Constelaciones familiares: relaciones entre padres e hijos.

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Constelaciones familiares.

Relaciones entre padres e hijos.
Si algo duele, algo tengo que aprender.

Cuando las relaciones entre padres e hijos entran en dificultades, suelen convertirse en obsesivas. Aunque estemos cocinando, trabajando, escuchando música o tomando un baño relajante en un SPA, consciente e inconscientemente nuestras energías y nuestra atención están atrapadas en el dolor por lo que nos ocurre y en su pesada carga emocional. Sufrimos, aunque no entendemos por qué. Es difícil comprender y ser objetivos si estamos presos en nuestra propia cárcel. Pero hoy podemos salir de ella y focalizarnos en la solución. 

Las Constelaciones Familiares ayudan a los padres e hijos a salir del pozo emocional de sus relaciones difíciles y a focalizarse en la solución.

A medida que vivimos, experimentamos una serie de hechos que nos impactan emocionalmente en mayor o menor medida. Para sobrevivir al momento en que se producen los hechos dolorosos, rechazamos las emociones que nos producen, las reprimimos y las guardamos en nuestro inconsciente. Así, pues, a medida que vivimos, vamos llenando nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas que, por serlo, comportan una cierta energía singular que emite y capta ciertas ondas, que nos permite sintonizar con unas ondas electromagnéticas muy precisas de ciertas personas, y no con otras.

Cuando vivenciamos en el presente algún hecho que resuena con algo doloroso que sucedió tiempo atrás, aquello memorizado en nuestro inconsciente sintoniza y salta al momento presente con una fuerza arrolladora y desconcertante. Esto hace que vivamos un presente condicionado inconscientemente por las memorias de nuestro pasado, y que no comprendamos algunas reacciones de nuestro propio comportamiento, ni las de los demás.

Si bien nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias dolorosas y vivas que poseemos del mismo en nuestro inconsciente, eso ya no tiene por qué ser así. Hoy podemos mejorar nuestro presente continuo cambiando conveniente, humana y amorosamente nuestras propias memorias y programas, como hacemos de una forma técnica y fría con los ordenadores.

Las Constelaciones Familiares ayudan a soltar o modificar estas memorias y programas inadecuados, buscando y encontrando el conflicto programante inicial, y desactivando su influencia, reconciliando y poniendo orden en el Sistema Familiar. Cuando eso sucede, el amor, la energía y la información entre los miembros del Sistema Familiar fluyen, sin atascos ni tapones, y esa ligereza y bienestar llega a la persona que ha tenido el impulso de constelar su caso.

¿Cuáles pueden ser las causas de unas relaciones difíciles entre padres e hijos?

Cuando las relaciones entre padres e hijos se hacen difíciles, la tendencia es mirar al otro como su causante. Los padres no suelen darse cuenta que ellos canalizan hacia sus hijos el agua que les viene de sus respectivas cumbres nevadas, que ellos les encauzan las memorias emocionales y su energía específica asociada, que les vienen de atrás, de sus respectivos sistemas familiares: abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y antepasados diversos. Y esas memorias y su consiguiente energía, que tanto el padre como la madre heredan inconscientemente de sus respectivos padres y las pasan y reparten inconsciente e irregularmente entre sus diversos hijos, están sutilmente condicionadas y embadurnadas por lo doloroso que ha sucedido y no se ha resuelto en su respectivo Sistema Familiar.

Las memorias y energías que cada uno lleva encima en cada momento pueden venir también de otras fuentes distintas del Sistema Familiar, como son los hechos dolorosos y traumáticos vividos en vida por padres e hijos, aunque a veces descubrimos que éstos son una pura consecuencia de las anteriores, como ocurre con ciertos hechos que se repiten a lo largo de varias generaciones al llegar a ciertas fechas, aniversarios, etc.

Todas esas memorias y energías que nos resultan tan pesadas, están ahí, en nosotros, esperando a que las liberemos. Si no lo conseguimos, pasan a nuestros hijos, y si no, a los hijos de nuestros hijos, hasta encontrar a alguien que sufriendo los efectos del atasco, diga ¡Basta!, y decida hacer algo al respecto. Hacer eso hoy es posible. Pertenecemos a la segunda generación de la historia que puede hacerlo, porque ahora sabemos cómo hacerlo. Y cuando lo conseguimos, cuando logramos eliminar el tapón emocional en nuestro sistema de cañerías, el agua, las energías y las informaciones fluyen a través de ellas, las relaciones entre los miembros del Sistema Familiar se normalizan y el alivio es grande, como el que se siente al llegar a un oasis después de una larga travesía por el desierto.

