Tras siglos de evolución, muchos de nosotros seguimos pensando que es el cerebro quién mueve los hilos de nuestras acciones, decisiones y emociones; sin embargo, ¿puede el cerebro mantenerse al margen de lo que pasa en nuestro cuerpo? La respuesta es no. Los latidos del corazón, además de bombear la sangre al resto del organismo, representan un factor determinante en la comunicación neuro-cardíaca.
Esto significa que cuando estamos sometidos a estados elevados de estrés o de ansiedad, el corazón manda señales al cerebro y este las interpreta como amenaza. Como consecuencia, el corazón late de una forma rápida e irregular originando un caos bioquímico o una incoherencia cardíaca que llega al cerebro y genera falta de concentración, aumento de irritabilidad y disminución del rendimiento cognitivo.
Una investigación realizada por el Instituto HearthMarth muestra que el corazón envía más información al cerebro de la que recibe; además sugiere una correlación entre la toma de decisiones inteligentes y el grado de coherencia cardíaca. Es decir, las 40.000 neuronas que tenemos en el corazón procesan información, toman decisiones de manera inconsciente y envían mensajes al cerebro para que las ejecute de forma consciente.
¿Cómo ponemos “en forma” el corazón?
Antes que nada, mencionar que la Coherencia Cardíaca (CC) surge cuando el corazón y el cerebro trabajan en la misma frecuencia, se sincronizan y hay un ritmo armonioso. Si queremos aumentar los niveles de CC podemos crear pequeños y nuevos hábitos simples de implementar en nuestro día a día relacionados con el ejercicio físico, la alimentación, la inteligencia relacional y el detox digital, entre otros.
No obstante, la técnica más utilizada para entrenarla es la respiración centrada en el corazón. Si centramos nuestra atención durante 5 minutos en nuestro patrón respiratorio y regulamos la respiración conseguiremos un equilibrio del sistema nervioso simpático y el parasimpático, haciendo que los niveles de CC aumenten y la energía se distribuya homogéneamente por el cuerpo.
Cambios corporales cuando se incrementa la Coherencia Cardíaca:
- Fortalece el sistema inmunitario.
- Disminuye los niveles de cortisol (hormona del estrés).
- Aumenta la hormona de la juventud (DHEA).
- Regula la tensión arterial.
- Aumenta el equilibrio del sistema nervioso autónomo.
- Aumenta el rendimiento cognitivo.
- Ayuda a liberar y a canalizar emociones.
Esos cambios corporales, a su vez, provocan:
- Reducción del estrés y de la ansiedad.
- Mejora el descanso y el ciclo del sueño.
- Más atención, memoria y creatividad.
- Mayor vitalidad y energía.
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La demanda para invertir en políticas de bienestar laboral ha crecido y, por tanto, también la oferta. Por ello, definir qué Programa implantar debe ser un proceso estricto, aunque igual de amigable y transparente. Angle Salud en particular, promueve el autocuidado y la creación de hábitos saludables en las personas e incrementa los niveles de CC que ayudan a reducir el estrés y la fatiga mental y mejoran sustancialmente los índices de satisfacción, compromiso y motivación.
Un Programa Integral diseñado por Leader Angle, con base neurocientífica y aplicado por expertos que tiene un impacto positivo y medible en personas y organizaciones.