es de esta forma que el Modelo Koru mantiene su génesis intacta.

*Koru es un Modelo ecopsicológico del ser humano y una metodología regenerativa para el diseño y facilitación de experiencias de transformación capaces de conducir a individuos y grupos hacia estados más integrales, trascendentes y sostenibles.

Facilitación Ecosistémica: hacia niveles más integrales y sostenibles.

“Para poder ser sostenibles tenemos que darle al planeta más de lo que utilizamos de él”. Marian Ríos, facilitadora y co-autora del Modelo Koru. 

No obstante, más allá de la necesidad de desarrollar esta conciencia que emerge de las palabras de nuestra especialista, y aunque existe una percepción generalizada de que las cosas no marchan del todo bien en el mundo, pocos hacen mucho por evitar y recuperar el daño a la tierra; muchos otros, en contraposición, no hacen nada (o casi nada). Me refiero a la cantidad de cuestiones que se expanden en el mundo sin control. Hablo de la explotación irracional de los recursos naturales, de la extinción de especies, del deterioro del medio ambiente, del calentamiento global, de la desigualdad, de la pobreza, de la corrupción, de la crisis en la salud, en la alimentación y en un sinfín de etcéteras.

Pero claro, esas son cuestiones “macro” que necesitan de acuerdos y decisiones estratégicas, políticas y económicas mundiales. Sin embargo, las grandes crisis se producen también en pequeñas escalas, a nivel “micro”, en lo cotidiano y en los distintos ámbitos y tampoco existe esa conciencia para decidirnos a resolver las cuestiones. Y en esta línea pregunto…

¿Cómo podemos exigir conciencia ecosistémica a los líderes mundiales si no la tenemos en lo individual, en lo grupal, en lo social y en lo cotidiano?

Necesitamos trabajar en la transformación hacia estados más integrales, trascendentes y sostenibles, que despierten y expandan una conciencia ecosistémica. De nada sirve que nos impongan un cuidado de la naturaleza y del planeta si pensamos que desde nuestro pequeño lugar “da igual” lo que hagamos. Somos parte de un todo más grande que necesitamos cuidar, recuperar y sanar.

A eso se refiere el término ecosistémico. De hecho, eco” proviene de la Ecopsicología; término que Joanna Macy, una de sus creadoras, define como: “La ecopsicología invita a la practica psicoterapéutica a expandir su enfoque mas allá del entorno interno, a explorar y fomenta r un desarrollo comunitario, a entrar en contacto con la tierra y la región y con la identidad ecológica. Nos invita a escuchar a la Tierra hablarnos a través de nuestro dolor y angustia y a oírnos como si estuviéramos escuchando un mensaje del universo”. Lo “sistémico”, ciertamente, supone entendernos como parte de la red de la vida en la que no tenemos jerarquía sobre nada y nada la tiene sobre nosotros.

Por todo ello, es importante desarrollar esta mirada ecosistémica en cualquier proceso de facilitación, independientemente de si estamos trabajando en un proyecto financiero en una empresa para ganar más dinero, o en un proceso escolar para mejorar la convivencia en el aula. Ahora bien…

¿A qué llamamos concretamente “facilitación”? ¿Qué significa ser un facilitador?

Un proceso de facilitación permite gestionar y transformar paradigmas, pensamientos, sentimientos, actitudes, discursos y prácticas en pro de desplegar el conjunto de capacidades y potencialidades en los seres humanos, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, para promover acciones orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas, integrándose con la naturaleza. El facilitador es quien, a partir de su trabajo de autoconocimiento, se convierte en la herramienta por excelencia que puede facilitar los procesos de cambio y transformación en individuos, grupos y colectivos.

Dicho de otra forma, el ejercicio de facilitar experiencias de transformación es el elemento común de ayudar a individuos y grupos a reconectarse consigo mismos, con los otros y con el universo; transformándose -como decíamos párrafos antes-, hacia niveles más integrales, trascendentes y sostenibles. Gandhi decía: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”. Y en tal sentido, me surge una inquietud, ¿somos capaces de imaginar la riqueza que supondría desarrollar esta conciencia ecosistémica desde pequeños?

El principal objetivo es que los participantes experimenten -en primera persona- las distintas vivencias y experiencias de transformación, para luego diseñar y facilitar las suyas propias y aplicarlas en el entorno que así lo requiera.

Todas esas vivencias están sostenidas en el Modelo de la espiral de la transformación Koru apuntan, como hemos visto en un artículo anterior, a que las personas se involucren y que sean parte de las experiencias transformadoras desde todos sus dominios individuales: unidad, sentidos, mente, cuerpo, emoción; y colectivos: social y ecológico.

Dicho esto, queda claro que no estamos frente un modelo rígido, estático e estructurado. De hecho, nada más lejos. Aprender a facilitar supone la gran libertad para crear experiencias transformadoras que respondan a las necesidades puntuales del profesional.

Es decir, tanto un coach, como un psicoterapeuta, un educador o un líder de gestión empresarial, aprenden a diseñar sus talleres, sus intervenciones o sus terapias, incorporando libre, creativa e integralmente, las pautas necesarias para llevar a las personas por un camino de verdadera transformación.