¿Qué memorias de hechos dolorosos ocurridos pueden intervenir y afectar a las relaciones entre padres e hijos?

Sin pretender ser exhaustivo, enumero varias posibles:

  • El haber vivido experiencias traumáticas en vida, como accidentes, enfermedades graves, prisión, adicciones, exclusiones, acoso laboral, abusos sexuales, violación, incesto, abortos, violencia en casa entre padre y madre, madre o padre no disponible o inexistente, adopción difícil, ruinas, luchas fratricidas, herencias destructivas, etc.
  • Lejos de haber crecido bajo un patrón de apego seguro e íntimo con sus cuidadores, haber vivido los primeros meses de vida bajo un apego inseguro evitativo, ambivalente o desorganizado, muerte prematura de padre o madre, haber sufrido abandono.
  • La calidad del nacimiento. No es lo mismo salir bien (tener éxito) después de un gran esfuerzo, que tirar la toalla porque el cordón umbilical alrededor de mi cuello me ahoga y luego un alma profesional y bendita me salva, o ser extraído con fórceps o por cesárea. La memoria específica que quedó impresa en mí a causa de la manera especial y única de cómo nací, ha contribuido a modelar mi carácter personal y único. Por ejemplo, mi memoria de que después de un esfuerzo viene el éxito me lleva a un comportamiento en la vida distinto del de una memoria de que llego al éxito sin esfuerzo.
  • La calidad del embarazo. El embrión en desarrollo lo capta todo, tanto la paz y la ilusión de la madre por llevarlo, esperarlo y amarlo, cuando sus progenitores se festejan, como el miedo y el desengaño de la madre cuando la relación de pareja no funciona, con discusiones verbales, violencias e incluso agresiones.
  • La calidad de la fecundación. No es lo mismo proceder de la fecundación resultante de un proceso amoroso entre mis padres que me desean, que ser el resultado de una violación.
  • Las cargas emocionales que cada miembro lleva por herencia de asuntos dolorosos inconscientes no resueltos por algunos de sus antepasados. Como hijo, una parte de estas memorias procede del Sistema Familiar de mi madre y la otra del Sistema Familiar de mi padre. A veces toman la forma de anhelos y necesidades insatisfechas con el padre o la madre, lealtades ciegas, mandatos velados, patrones encriptados, creencias limitantes, hechos repetitivos intensos o esenciales no dichos, secretos, conflictos, etc.

Su variedad es infinita y su intensidad muy diversa. Por eso no hay dos seres humanos iguales, y cada uno hace lo mejor que puede con lo que lleva en su mochila, por muy aberrante que parezca lo que hace. Si pudiera hacerlo mejor, lo haría.

Ante lo dicho, podemos estremecernos ante tal complejidad y pensar que poco se puede hacer al respecto. Pero es una creencia errónea. Ya se está haciendo y consiguiendo mucho.

Constelaciones familiares para vaciar la mochila de cargas emocionales dolorosas, fluir y disfrutar de una vida plena.

Las Constelaciones Familiares ayudan a:

  • Crear un ambiente adecuado, protegido y confidencial.
  • Cambiar de perspectiva, ampliar el campo de visión y mirar de forma más penetrante.
  • Rastrear las posibles causas.
  • Comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o eliminar memorias inadecuadas y añadir las que faltan.
  • Activar procesos que desatascan, ordenan, equilibran, clarifican, reconcilian, pacifican.
  • Crear un terreno fértil en el que pueda germinar una solución.
  • Comprender lo que lo racional no alcanza a entender.
  • Mejorar la situación de la persona que ha constelado y la de su Sistema Familiar.

Las Constelaciones Familiares son tecnología de alta precisión humana. Al dar en la diana, con muy poco se consigue mucho, al localizar y quitar el grano de arena que bloqueaba un engranaje, toda la máquina humana se pone en marcha.

Paradójicamente, las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas.

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