Modelo Koru. Diseño y facilitación de experiencias de transformación.

!Para que una experiencia sea considerada una experiencia de transformación debe ser percibida, valorada y sentida como positiva desde la observación de todos los dominios de la experiencia, es decir, que genere bienestar trascendente, perceptivo, cognitivo, emocional, corporal, social y ecológico”. Estas son palabras de Marian Ríos y de Claudio Pereira Salazar quienes han creado el Modelo Koru(*) de diseño y facilitación de experiencias de transformación, cuyas características principales resumiremos en este artículo.

Este modelo de diseño y facilitación de experiencias de transformación, está basado en un enfoque Ecopsicológico de exploración e investigación del movimiento en espiral de la consciencia y los procesos de transformación en el ser humano.

Antes de continuar y para entender la esencia, el alcance y el impacto de este Modelo, es interesante detenernos un momento y puntualizar en términos como Ecopsicología y la espiral del la consciencia, ya que son los ejes a través de los cuales se desarrollan estas experiencias de transformación.

La Ecopsicología nace de la unión de la Ecología con la Psicología. ¿Qué significa esto? Básicamente que cuanto más consciente es una persona, más cuidadosa se convierte de su entorno, y a mayor capacidad de valorar la naturaleza, mayor bienestar y felicidad. Efectivamente, el mundo está compuesto de seres humanos que interactúan y toman decisiones que finalmente hacen a la realidad en la que vivimos.

Uno de los precursores de este concepto, el austríaco Fritjof Capra, señalaba: “Cuando cambias la forma de ver las cosas, la forma de las cosas cambia. La verdadera ‘crisis’ no es económica ni financiera, es de percepción”. Justamente por esto, vernos como seres separados del entorno, de la naturaleza, del cosmos y no entendernos en unidad con todo ello, nos lleva a no contribuir, a mantenernos al margen. La propuesta de la ecopsicología es ayudarnos a recordar quiénes somos, observando a la naturaleza que nos rodea para entenderla como un ejemplo de que la vida está en un constante flujo; a dejarnos tocar por ella, a entender su equilibrio y a no intentar controlarla.

Y en esa experiencia de transformación que nos lleva a visualizarnos y a entendernos como parte de todo, es clave la espiral de la consciencia. Como en el ciclo de la vida, la espiral es un símbolo que representa el proceso de crecimiento y evolución. Representa el proceso de volver al mismo punto una y otra vez, pero en un nivel diferente, de modo que todo se ve desde otra perspectiva. Dicho de otra forma, el movimiento por la espiral representa el movimiento de la consciencia al interactuar con los distintos dominios de la naturaleza. 

¿Cuáles son esos dominios? El Modelo Koru trabaja basado en siete dominios de observación/transformación en que se expresa la naturaleza humana y que funcionan como un mapa de ruta para el diseño de experiencias de transformación. Esos dominios son:

A nivel individual o del Ser Humano:
  • Dominio de la Unidad.
  • Dominio de los Sentidos.
  • Dominio de la Mente.
  • Dominio de las Emociones.
  • Dominio del Cuerpo.
A nivel colectivo:
  • Dominio Social.
  • Dominio Ecológico.

(Ver gráfica)

El método tiene una fase de diseño y una fase de facilitación. En la fase de diseño se construye el mapa por el que vamos a transitar durante la experiencia de transformación. La consciencia de una experiencia la ubicamos en el  punto “0”, que corresponde al dominio de la unidad, que es donde emerge la “consciencia de sí”. 

El movimiento en espiral es la guía del método y representa el movimiento de la consciencia por los distintos dominios de la experiencia. En la gráfica expuesta a continuación, el holón que va a representar el proyecto en particular con el que vamos a trabajar y los 10 nodos son posiciones/perspectivas desde donde podemos observar y transformar distintos aspectos de la experiencia -individual o colectiva- en función del desafío o propósito. Nos movemos desde la presencia, para lograr momentos de desidentificación con el ego, como estado de conciencia que facilita abrirnos a muchas voces y posiciones perceptuales, desde donde contemplar, diseñar rutas y  generar acciones en coherencia con el movimiento en espiral de nuestra existencia. (Ver gráfica)

¿Cuáles pueden ser los desafíos o propósitos a trabajar con este método?

La gráfica de la espiral puede trabajar con sueños, proyectos, desafíos, realidades particulares, situaciones de conflicto, etc., y es aplicable en una amplia diversidad de áreas; por ejemplo para diseñar y facilitar experiencias educativas, sociales y o terapéuticas. Por todo ello, es un programa de especialización para facilitadores, psicólogos, coaches, educadores y líderes. El propósito principal del método es facilitar en las personas y colectivos la transformación hacia estados más integrales, trascendentes y sostenibles.

(*)Koru. Un símbolo de la cultura maorí, población nativa de Nueva Zelanda. Tiene forma espiral porque representa  a la nueva fronda del helecho que, una vez desplegada, formará una nueva hoja. La forma circular del koru ayuda a transmitir la idea de movimiento perpetuo, mientras que el enrollamiento interno sugiere un retorno al punto de origen.

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